Moverse más podría reducir el riesgo de demencia hasta en un 69%

Según destacó Good Housekeeping, una investigación reciente demuestra que incrementar la actividad física, incluso en niveles bajos, puede disminuir el deterioro cognitivo y favorecer el bienestar mental

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Incrementar la actividad física puede
Incrementar la actividad física puede reducir el riesgo de demencia hasta en un 69 %, según investigaciones recientes (Imagen Ilustrativa Infobae)

La actividad física se destaca como un pilar fundamental para la salud del cerebro, desempeñando un papel crucial en la función cognitiva y en la prevención de enfermedades como la demencia, según Good Housekeeping.

Esta condición, que afecta la memoria y otras funciones cognitivas, se impone como un desafío significativo en la salud pública moderna. A menudo, se piensa que combatirla requiere cambios drásticos en el estilo de vida, pero recientes análisis abren la puerta a estrategias más accesibles.

Integrar una dieta mediterránea, realizar ejercicios cognitivos y manejar el estrés son recomendaciones ampliamente aceptadas. Sin embargo, un nuevo enfoque simplificado sugiere que mover el cuerpo tan solo cinco minutos al día también puede ser beneficioso. Este pequeño ajuste no solo resulta accesible, sino que se propone como un complemento eficaz a las prácticas más complejas para fortalecer la salud cognitiva.

Investigación de la Universidad Johns Hopkins

Desde la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, emerge una investigación reveladora: un marco semanal de apenas 35 minutos de ejercicio tiene el potencial de disminuir el riesgo de demencia en un sorprendente 41 % durante los siguientes cuatro años. Este descubrimiento es especialmente alentador para aquellos que no acostumbran a realizar esfuerzos físicos considerables.

Los hallazgos detallan que quienes incrementan su rutina de ejercicio obtienen beneficios incrementales en la reducción del riesgo de demencia. De un conjunto diversificado de 90.000 adultos, aquellos que se movieron entre 25 y 60 minutos por semana notaron una reducción del 60 % en el riesgo.

Moverse cinco minutos al día
Moverse cinco minutos al día es una estrategia sencilla para prevenir el deterioro cognitivo y mejorar la salud cerebral (Imagen Ilustrativa Infobae)

Más notable aún, los participantes que se ejercitaron entre 70 y 130 minutos a la semana reportaron un decremento del 63 %, y aquellos que alcanzaron los 140 minutos o más lograron una reducción apenas superior al 69 %. Según Amal Wanigatunga, investigadora principal, se buscó enfatizar que todo movimiento adicional cuenta para la salud cerebral.

Síntomas de la demencia

De acuerdo con Mayo Clinic, la demencia se manifiesta con un deterioro progresivo de funciones cognitivas esenciales, interfiriendo gravemente en las actividades cotidianas. La pérdida de memoria se sitúa como uno de los indicadores más evidentes, acompañada de dificultades en la comunicación, tales como problemas para encontrar palabras adecuadas.

Asimismo, las alteraciones en las habilidades visuales y espaciales pueden llevar a pérdidas frecuentes. Otros síntomas notables incluyen la dificultad para resolver problemas complejos, mala planificación y organización, y una falta de coordinación en los movimientos.

La demencia afecta memoria, comunicación
La demencia afecta memoria, comunicación y habilidades espaciales, además de generar confusión y cambios emocionales (Imagen Ilustrativa Infobae)

Cambios en el comportamiento emocional, como confusión, agitación, actuación inapropiada o paranoia, también son comunes, resaltando la necesidad de un diagnóstico temprano y estrategias de manejo efectivas.

Efectos del ejercicio en la reducción del riesgo

Diversas investigaciones han destacado el papel del ejercicio físico en la mejora de la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para crear y reforzar conexiones neuronales, crucial para la salud cognitiva.

Según se ha evidenciado, el flujo sanguíneo cerebral mejora notablemente con la actividad física regular, favoreciendo la neurogénesis y aumentando el volumen del cerebro. Amal Wanigatunga subraya que estas prácticas no solo representan una barrera contra el deterioro cognitivo, sino que son parte integral de un plan preventivo contra la demencia.

Al fomentar estas intrincadas conexiones, el cerebro se mantiene más ágil y resistente a los efectos degenerativos propios del envejecimiento.

Tipos de actividades recomendadas

La buena noticia radica en la flexibilidad que ofrece el ejercicio como herramienta preventiva. Amal Wanigatunga, a partir de su estudio, enfatiza que cualquier actividad que eleve la frecuencia cardíaca y que sea disfrutable puede ser beneficiosa.

La investigación abarcó un monitoreo exhaustivo de actividades, revelando que incluso las prácticas cotidianas, siempre que presenten una intensidad moderada a vigorosa, contribuyen eficazmente a reducir el riesgo de demencia.

Ejemplos cotidianos como subir escaleras, paseos ligeros o cualquier movimiento adicional al ejercicio estructurado convencional aportan beneficios críticos para la salud cerebral, especialmente cuando se incorporan de manera constante en la rutina diaria.

Actividades físicas cotidianas, como paseos
Actividades físicas cotidianas, como paseos ligeros, contribuyen al equilibrio emocional y reducen la ansiedad y depresión (Imagen ilustrativa Infobae)

Además de los efectos prevenidos en la demencia, el ejercicio aporta una serie de ventajas cognitivas que van más allá de la memoria y el razonamiento. Informes del CDC resaltaron que la actividad física mejora funciones asociadas con el pensamiento, la solución de problemas y el equilibrio emocional, elementos cruciales para combatir la depresión y la ansiedad.

Curiosamente, el ejercicio también impacta positivamente la audición, un factor muchas veces pasado por alto pero relevante, ya que trastornos auditivos pueden elevar el riesgo de demencia en edades maduras.

El ejercicio regular, a través del fortalecimiento de conexiones neuronales, no solo protege la audición, sino que mejora la comprehensión auditiva en contextos complejos, reforzando el bienestar cognitivo y social a largo plazo.