
La fuerza, flexibilidad y buen estado de los tobillos son factores clave para preservar la autonomía y el bienestar en la vejez. Unos tobillos estables y saludables facilitan una marcha segura, permiten desenvolverse con tranquilidad en las actividades diarias y disminuyen el riesgo de caídas, un motivo frecuente de lesiones y de pérdida de independencia en las personas mayores.
Múltiples estudios validan la importancia del fortalecimiento y la movilidad articular en los tobillos. Un trabajo publicado en el Journal of Geriatric Physical Therapy evidenció que la inclusión de ejercicios específicos en la rutina diaria de personas mayores puede reducir significativamente la incidencia de caídas, mejorar la estabilidad y la calidad de vida.
Por su parte, una revisión del British Journal of Sports Medicine identificó que la combinación de actividades de fuerza, flexibilidad y equilibrio —especialmente en el miembro inferior— es clave para mantener la movilidad, prevenir lesiones y conservar la independencia funcional . Además, organismos como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan integrar ejercicios para tobillos y equilibrio en los planes de prevención de caídas para adultos mayores.
Ejercicios para fortalecer y proteger los tobillos

El cuidado de los tobillos no requiere de rutinas complejas. Ejercicios simples, practicados con regularidad, resultan eficaces para preservar su función:
- Círculos con el tobillo: Sentado o recostado, levantar un pie y realizar movimientos circulares del tobillo, diez veces en cada dirección. Este movimiento mantiene la flexibilidad, ayuda a la lubricación articular y fortalece los músculos estabilizadores.
- Elevación de talones: De pie, separar los pies a la altura de los hombros, elevar los talones lentamente para quedar en puntas de pie y luego descender de forma controlada. Se recomienda entre diez y quince repeticiones. Así se refuerzan los músculos de la pantorrilla y la articulación del tobillo, fundamentales para la marcha y la estabilidad corporal.
- Golpes con los dedos del pie: Sentado, elevar los dedos de los pies hacia arriba y luego bajarlos realizando pequeños golpes contra el suelo durante treinta segundos por cada pie. Este ejercicio fortalece la musculatura anterior de la pierna y mejora el rango de movimiento.
Estos ejercicios pueden ajustarse a diferentes niveles de capacidad y requieren solo unos pocos minutos al día.
Entrenamiento del equilibrio: clave para prevenir caídas
Sumar ejercicios de equilibrio a la rutina de fortalecimiento es fundamental para reducir el riesgo de caídas. Permanecer de pie sobre una pierna durante treinta segundos, utilizando una silla como apoyo si es necesario, activa los músculos estabilizadores y mejora la coordinación.

La rigidez en las pantorrillas y el tendón de Aquiles es frecuente con el envejecimiento, lo que puede limitar la movilidad y aumentar la posibilidad de lesiones. Para evitarlo, se recomienda estirar las pantorrillas apoyando las manos en una pared, adelantando un pie y manteniendo ambos talones en contacto con el suelo. Mantener la postura durante unos veinte segundos por pierna favorece la flexibilidad y amplía el rango de movimiento.
Calzado: un aliado esencial
El tipo de calzado influye de forma directa en la salud del tobillo. Escoger zapatos con soporte firme para el arco, suela antideslizante y contrafuerte robusto en el talón ayuda a reducir tensiones, protege la articulación y previene el desgaste prematuro.

Es preferible evitar tacones altos y zapatos excesivamente blandos o flexibles, ya que elevan el riesgo de torceduras y caídas, especialmente en personas con inestabilidad previa.
Actividad física segura y adaptada
Un estilo de vida activo a través de actividades de bajo impacto, como caminar, nadar, yoga o taichí, favorece la movilidad, la fuerza, el equilibrio y la coordinación sin sobrecargar los tobillos. Las rutinas deben adaptarse a la condición física de cada persona y, ante antecedentes de lesiones o cirugías, es recomendable contar con el seguimiento de un fisioterapeuta para asegurar una recuperación adecuada y segura.
Atención profesional frente a problemas o lesiones
En caso de debilidad persistente, dolor, hinchazón frecuente, inestabilidad al caminar o antecedentes de esguinces o fracturas de tobillo, consultar a un podólogo o fisioterapeuta resulta fundamental. Estos profesionales pueden realizar una evaluación detallada, proponer ejercicios personalizados, recomendar soportes ortopédicos o diseñar planes de rehabilitación para restaurar la funcionalidad y prevenir complicaciones futuras.

Cuidado diario e integral
Sumar el fortalecimiento, la flexibilidad, el trabajo de equilibrio y la elección de un calzado adecuado constituye un enfoque integral para anticipar y evitar problemas de movilidad. Dedicar algunos minutos al día a estos hábitos aporta beneficios concretos: mayor seguridad al caminar, independencia en las actividades cotidianas y confianza para disfrutar de una vida activa.
La evidencia científica muestra que el cuidado sistemático de los tobillos se traduce en más años de autonomía, bienestar y calidad de vida. Integrar ejercicios sencillos y estrategias preventivas marca la diferencia en el envejecimiento saludable.
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