
En el complejo mundo de los trastornos mentales, la depresión se destaca por su impacto profundo y la dificultad para entender sus causas exactas. La depresión no corresponde simplemente a la incapacidad de apreciar lo positivo de la vida.
La psicoterapeuta Claudia Giolitti-Wright subrayóen diáloigo con TIME, que muchas veces se malinterpreta este padecimiento, creyendo erróneamente que basta con un cambio de actitud para superarlo.
La realidad es que, en la depresión, pueden coexistir sentimientos de gratitud con un vacío emocional profundo. Esta dualidad desafía percepciones comunes y resalta la necesidad de quienes rodean a la persona afectada de mostrar una comprensión más empática. No se trata de juzgar, sino de ofrecer un espacio seguro donde se pueda expresar esta compleja emocionalidad con aceptación y apoyo sincero.
Reacción de gratitud mal dirigida
Una de las respuestas más comunes —y potencialmente dañinas— para quienes sufren de depresión es el comentario aparentemente inofensivo de “pero tienes mucho por lo que estar agradecido”. Según la columna de TIME, esta afirmación, aunque bien intencionada, ignora la complejidad del trastorno y puede invalidar la experiencia del afectado.
Giolitti-Wright señala que este tipo de comentario sugiere, erróneamente, que la gratitud puede anular o suprimir la depresión. Sin embargo, la realidad es que las emociones pueden coexistir; una persona puede sentirse agradecida por ciertos aspectos de su vida mientras se encuentra sumida en la desesperación.
Esta perspectiva simplista no solo desestima la experiencia del individuo, sino que también puede llevarlo a sentirse silenciado y menos propenso a compartir sus luchas con aquellos que lo rodean. Es vital reconocer que el apoyo genuino proviene de entender esta dualidad y de proporcionar un entorno donde la persona se sienta escuchada y validada en su dolor.
Comparaciones dañinas
Entre las respuestas más frustrantes para alguien que atraviesa la depresión está la bienintencionada pero problemática frase “podría ser peor”. Según el artículo de TIME, este tipo de comentario minimiza el dolor del individuo, creando una jerarquía ficticia de sufrimiento y sugiriendo que su experiencia no es lo suficientemente válida.

Giolitti-Wright explica que tales comparaciones hacen que los afectados sientan que su dolor no merece atención a menos que alcance un nivel extremo o arbitrario. Esto puede provocar un aumento en la culpa y el autorreproche, sensaciones comúnmente asociadas con la depresión. Giolitti-Wright señala que en lugar de ayudar, estos comentarios pueden llevar al individuo a cuestionar su derecho a pedir ayuda.
Una alternativa más empática es demostrar curiosidad y validación del dolor que la persona está experimentando. Expresiones como “lo que estás pasando suena muy doloroso” abren la puerta a un diálogo más profundo y muestran al afectado que su experiencia es reconocida y respetada.
Consejos no solicitados y estereotipados
Proponer soluciones simplistas como “¿probaste yoga?” a alguien que enfrenta depresión es una respuesta no solo ineficaz, sino potencialmente perjudicial. Según el artículo de TIME, tales comentarios reflejan una falta de comprensión sobre la seriedad del trastorno y sugieren equivocadamente que la depresión se debe a una falta de esfuerzo personal.
Giolitti-Wright destaca que estos consejos no solicitados suelen ser percibidos como despectivos. Implican que la persona afectada no ha considerado todas las opciones, lo cual no es solo erróneo, sino también desalentador. La depresión no se resuelve con simples cambios de estilo de vida, como tomar una clase de yoga o salir a caminar.
Un enfoque más útil sería ofrecerse para conversar sobre lo que está pasando o estar presente sin intentar resolver el problema de inmediato. Preguntar “¿te gustaría hablar de ello o prefieres que solo te acompañe?” permite a la persona tener el control y expresar sus verdaderas necesidades, evitando convertir una conversación de apoyo en un catálogo de soluciones superficiales.
Mandato de ser positivo
Frente a la depresión, instruir a alguien con un “¡Supera eso!” es no solo contraproducente, sino también insensible. En el artículo de TIME, Giolitti-Wright señala que este tipo de mandato sugiere erróneamente que la depresión es una opción, lo que puede incrementar la vergüenza interna del afectado.
Expresiones como estas presuponen que una persona puede simplemente optar por no estar deprimida, ignorando el complejo entramado de factores psicológicos y biológicos que subyacen a este trastorno. Como resultado, aquellos que sufren de depresión podrían empezar a dudar de sí mismos y a cuestionar su valía al no poder “salir” de su estado, como se les ha sugerido.

