La postura del molino, el ejercicio de yoga que ayuda a fortalecer el abdomen y a aliviar el dolor cervical

Ideal para quienes necesiten liberar tensiones y reducir el estrés de la rutina diaria, su práctica tiene un sinfín de beneficios para la salud física y mental

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El yoga combina ejercicio físico y meditación para mejorar fuerza, postura y flexibilidad. Favorece la respiración consciente, reduce ansiedad, fortalece huesos y articulaciones, mejora el sueño, la inmunidad y la salud cardiovascular, aportando equilibrio emocional y bienestar integral.

Mejora la flexibilidad, corrige la postura, favorece la salud cardiovascular, fortalece el sistema inmunológico… Son muchos los beneficios que tiene el yoga en la salud física y mental, aunque haya quienes lo consideran un deporte. Y es que esto no solo ayuda a llevar un estilo de vida saludable, sino que es fundamental para alinear cuerpo, mente y alma. De hecho, entre todas las posturas, hay una que destaca, especialmente, la del molino, un ejercicio que ayuda a tonificar el abdomen y alivia el dolor cervical.

Para quienes empiezan a practicar yoga, la amplia variedad de posturas puede generar dudas sobre por dónde comenzar. Esto se debe a que hay todo tipo de asanas que ayudan a fortalecer el cuerpo, aportar calma y contribuir al equilibrio personal. Estos ejercicios son útiles para quienes buscan mejorar su flexibilidad, pero también para aquellos que desean ganar fuerza o dedicar unos minutos a la respiración durante la rutina diaria.

Entre las posturas destacadas se encuentra la denominada postura del molino, habitual en Kundalini Yoga. Se trata de un ejercicio de flexión hacia adelante que se realiza de pie y con movimiento continuo. Está recomendada por sus efectos favorables sobre el aparato digestivo, en especial para el funcionamiento de los intestinos y procesos de eliminación. Además, potencia la salud cardiovascular, el campo energético o aura y estimula el denominado nervio de la vida.

Cómo se hace la postura del molino

Una pareja practica yoga al
Una pareja practica yoga al aire libre.

La postura se inicia de pie, con los pies firmemente apoyados en el suelo y separados entre 60 y 90 centímetros. La posición exige mantener la columna vertebral recta y los brazos extendidos a los lados, alineados en horizontal con las palmas hacia abajo.

Durante la inhalación, se busca alargar la columna al máximo. Al exhalar, el cuerpo se flexiona desde la cintura, bajando y rotando hacia la derecha. En ese movimiento, la mano izquierda se dirige al pie derecho y la mano derecha se eleva en dirección al techo.

En la siguiente inhalación, el cuerpo regresa a la posición inicial y la columna se vuelve a extender. Este proceso se repite hacia el lado opuesto al exhalar, manteniendo un ritmo regular y controlado.

Para concluir la práctica, el movimiento se detiene con una inhalación profunda. Posteriormente, los brazos descienden despacio y los pies se juntan con suavidad. La rutina finaliza con la relajación de todo el cuerpo.

¿Pueden las mujeres embarazadas hacer esta asana?

Postura del molino de yoga.
Postura del molino de yoga. (AdobeStock)

Al realizar la postura, se recomienda verificar la alineación de los pies, que deben mantenerse rectos y orientados hacia adelante. Las piernas deben permanecer estiradas durante todo el ejercicio, evitando la flexión de las rodillas. Es fundamental que el tronco rote hacia un lado, generando una torsión en la columna, y que la flexión parta desde las caderas.

Entre los errores frecuentes al ejecutar la postura del molino se observa la tendencia a doblar las rodillas, lo que reduce el estiramiento de las piernas, así como la falta de coordinación entre el movimiento corporal y la respiración. Otro error habitual es bajar directamente hacia adelante sin acompañar la flexión con la rotación del tronco. Relajar los brazos y perder la alineación también afecta la correcta ejecución.

En cuanto a las contraindicaciones, se señala que las mujeres embarazadas deben adoptar una variante suave de esta postura. En estos casos, se recomienda evitar tanto la torsión como la flexión profunda, apoyando la mano sobre la pierna en lugar de llevarla hasta el pie.