
Dormir bien es clave para una buena salud física y mental. Así lo evidencian investigaciones que han demostrado sus beneficios para el corazón, el cerebro y la longevidad.
Un nuevo estudio ha avanzado hacia una comprensión más compleja y abarcativa de su papel en la salud humana. El trabajo, publicado en PLOS Biology, describió cinco perfiles de sueño biopsicosocial en una amplia muestra de 770 adultos jóvenes sanos, lo que reveló cómo las distintas dimensiones del sueño se relacionan con factores de salud, cognición, estilo de vida y organización cerebral.
Los resultados generales concuerdan con investigaciones anteriores que demuestran la estrecha relación entre el sueño y la salud mental.
Según los autores, estos hallazgos cambiar la forma en que se abordan los problemas de sueño. ¿Por qué? La doctora Stella Maris Valiensi, neuróloga a cargo de la Sección Medicina del Sueño del Hospital Italiano de Buenos Aires, explicó a Infobae: “Los hallazgos del estudio nos pueden ayudar a los profesionales y a los pacientes a saber que debemos contar con un enfoque multidimensional del sueño“.
“Es importante evaluar quien es más vulnerable, para predecir la evolución de enfermedades y realizar terapias multimodales. Por ejemplo, no es lo mismo una persona que tiene mala calidad de sueño asociada a un trastorno del sueño como apneas del sueño, pesadillas u otras patologías que otra que no las tiene. Se trata de una medicina del sueño personalizada para cada situación“, añadió la especialista, autora de “La ruta del sueño”, de Del Hospital Ediciones.
Cuáles son los 5 perfiles de sueño

Los participantes, con edades entre veintidós y treinta y seis años, fueron evaluados mediante el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI), que permite desglosar el sueño en siete subcomponentes: satisfacción, latencia, duración, eficiencia, perturbaciones, uso de medicación y funcionamiento diurno. El estudio identificó cinco componentes latentes que explican la relación entre el sueño y los factores biopsicosociales.
La doctora Valiensi explicó: “Lo que hicieron fue vincular patrones de sueño autoinformados, con la variabilidad individual de acuerdo a la salud de esas personas, la cognición y el estilo de vida". A raíz de ello elaboraron los cinco perfiles:

- Perfil de sueño 1: sueño deficiente y malestar psicológico. “Se trata de personas que estaban insatisfechas con su sueño, tardaban más en dormir y se quejaban porque esto repercutía en las actividades diarias. Este perfil de personas tenía más síntomas de depresión, de ansiedad, más dolor (quejas somáticas), y humor más negativo. Desde hace tiempo se sabe que al dormir mal durante dos o más años, la tendencia a caer en depresión es de más del 50 por ciento", explicó la doctora Valiensi.
- Perfil de sueño 2: síntomas psicológicos pero sueño relativamente normal. “Los síntomas psicológicos se relacionaban con problemas de atención. Los participantes se quejaban más del deterioro diurno, pero sin problemas para dormir, lo que según los autores se relaciona con resiliencia del sueño, es decir, que aceptan que están durmiendo bien pero durante el día, no se sienten bien”, dijo Valiensi.
- Perfil de sueño 3: uso frecuente de medicamentos para dormir. Estos participantes informaron buena salud física y relaciones sociales, pero sus pruebas revelaron pequeñas disminuciones en la memoria. “Se consideraron preguntas relacionadas con consumo de hipnóticos o sea medicamentos recetados o no, para poder dormir y sociabilidad o sea satisfacción en las relaciones sociales”, dijo la doctora.

- Perfil de sueño 4: duración corta del sueño, menos de 6 o 7 horas por noche. La doctora explicó que el dormir esas horas por noche se asoció a menor precisión en lo que se realizaba, más tiempo en reaccionar o en hacer tareas y comportamiento más agresivo. “Todos sabemos que al dormir mal una noche nos cuesta empezar el día o estamos malhumorados”, dijo la doctora y remarcó: “se sabe que la corta duración de sueño se asocia a mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad”.
- Perfil de sueño 5: sueño interrumpido o fragmentado. “Se relacionó con enfermedades del sueño como presencia de trastornos respiratorios, despertares frecuentes (parámetro indirecto de insomnios), entre otros y vieron que quienes tenían alguno de estos trastornos, como ya se sabía, tenían un peor rendimiento cognitivo, mayor ansiedad, y mayor predisposición a abuso de sustancias”, expresó la doctora.