La psicoterapeuta recomienda, en cambio, admitir la propia incertidumbre sobre cómo responder, mientras se reafirma la disposición a estar presente. Frases como “no sé exactamente qué decir, pero estoy aquí” transmiten apoyo genuino, alejándose de expectativas irrealistas y brindando un espacio seguro donde el afectado puede sentirse acogido sin la presión de tener que cambiar rápidamente su estado emocional.
Acusaciones de exageración
Describir a alguien que lucha con la depresión como “dramático” no solo es una respuesta insensible, sino que también puede tener efectos perjudiciales, especialmente en mujeres. Según el artículo de TIME, esta reacción es un “clásico” entre los comentarios que invalidan el dolor ajeno.
Giolitti-Wright advierte que tales afirmaciones alimentan el mensaje cultural que equipara emoción con falta de racionalidad, instando a las personas a suprimir en lugar de explorar sus sentimientos.
Para aquellos que enfrentan la depresión, ser calificado de exagerado puede intensificar la sensación de aislamiento y vergüenza, llevándolos a retraerse aún más. En lugar de contribuir al estigma que envuelve a las emociones intensas, una respuesta más efectiva sería ofrecer apoyo en la búsqueda de ayuda profesional.
Consultarle al afectado si necesita apoyo para encontrar a un terapeuta o algún otro profesional de la salud mental puede hacer una gran diferencia. Esta ayuda práctica y empática no solo valida la legitimidad de sus emociones, sino que también alienta al individuo a abordar su depresión de manera proactiva y informada.

Normalización inadecuada
Decir a alguien que atraviesa por depresión que “Oh, bueno, todos se sienten así a veces” es un intento, a menudo bienintencionado, de normalizar una situación incómoda, pero puede resultar en la minimización del problema. Según el artículo de TIME, esta expresión no solo ignora la diversidad y gravedad de los síntomas depresivos, sino que también minimiza la experiencia única del individuo.
Giolitti-Wright destaca que la depresión va mucho más allá de sentirse simplemente triste: “Incluye una amplia gama de síntomas que abarcan desde la fatiga y el aislamiento social hasta pensamientos suicidas y cambios significativos en el peso corporal”. Al aseverar que todos experimentan lo mismo, se desestima el peso emocional que el afectado puede estar cargando.
En lugar de normalizar inapropiadamente el dolor, es más constructivo reconocer la seriedad de lo que la persona está viviendo. Utilizar frases como “eso suena muy pesado, estoy aquí para apoyarte” valida la experiencia de la persona, abriendo la puerta a una conversación más significativa y honesta, donde el afectado pueda realmente expresar lo que siente sin miedo al juicio.
Comentarios que invalidan la experiencia
Una observación frecuente hacia personas con depresión es “pero pareces estar bien”. Esta afirmación refleja un malentendido común sobre cómo se manifiesta realmente el trastorno. Según el artículo de TIME, Giolitti-Wright explica que esta percepción errónea surge de la idea equivocada de que la depresión se muestra externamente a través de una falta de cuidado personal evidente.
Sin embargo, muchas personas afectadas trabajan arduamente para disimular sus síntomas debido al estigma social y al temor de ser una carga para sus seres queridos. Esta fachada puede llevar a la falsa conclusión de que esas personas no están sufriendo realmente.
Es crucial permitir que las personas sepan que pueden ser abiertas sobre su situación sin miedo a ser juzgadas. Al responder con “estoy muy contento de que hayas compartido esto conmigo, no tienes que fingir conmigo”, se fomenta un entorno de confianza y autenticidad.
Este tipo de respuesta no solo valida los sentimientos del individuo, sino que también es un paso significativo hacia su recuperación, al convertirnos en parte de un entorno de apoyo y empatía que facilita la curación.
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