
El descanso nocturno no solo depende de un colchón adecuado, sino también de un elemento que a menudo pasa desapercibido: la almohada. La calidad de este accesorio puede marcar la diferencia entre una noche de sueño reparador y una plagada de incomodidad. Expertos en sueño destacaron en un informe publicado por The Washington Post, que una almohada apropiada mejora la calidad del descanso, y también contribuye a mantener una alineación saludable de la cabeza, el cuello y la columna vertebral.
Michael Breus, especialista en sueño y fundador de SleepDoctor, explicó al medio que “la almohada es como una cama para tu cabeza”. Sin embargo, señaló que muchas personas no le dan la importancia que merece. “El sueño es una actividad performativa y el equipo importa para el rendimiento. Las almohadas son una compra importante”, afirmó.
Seleccionar una almohada no es una tarea sencilla, ya que no existe un modelo universal que funcione para todos. Factores como la posición al dormir, la firmeza y el grosor de la almohada, así como las preferencias personales, son determinantes para encontrar la opción ideal. Sumado a que existen almohadas diseñadas para abordar problemas específicos de salud.
La tecnología en almohadas evolucionó significativamente durante los últimos años. Mientras que antes las opciones se limitaban a rellenos de plumas, algodón o plumón; actualmente es posible encontrar alternativas como espuma viscoelástica, látex, fibras sintéticas o incluso cáscaras de trigo sarraceno. Sean Wilging, fisioterapeuta del Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos), señaló que puede ser necesario probar varias opciones antes de encontrar la almohada ideal.

Cómo identificar la mejor almohada
De acuerdo con los expertos, el primer paso para elegir una almohada es determinar si se prefiere una sensación más suave o más firme. Las almohadas con relleno de plumón, plumas o algodón suelen ser más blandas, mientras que las de espuma viscoelástica y látex tienden a ser más rígidas. También se encuentra la opción de las almohadas de cáscaras de trigo sarraceno que ofrecen una textura granulada.
La posición inicial al dormir también juega un papel crucial en esta elección. Según Breus, quienes duermen de costado necesitan una almohada más gruesa y firme que mantenga la nariz alineada con el esternón. Para aquellos que duermen boca arriba, una almohada de grosor medio puede ayudar a mantener la columna en una posición saludable. Mientras que quienes duermen boca abajo, una postura que no se recomienda debido a la tensión que genera en el cuello y la columna, deberían optar por una almohada de baja altura para minimizar el impacto.
Almohadas para necesidades específicas de salud
Algunas almohadas están diseñadas para abordar problemas de salud concretos. Por ejemplo, las almohadas cervicales, que cuentan con un hueco en el centro, pueden aliviar el dolor crónico de cuello al proporcionar soporte adicional. “No se puede alcanzar un sueño profundo si el cuello está con dolencias”, explicó Breus.
Para quienes sufren de dolor lumbar, las almohadas compactas que se colocan entre las rodillas pueden reducir la presión en las caderas y las piernas. Sudha Tallavajhula, especialista en medicina del sueño de UTHealth Houston, sostiene que estas almohadas también son útiles para minimizar la curvatura de la parte baja de la espalda.
En el caso de las mujeres embarazadas, las almohadas de embarazo (con forma de C o U) ofrecen soporte integral al cuerpo y ayudan a reducir la presión en las rodillas y la columna. Además, para quienes tienden a experimentar calor durante la noche, las almohadas con relleno de plumas o materiales sintéticos suelen ser más frescas, mientras que las de espuma tienden a retener más calor.

¿Cuándo se deben reemplazar las almohadas?
Para los especialistas, una almohada debe ser reemplazada cuando ya no proporciona el soporte necesario para mantener la cabeza y el cuello alineados. Si la almohada presenta deformaciones, grumos, olores desagradables o si el usuario cambiado su postura al dormir, es hora de buscar una nueva.
Según Michael Breus, las compuestas por plumón o relleno natural suelen durar entre 18 y 24 meses, mientras que las de espuma viscoelástica pueden mantenerse en buen estado hasta por tres años. “La integridad estructural se degrada rápidamente”, indicó.
“Duermes todas las noches durante horas. La almohada es una compra importante y un pequeño detalle que puede marcar una gran diferencia en la calidad del sueño y en cómo te sientes al día siguiente”, concluyó el especialista.
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