
Todos tenemos días en los que nos sentimos completamente agotados. El trabajo, las responsabilidades y las exigencias cotidianas nos llevan al límite de nuestras energías. Y aunque es fácil culpar a estas cuestiones, si sentir un cansancio extremo a diario es la norma, hay que prestar atención.
Tal vez nuestras conductas, hábitos de vida y falta de descanso puedan ser las causas de ese estado crónico que afecta nuestra calidad de vida.
La doctora Estefanía Belén Mondin, médica del Servicio de Psiquiatría del Hospital Italiano y magister especialista en Psiquiatría, (MN 14051) explicó a Infobae que las causas de agotamiento pueden ser físicas y psicológicas.
“Tanto la inadecuada alimentación como la falta de descanso pueden generar cansancio o agotamiento, pero también cuestiones como el estrés, preocupaciones o alteraciones anímicas pueden provocar sensaciones de fatiga, cansancio y falta de energía”, señaló.

Y sumó: “Asimismo, no debemos olvidar que afecciones médicas/orgánicas pueden generar anemia, debilidad física y cansancio, para lo cual es importante tener los controles médicos al día”.
En cuanto a los factores psicológicos, “el estrés, la ansiedad o la depresión generan, consecuentemente, la pérdida de energía, de interés y de disfrute por las actividades, generando una sensación de aburrimiento y cansancio”, dijo la doctora.
Y completó: “Existe una relación entre la emocionalidad y el agotamiento mental ya que las exigencias de la vida diaria, la carga excesiva de tareas cotidianas dentro del hogar como en el área laboral, influyen en nuestro bienestar y probablemente generen ansiedad, problemas de concentración, alteración de nuestro estado anímico o incluso enfermar físicamente”.

También, mucha gente se siente agotada porque, ya sea por dormir poco o mal, se levanta cansada, lo cual repercute no solo en su ánimo y productividad sino también en su salud.
La doctora Silvana Malnis, neumonóloga y médica del Laboratorio de Sueño del Hospital Alemán, explicó a Infobae que la somnolencia excesiva diurna (SED) es un síntoma, el cual se define como la dificultad para mantenerse despierto y alerta durante el día, en actividades que requieren de atención como conducir, estudiar, manejar autos o máquinas y trabajar. Y ocurre luego de un descanso nocturno, que podría ser catalogado como ‘adecuado’”.
La doctora Malnis afirmó que el motivo más frecuente de la somnolencia diurna es la privación crónica de sueño, “es decir, dormir menos de lo requerido por nuestro sistema fisiológico. Puede ser debido a mal hábito de sueño, turnos laborales, estudio, etc.”, señaló.

La doctora Malnis explicó que las consecuencias de la SED se ven durante el día, cuando disminuyen los reflejos, la atención, la discriminación y la toma de decisiones.
Y sumó: “Por el trastorno metabólico asociado al SED, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, psiquiátricas, obesidad, diabetes tipo 2 y deterioro cognitivo a largo plazo. También afecta la calidad de vida e interacción social”, afirmó.
En cuanto al tratamiento, la doctora Malnis recomendó “la higiene del sueño, con mejoría en la calidad de alimentos ingeridos, suplementos, reducción de alcohol y sedantes y el tratamiento específico de cada patología”.
5 hábitos que consumen energía

1.Multitarea o multitasking. Realizar varias tareas al mismo tiempo exige un esfuerzo adicional al cerebro, lo que reduce la concentración, aumenta los errores y eleva el nivel de estrés. Este hábito afecta la productividad, genera mayor cansancio y puede afectar la memoria.
La doctora María Teresa Calabrese, endocrinóloga, psiquiatra y psicoanalista especializada en enfermedades psicosomáticas, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), sostuvo anteriormente en Infobae: “El multitasking no existe, ya que nuestro cerebro está capacitado para prestar atención a una cosa a la vez; sí podemos hacer varias tareas al mismo tiempo, pero no de la misma manera que si nos focalizamos en una sola cosa. En ese caso, no tenemos la concentración al ciento por ciento en la actividad”.
En cambio, enfocarse en una sola actividad y hacer pausas periódicas favorece la relajación y un funcionamiento mental más eficiente y sostenido.
2.La procrastinación. Genera fatiga mental al mantener activas preocupaciones sobre tareas pendientes, lo que incrementa el estrés y el agotamiento.

Recientemente, en Infobae la doctora Lucía Crivelli, jefa de Neuropsicología en Adultos de Fleni y doctora en Psicología con orientación en Neurociencia Cognitiva Aplicada recomendó: “Soltar la idea de alcanzar la perfección puede disminuir la procrastinación significativamente, lo cual permite un manejo de las tareas más eficiente”.
Otra estrategia es dividir las tareas en partes más pequeñas y asignar momentos específicos para iniciarlas, aunque sea por pocos minutos. Organizar el tiempo y reducir distracciones permite avanzar sin sentirse abrumado.
3. Complacer a los demás. Priorizar constantemente las necesidades ajenas por encima de las propias puede generar agotamiento emocional y afectar la autoestima. Por eso, según los expertos, es clave establecer límites claros y actuar desde la voluntad personal, no desde el temor al rechazo, para preservar el equilibrio mental. También es importante delimitar el trabajo.

4.Acumular desorden. No solo afecta el entorno físico, sino que también sobrecarga la mente. Fomentar un entorno organizado proporciona a nuestro cerebro las condiciones óptimas para funcionar de manera eficiente, mayor concentración y promover nuestro bienestar general.
5. La rumiación. Centrarse de forma repetitiva en el miedo o la preocupación puede encerrar la mente en un ciclo difícil de romper, lo que incrementa la ansiedad y agota los recursos mentales. Identificar señales de rumiación, como repetir pensamientos o anticipar escenarios negativos, es clave para interrumpir ese patrón. También pueden ayudar el mindfulness y hacer terapia.
Cómo recuperar la energía

La doctora Mondin afirmó que para salir del cansancio es vital organizarse en una rutina saludable en cuanto a la alimentación y horas de sueño.
“Es importante destacar que una rutina de ejercicio físico es favorable tanto física como mentalmente. Establecer hábitos saludables de alimentación, descanso y de ejercicio físico, el cual genera la liberación de endorfinas cuya función en el cerebro es inducir la sensación de placer y bienestar”.
Finalmente, recomendó “establecer objetivos, prioridades y proyectos personales porque ayudan a sentirse activos y motivados, generando sensación de bienestar y energía”.
Otras recomendaciones son:

- Realizar actividad física para liberar tensiones.
- Practicar respiración profunda y utilizar técnicas de relajación.
- Dormir al menos 8 horas.
- Planificar con tiempo las actividades, incluyendo también las comidas, el descanso y la recreación.
- Al momento de almorzar y cenar, comer despacio y con tranquilidad.
- Reducir o eliminar de la dieta las sustancias excitantes como las bebidas estimulantes y alcohólicas, sal, azúcar, cafeína en exceso, tabaco, grasas saturadas, harinas refinadas.
- Desconexión digital. “El uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse es una de las prácticas más comunes en la actualidad y, al mismo tiempo, perjudiciales para el sueño, lo que incide en la energía al día siguiente”, afirmó la doctora Malnis. Por lo tanto, es importante en el momento de descanso apagar notificaciones y silenciar apps.
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