El impacto psicológico del dolor crónico: un problema invisible para la sociedad

El sufrimiento persistente tiene repercusiones devastadoras en el bienestar mental, afectando la autoestima y las relaciones familiares, según varios expertos consultados por la revista Hola

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El dolor crónico afecta a
El dolor crónico afecta a millones en el mundo y altera tanto la vida física como emocional de los pacientes (Imagen Ilustrativa Infobae)

El dolor crónico es una de las condiciones más desafiantes que afectan a millones de personas en todo el mundo. A diferencia del dolor agudo, que tiene una causa evidente y se alivia con tratamiento, este persiste de forma constante, alterando todos los aspectos de la vida del paciente.

La sociedad no reconoce su impacto más allá del sufrimiento físico, pero el dolor prolongado tiene efectos devastadores sobre la salud mental, la identidad personal y la capacidad de los afectados para interactuar con el mundo.

El dolor crónico transforma la vida de quienes lo sufren, hasta el punto de que muchos pacientes ya no recuerdan lo que es vivir sin él. Este malestar constante condiciona todas las actividades diarias, desde el trabajo hasta las interacciones sociales.

Según el Dr. Fernando Domingo, especialista en Medicina del Dolor consultado por la revista Hola, el dolor crónico no solo es un síntoma físico, sino que también afecta profundamente el estado emocional de la persona, afectando su familia, su productividad y su calidad de vida. Este impacto es aún mayor cuando se desarrolla un círculo vicioso, en el que el dolor incrementa la ansiedad y la depresión, lo que a su vez intensifica la percepción del dolor.

El círculo vicioso del dolor y las emociones

Cuando el dolor se cronifica, los pacientes no solo enfrentan un malestar físico, sino también trastornos emocionales como ansiedad y depresión. “El dolor crónico genera un deterioro en el estado de ánimo, alterando el sueño y llevando a las personas a aislarse socialmente, lo que impacta negativamente en su autoestima y en sus relaciones familiares”, señaló el Dr. Domingo.

Este aislamiento, junto con la incapacidad para realizar actividades cotidianas, contribuye a un sufrimiento emocional considerable.

La ansiedad y la depresión
La ansiedad y la depresión incrementan la percepción del dolor crónico, creando un círculo vicioso difícil de romper (Freepik)

Por eso, las Unidades de Dolor, que se encargan de tratar estos casos, recomiendan un enfoque integral que combine tratamiento médico con apoyo psicológico. “Es fundamental que los pacientes con dolor crónico reciban también atención psicológica. Terapias como la cognitivo-conductual ayudan a reducir la ansiedad y la depresión, modulando la percepción del dolor”, explicó el Dr. Domingo.

Este enfoque multidisciplinario mejora los resultados del tratamiento, ya que aborda tanto los aspectos físicos como emocionales del dolor.

La importancia del apoyo psicológico

El psicólogo Cristian Castellano Mengual, experto en el tratamiento de pacientes con dolor crónico también consultado por Hola, explicó que es común que quienes padecen esta condición también sufran trastornos emocionales, como la ansiedad y la depresión, lo que agrava la situación. “El dolor crónico tiene una gran implicación emocional, ya que genera un sufrimiento continuo que afecta la salud mental. Muchos pacientes desarrollan comportamientos de evitación y limitan sus actividades diarias, lo que refuerza la sensación de impotencia y desesperanza”, dijo Castellano.

Las Unidades de Dolor recomiendan
Las Unidades de Dolor recomiendan un enfoque integral combinando tratamiento médico y apoyo psicológico (Imagen Ilustrativa Infobae)

A través de la psicoterapia, los pacientes pueden aprender a gestionar el estrés y las emociones asociadas con el dolor. Las técnicas de relajación, manejo del estrés y entrenamiento en afrontamiento son cruciales para que las personas con dolor crónico puedan reducir su malestar emocional y mejorar su calidad de vida.

El cerebro y el dolor crónico

El dolor crónico también tiene efectos notables sobre el cerebro. Según el Dr. Domingo, la exposición constante al dolor provoca una mayor sensibilización de las vías nerviosas encargadas de percibirlo, lo que resulta en una mayor intensidad del malestar. Este fenómeno se debe a la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar a lo largo del tiempo.

El psicólogo Castellano también subrayó que las emociones juegan un papel fundamental en la percepción del dolor. La ansiedad, el estrés y el miedo pueden aumentar la intensidad del dolor, reduciendo el umbral de percepción. “Cuando una persona está en un estado de ansiedad o miedo, el cerebro interpreta que debe protegerse, lo que genera una mayor respuesta de dolor”, explicó.

El daño psicológico del dolor
El daño psicológico del dolor crónico trasciende lo físico, afectando identidad, relaciones y bienestar personal (Imagen Ilustrativa Infobae)

Una de las áreas más afectadas por el dolor crónico es la vida social y laboral de los pacientes. La incapacidad para realizar tareas cotidianas puede llevar al aislamiento social, ya que muchos pacientes evitan actividades que antes eran parte de su rutina.

Este aislamiento puede ser especialmente dañino, ya que las personas con dolor crónico a menudo se sienten incomprendidas o solas. La intervención psicológica puede ser crucial para ayudar a estos pacientes a recuperar su autoestima, mejorar sus habilidades sociales y reducir el sentimiento de aislamiento.

El dolor crónico es mucho más que una experiencia física. Su impacto psicológico puede ser profundo, alterando la identidad, las relaciones y la calidad de vida de los pacientes. Abordar esta condición de manera integral, considerando tanto el aspecto físico como el emocional, es esencial para mejorar los resultados terapéuticos y permitir que los pacientes lleven una vida más plena y menos condicionada por el sufrimiento.