Y completó: “También estipularon que estos cinco perfiles tenían patrones de organización de la red cerebral y alteraciones en la conectividad somato-motora, como una manera de demostrar la relación entre el sueño y los factores biopsicosociales”.
“El estudio, al crear estos perfiles de personas en relación al sueño, demostró que existe una relación recíproca entre el sueño deficiente o sea mala calidad de sueño y síntomas de depresión, ansiedad, y síntomas negativos. Esto subraya, como siempre, lo importante que es dormir para prevenir e incluso para tratar trastornos mentales, siendo el sueño una parte fundamental a considerar en diversos trastornos mentales o del humor como depresión, ansiedad, y otras patologías", expresó la doctora Valiiensi.
Y subrayó que hay que informar a la población sobre lo importante que es el sueño para una buena salud en general. “No sólo es importante la duración de horas de sueño sino también la calidad de horas dormidas”, destacó.
Las consecuencias de dormir mal para la salud

No descansar lo suficiente tiene un impacto negativo en la salud y el bienestar.
Según un gran estudio internacional, publicado en Health Data Science, que analizó datos objetivos del sueño de 88.461 adultos del Biobanco del Reino Unido, encontró asociaciones significativas entre los malos patrones de sueño y 172 enfermedades.
Los resultados mostraron que 92 enfermedades presentaron más del 20% de su riesgo atribuible a comportamientos de sueño deficientes. Entre los trastornos con mayor impacto figuran el Parkinson (37,05%), la diabetes tipo 2 (36,12%) y la insuficiencia renal aguda (21,85%).
El doctor Joaquín Diez, especialista en psiquiatría y medicina del sueño, explicó a Infobae las consecuencias del mal dormir en el corto plazo: “Una sola noche de mal descanso puede reducir la capacidad de concentración, toma de decisiones y memoria, lo que afecta negativamente el rendimiento laboral o académico. A su vez, puede provocar irritabilidad, cambios de humor y disminuir la calidad de vida en general, ya que puede afectar el equilibrio emocional y la capacidad de manejar el estrés”.
Cuando este déficit de sueño es a largo plazo el doctor Diez dijo que “puede debilitar el sistema inmunológico, aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como diabetes y enfermedades cardiovasculares, y afectar la salud mental y contribuir a la ansiedad y la depresión”.
Cómo abordar los problemas para dormir y mejorar la calidad del sueño

De acuerdo a la doctora Valiensi, el abordaje del médico experto, debería ser según la “experiencia subjetiva del paciente que consulta”. “Es decir, puede consultar porque siente que su sueño es insatisfactorio, pero además presenta ronquidos, apneas, o es sonámbulo, actúa los sueños, se levanta a comer de noche... entonces se deberá abordar dichos problemas mediante la evaluación específica mediante estudios y tratamientos, muchas veces, simultáneos", explicó la médica.
Recomendaciones de higiene del sueño:
- Establecer una rutina de sueño: acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana.
- Limitar la duración de siestas: no más de 30 minutos aproximadamente. Si no se está habituado a dormir siestas, no dormir.
- Hacer ejercicio y exponerse a la luz solar: “La actividad física puede mejorar la calidad del sueño, pero evitar hacerla de forma intensa justo antes de acostarse”, recomendó el doctor Diez.

- Mantener el dormitorio oscuro, silencioso y a una temperatura agradable: no sofocante, más bien fresco. Usar la cama solo para dormir o tener relaciones sexuales.
- Evitar pantallas, como el celular, televisión, computadora al menos una hora antes de acostarse, en el caso de los adultos.
- Adoptar hábitos de vida saludables: como hacer actividad física de forma regular, evitando el ejercicio intenso cerca de la hora de acostarse.
- Limitar o evitar el consumo de cafeína, alcohol y nicotina (fumar), especialmente horas antes de dormir.
- Evitar comidas pesadas o beber demasiados líquidos antes de acostarse.

- Realizar actividades de relajación como leer un libro, escuchar música suave o tomar un baño/ducha caliente antes de ir a la cama. La doctora recomendó: “Si no se logra conciliar el sueño en unos 20 minutos, levantarse de la cama y hacer algo relajante hasta volver a sentir sueño (no esperar en la cama que le “venga” el sueño)”. A su vez, el doctor Diez recomendó realizar técnicas como la meditación o la respiración profunda, que pueden ayudar a conciliar el sueño.
La doctora Valiensi finalmente señaló: “El estrés, dependiendo de la intensidad, se puede manejar en principio con mindfulness y terapias psicológicas. Si hubo un trauma, se puede aplicar la terapia EMDR”.
Según la Clínica Cleveland, la terapia EMDR consiste en mover los ojos de una manera específica mientras se procesan recuerdos traumáticos. El objetivo de la EMDR es ayudar a sanar traumas u otras experiencias vitales angustiantes.
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