Núria Roure, doctora en medicina del sueño: “En la primera mitad de la noche reparamos la parte más física. En la segunda la parte más cognitiva”

Dormir bien y, sobre todo, las horas necesarias, es clave para el correcto funcionamiento del cerebro. Aunque la teoría parece estar clara, lo cierto es que la práctica, en ocasiones, no resulta una tarea sencilla. Y es que, para empezar bien el día, es fundamental haber descansado la noche anterior. Sin embargo, en torno al sueño y la calidad que este ha de tener hay un sinfín de incógnitas. Una cuestión sobre la que ha reflexionado la doctora Mónica Roure en la conferencia de Aprendemos Juntos 2030.

El cuidado integral del organismo y la mente es uno de los principales objetivos vitales. A lo largo de la jornada cotidiana, el cerebro experimenta múltiples consecuencias derivadas de las actividades diarias, cada una distinta de la anterior. Por ello, no es raro que aparezcan síntomas como dolor, fatiga, alteraciones en la frecuencia cardíaca, ansiedad o nerviosismo. Así como destaca la importancia de mantener el cuerpo limpio tanto interna como externamente, los especialistas insisten en que la salud mental requiere la misma dedicación.

La calidad del descanso nocturno desempeña un papel fundamental en el inicio de cada jornada, según señalan los expertos. Mientras para muchos la preocupación central recae en la cantidad de horas de sueño necesarias, advierten que los procesos que ocurren durante la noche son igualmente determinantes. Así, los sueños también influyen en el bienestar general.

La doctora Mónica Roure, especialista en medicina del sueño, abordó este tema durante una conferencia de Aprendemos Juntos 2030. En su intervención, explicó que años atrás era habitual escuchar a ejecutivos y líderes empresariales asegurar que con cuatro o cinco horas de sueño les alcanzaba para afrontar la jornada con energía y vitalidad. Sin embargo, aclaró que, “en la primera mitad de la noche, reparamos la parte más física de nuestro cuerpo”, mientras que los ciclos posteriores favorecen el equilibrio mental y emocional.

Roure advirtió que, si bien muchas personas consideran suficiente dormir solo unas pocas horas, suelen pasar por alto el alto costo que esto implica: “Están pagando facturas muy caras en cuanto a capacidad de concentración, de atención y estado emocional. Aquellas dos últimas horas están todas de moda”, resaltó la especialista.

Dormir bien no solo implica alcanzar un sueño profundo, sino mantenerlo de manera ininterrumpida y asegurar que la cantidad de horas sea suficiente para el correcto funcionamiento del organismo al despertar. Así lo explicó la especialista, quien subrayó la relevancia de las últimas horas del descanso nocturno: “Esas dos últimas horas de la noche son tan importantes para que, al llegar al trabajo, podamos ser realmente productivos, mantener la concentración y estimular la capacidad para resolver problemas, innovar y ser creativos”, detalló.

Por su parte, Pablo Barrecheguren, divulgador científico en Humanos, añadió que los despertares frecuentes durante la noche suponen un factor de estrés para el organismo: “Cada vez que nos despertamos es un estrés para el cuerpo. Poner en marcha nuevamente la maquinaria del sueño exige un esfuerzo adicional”, comentó.

Además, Barrecheguren señaló que los infartos ocurren con mayor frecuencia en las mañanas que en las tardes y se cree que esto está relacionado con el estrés cardiovascular desencadenado al despertar. “Si es necesario dormir de forma continua durante toda la noche, es porque cualquier interrupción indica que algo no funciona correctamente”, puntualizó.