¿Se puede hacer ejercicio después de comer?: qué recomiendan los expertos en salud

Profesionales sugieren que la clave está en la elección de actividades ligeras y prestar atención a las señales del cuerpo, evitando rutinas exigentes en el periodo inmediatamente posterior a una comida

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Dos expertos hablan sobre el
Dos expertos hablan sobre el impacto de realizar actividad física después de comer (Freepik)

Descansar cómodamente después de una comida abundante puede parecer la opción más natural. Sin embargo, la costumbre de permanecer sedentario tras comer se enfrenta a una corriente creciente de recomendaciones por parte de quienes promueven un estilo de vida activo. Frente a la duda habitual sobre si hacer ejercicio inmediatamente después de la comida representa un riesgo o un beneficio, algunos expertos en nutrición y entrenamiento físico destacan que la clave está en la elección correcta del tipo de actividad, la intensidad y la atención a los propios límites corporales.

Según los profesionales consultadosen Real Simple, en términos generales, sí es posible ejercitarse después de comer, pero siempre con matices y precauciones, especialmente en lo que respecta a la intensidad y el tipo de ejercicio realizado.

Nicolette Pace, nutricionista titulada, subraya que realizar actividad física ligera después de comer puede incluso resultar aconsejable en ciertos contextos. Puntualiza que movimientos suaves tras la comida facilitan que el cuerpo aproveche la insulina de manera más eficiente, utilizando la energía consumida y favoreciendo procesos metabólicos que pueden ayudar a evitar el almacenamiento excesivo de grasa.

Así, movimientos como caminar tranquilamente o ir en bicicleta a poca velocidad, sin exigir demasiado esfuerzo al cuerpo, se sitúan entre las opciones preferidas para quienes desean mantenerse activos después de una comida copiosa.

Beneficios de la actividad física ligera tras las comidas

Los expertos resaltan que realizar
Los expertos resaltan que realizar ciertas actividades podría ser positivo para la salud (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las ventajas de incorporar actividad física de baja intensidad luego de comer están cada vez más respaldadas científicamente. Pasear tras la comida se traduce en una mejor utilización de la energía, ya que los músculos movilizan la insulina libre presente en el cuerpo y disminuyen la probabilidad de que la glucosa se almacene como grasa. Pace explica que la insulina libre —distinta de la insulina total, que suele estar unida a proteínas— es la que puede ser más rápidamente aprovechada por los músculos, especialmente durante movimientos ligeros.

Estos simples paseos o actividades suaves contribuyen además a una regulación más eficiente del azúcar en sangre, lo que resulta especialmente útil tras comidas copiosas o altas en carbohidratos. El movimiento suave también puede servir para mejorar la digestión, facilitar el tránsito intestinal y reducir la sensación de hinchazón. Este efecto resulta favorable para quienes buscan mantener niveles energéticos constantes a lo largo del día, sin experimentar altibajos pronunciados después de comer.

Riesgos del ejercicio intenso después de comer

Los expertos sugieren prudencia y
Los expertos sugieren prudencia y autocuidado con otras actividades luego de comer (Imagen Ilustrativa Infobae)

No todas las formas de ejercicio resultan apropiadas después de comer. Tanto la literatura médica como las recomendaciones de los expertos coinciden en advertir sobre los posibles problemas derivados de realizar actividad física extenuante —como levantamiento de pesas o entrenamiento cardiovascular de alta intensidad— inmediatamente después de una comida abundante. Baltazar Villanueva, entrenador personal, señala que exigirse demasiado tras comer puede ocasionar calambres, hinchazón o malestar general, especialmente si la comida ha sido copiosa.

Esto se debe a que una digestión adecuada requiere una parte significativa del flujo sanguíneo, que va dirigido al aparato digestivo después de una comida importante. Si se realiza ejercicio intenso demasiado pronto, se desvía sangre hacia los músculos, dificultando el proceso digestivo y aumentando el riesgo de molestias gastrointestinales. Los expertos sugieren prudencia, especialmente para quienes tienen estómagos sensibles o antecedentes de incomodidad digestiva.

Tiempos de espera recomendados y ejercicios adecuados

Uno de los aspectos más relevantes al decidir cuándo ejercitarse tras la comida es el tiempo de espera. De acuerdo con los especialistas, existe consenso en esperar un lapso de 30 a 60 minutos antes de realizar ejercicios de intensidad moderada o alta, sobre todo cuando se ha consumido una comida abundante. Si se trata solo de un pequeño refrigerio, quienes padecen problemas gastrointestinales podrían beneficiarse de esperar únicamente media hora. En cambio, tras comidas más copiosas, la recomendación es extender la espera hasta una o incluso dos horas para dar tiempo suficiente a la digestión.

En cuanto a los ejercicios más apropiados, el consejo predominante apuesta por actividades de baja intensidad que no impliquen movimientos bruscos ni grandes exigencias físicas. Caminata, bicicleta a ritmo suave o estiramientos ligeros se destacan entre las opciones más recomendadas. Estos ejercicios incluso favorecen la digestión y ofrecen una oportunidad para movilizar el cuerpo sin sobrecargar el sistema gástrico ni provocar molestias. Tanto nutricionistas como entrenadores insisten en evitar el levantamiento de pesas o sesiones de “cardio” intenso inmediatamente después de una comida copiosa.

Adaptar la rutina a cada cuerpo

Un aspecto crucial subrayado por los especialistas es la necesidad de individualizar la rutina de ejercicio, adaptándola a las características propias y a las señales del cuerpo. Tanto la nutricionista Nicolette Pace como el entrenador Baltazar Villanueva enfatizan la importancia de prestar atención al propio bienestar: si durante o después del ejercicio aparecen molestias, malestar gástrico o sensación de pesadez, es preferible optar por movimientos aún más suaves o esperar un poco más antes de retomar la actividad física.

Hay circunstancias, como agendas muy apretadas o preferencias personales, que pueden condicionar el momento óptimo para el ejercicio. En estos casos, se recomienda priorizar la comodidad y el sentido común, escogiendo ejercicios y horarios que permitan cumplir con los objetivos de bienestar general sin sacrificar la salud digestiva ni la seguridad personal.

La flexibilidad y la autoobservación son herramientas fundamentales para quienes desean mantenerse activos de forma segura y eficiente. Ante la duda, un paseo tranquilo puede ser la mejor estrategia y convertirse en un hábito positivo.