
En un contexto donde el sedentarismo, el estrés y la mala alimentación afectan a millones de personas en todo el mundo, una alternativa accesible y eficaz gana protagonismo entre las recomendaciones médicas: bailar.
Esta actividad, asociada al ocio y a la expresión cultural, es también una forma de ejercicio aeróbico con múltiples beneficios para el sistema cardiovascular.
Así lo destaca un artículo publicado por National Geographic, en el que se recogen datos oficiales y opiniones especializadas que posicionan al baile como una herramienta clave para preservar la salud del corazón.
A diferencia de las exigentes rutinas de carrera o ciclismo, el baile permite mantener un estado físico saludable sin necesidad de maratones ni equipamiento específico.
Además, su carácter social y lúdico favorece la adherencia y la continuidad, aspectos fundamentales para obtener beneficios duraderos en la salud cardiovascular.
Enfermedades cardiovasculares: primera causa de muerte
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en adultos en Estados Unidos, provocando más de 800.000 fallecimientos anuales, de los cuales unos 160.000 corresponden a personas menores de 65 años.
En España, la situación es similar: los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que más de 120.000 personas mueren cada año por enfermedades del corazón y del sistema circulatorio, representando aproximadamente el 26 % de todas las defunciones registradas en el país.

En Argentina, las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte, representando el 30,3 % de los decesos anuales por causas definidas.
Según el último reporte de Estadísticas Vitales de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud de la Nación.
La Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) advirtió que, pese a los avances médicos, la mortalidad por infarto agudo de miocardio (IAM) sigue siendo elevada, alcanzando un 8,5 %, según datos del Registro Argentino de Infarto Agudo de Miocardio (ARGEN-IAM).
El baile como ejercicio aeróbico
El cardiólogo Dwayne Schmidt, con más de cuatro décadas de trayectoria profesional, sostiene que no es necesario correr ni montar en bicicleta para mejorar la salud cardiovascular.
“El corazón es un músculo, como cualquier otro en el cuerpo, y como todo músculo, necesita moverse para fortalecerse”, declaró a National Geographic.

Con solo 20 a 30 minutos diarios de ejercicio aeróbico, se pueden generar mejoras significativas en la función cardiaca y en la prevención de enfermedades del corazón.
El ejercicio aeróbico incluye actividades que aumentan el ritmo cardíaco y la respiración de forma sostenida, sin provocar un agotamiento inmediato.
En ese grupo se incluyen prácticas como nadar, remar o trotar. Sin embargo, el baile ofrece ventajas adicionales por su componente emocional y social.
Beneficios físicos y emocionales
El baile permite que el corazón bombee sangre con mayor eficacia y favorece el uso eficiente del oxígeno por parte de las células.
Este tipo de movimiento coordinado no solo fortalece el músculo cardíaco, sino que también incrementa la energía diaria y contribuye a reducir el riesgo de enfermedades coronarias.
Bailar de forma regular durante sesiones de media hora puede permitir la quema de hasta 300 calorías, superando incluso a actividades como la natación o el trote moderado.

Según el artículo de National Geographic, la danza mejora el perfil lipídico, ya que eleva los niveles del llamado “colesterol bueno” (HDL) y disminuye el “colesterol malo” (LDL), asociado a la acumulación de placas en las arterias.
En paralelo, se produce un efecto sobre el estado emocional: el cuerpo libera dopamina y endorfinas, sustancias que mejoran el ánimo, fortalecen la salud mental y disminuyen el estrés, un factor estrechamente vinculado al deterioro cardiovascular.
Estilos de danza con mayor impacto
Cada tipo de baile ofrece características específicas que pueden potenciar diferentes aspectos de la salud cardiovascular. El artículo de National Geographic enumeró varias modalidades destacadas por su eficacia:

- Zumba: combina ritmo latino con ejercicios de alta intensidad. Un estudio en el International Journal of Sports Medicine reveló que tras 12 semanas de práctica, los participantes mejoraron su condición física general y redujeron su frecuencia cardíaca en reposo.
- Jazzercise: mezcla de jazz, pilates y fuerza. Ideal para quienes buscan tonificación muscular y resistencia.
- LaBlast: incorpora bailes de salón como el cha-cha, el merengue y el swing. Trabaja cuerpo y mente simultáneamente.
- Barre/Ballet Fitness: combina técnicas del ballet clásico, el yoga y ejercicios cardiovasculares de bajo impacto.
- BollyX: inspirado en las coreografías del cine indio, contribuye a mejorar la coordinación y vitalidad.
- BOKWA: no requiere coreografías, ya que se baila “dibujando” letras y números con los pies, en base a ritmos africanos.
- Hip Hop Cardio: enfocado en aumentar la resistencia física mediante movimientos urbanos de alta energía.
Recomendaciones para incorporar el baile
En el artículo de National Geographic se recomienda comenzar con sesiones breves de baile e incrementar progresivamente su intensidad, tratándolo como un entrenamiento que incluya calentamiento, estiramiento y constancia.
Quienes tengan afecciones médicas o antecedentes cardíacos deben consultar a un médico antes de iniciar la práctica. El ejercicio debe adaptarse a las condiciones individuales y realizarse de forma segura.
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