
El cuerpo humano depende de los minerales esenciales para coordinar funciones tan diversas como el latido cardíaco, la contracción muscular, la memoria, la inmunidad y el metabolismo.
Según publicó en su cuenta de X el doctor William Wallace, estos nutrientes gestionan el “sistema operativo” del organismo, actuando como piezas clave en una red que sostiene la vida.
Una publicación de la revista Nutrients respalda esta visión, al subrayar que el equilibrio mineral es fundamental para el funcionamiento óptimo de todos los sistemas corporales y que su aporte adecuado resulta decisivo para la salud integral.
“El auge de los suplementos responde a la evolución del conocimiento y al acceso creciente a información científica. Es medicina basada en la evidencia, pero no todos los casos requieren suplementación”, destacó anteriormente el médico genetista Jorge Dotto en una nota a Infobae.
Los minerales: el “sistema operativo” del organismo

De acuerdo con Wallace, los minerales esenciales no solo participan en procesos aislados, sino que intervienen en cada aspecto vital del cuerpo. El calcio, por ejemplo, va más allá de su papel en los huesos, ya que también impulsa la señalización nerviosa, la contracción muscular, la coagulación sanguínea y la liberación de hormonas. El magnesio, descrito como un “multitarea silencioso”, resulta necesario para cientos de reacciones bioquímicas, desde la producción de energía hasta la reparación del ADN y el control de la presión arterial.
El zinc actúa como el “interruptor de encendido” del sistema inmunitario, ayudando a construir proteínas, reparar tejidos, apoyar el crecimiento y regular las células inmunitarias. El hierro es indispensable para el transporte de oxígeno, ya que sin él la hemoglobina no puede cumplir su función y las células no logran producir energía. Otros minerales como el potasio, el sodio, el cobre, el yodo, el selenio y el fósforo desempeñan roles igualmente importantes en la estabilidad del ritmo cardíaco, el equilibrio de líquidos, la producción de glóbulos rojos, la regulación metabólica y la protección antioxidante.
La publicación de Nutrients coincide en que los minerales son componentes vitales de la dieta, necesarios para la formación de huesos, la función muscular y nerviosa, la regulación hídrica y la actividad de hormonas y enzimas. Además, destaca que la mayoría de las personas obtiene suficientes minerales a través de una dieta equilibrada, aunque existen grupos de riesgo que requieren especial atención.
Funciones clave de los principales minerales

Como se vio, cada mineral esencial cumple funciones específicas y complementarias.
El calcio no solo fortalece los huesos, sino que también interviene en la transmisión nerviosa y la coagulación sanguínea, según Wallace. El magnesio participa en la activación de enzimas, la síntesis de ADN y ARN, la secreción hormonal y la contracción muscular, además de estabilizar las membranas celulares y modular el movimiento de iones.
El zinc, de acuerdo con Nutrients, regula más de 300 enzimas, influye en la síntesis de proteínas y ácidos nucleicos, y es fundamental para la maduración y función de las células T y B del sistema inmunitario. El hierro resulta esencial para la eritropoyesis y el metabolismo energético, y su deficiencia puede alterar la proliferación de células inmunitarias y la respuesta adaptativa de anticuerpos.
El potasio estabiliza el ritmo cardíaco y el equilibrio de líquidos, mientras que el sodio regula la presión arterial y los impulsos nerviosos. El cobre es necesario para la producción de glóbulos rojos, el colágeno y las defensas antioxidantes, aunque su exceso puede resultar perjudicial. El yodo es utilizado por la tiroides para regular el crecimiento y el desarrollo cerebral, y el selenio protege contra el estrés oxidativo y participa en la activación de hormonas tiroideas y la reproducción. El fósforo, finalmente, es crítico para la estructura del ADN, las membranas celulares y la producción de energía.
El rol de los minerales y el sistema inmunitario

La relación entre los minerales y la inmunidad es especialmente relevante. Según Nutrients, el aporte adecuado de magnesio, zinc, cobre, hierro y selenio es esencial para el funcionamiento tanto del sistema inmunitario innato como del adaptativo. El magnesio regula la función de diversas células inmunes y modula la respuesta inflamatoria, mientras que el zinc influye en la producción de citocinas, la actividad del complemento y la formación de anticuerpos.
El cobre mantiene la competencia inmunológica y su deficiencia puede reducir la función humoral y celular. El hierro modula la proliferación de células B y T, y su exceso o deficiencia puede afectar la susceptibilidad a infecciones. El selenio, incorporado en selenoproteínas, regula la inflamación y la inmunidad, y su deficiencia se asocia con una función inmune reducida y mayor riesgo de enfermedades virales.
La publicación científica advierte que una deficiencia de cualquiera de estos minerales puede disminuir la competencia inmunitaria o interrumpir la regulación de la inflamación sistémica, mientras que el consumo excesivo de suplementos puede resultar negativo para el sistema inmunitario.
“Uno de los mayores riesgos actuales es el consumo de suplementos sin indicación profesional. El hecho de que algo sea natural no significa que sea inofensivo”, advirtió a este medio la licenciada en Nutrición Laura Romano.
Recomendaciones nutricionales para potenciar los beneficios

Aunque la mayoría de la población obtiene los minerales necesarios a través de la alimentación, Nutrients identifica varios grupos en riesgo de deficiencia. Entre ellos se encuentran personas con enfermedades crónicas, adultos mayores, mujeres embarazadas, quienes siguen dietas vegetarianas o veganas y deportistas sometidos a regímenes restrictivos.
En estos casos, se recomienda consultar con un nutricionista para ajustar la dieta y considerar la suplementación solo bajo supervisión médica, prestando atención a posibles interacciones con medicamentos.
La publicación subraya que el contenido de minerales en los alimentos puede variar según la región y el tipo de dieta, y que la absorción de algunos minerales, como el zinc, disminuye con la edad. Por ello, la vigilancia nutricional resulta clave en los grupos vulnerables.
Riesgos de deficiencia y exceso: cuándo suplementar y cuándo no

La deficiencia de minerales, aunque poco frecuente en la población general, puede tener consecuencias graves en los grupos de riesgo. Nutrients señala que la suplementación debe reservarse para casos excepcionales de deficiencia diagnosticada y siempre bajo prescripción médica. El uso indiscriminado de suplementos puede provocar efectos adversos, como la reducción de la absorción de otros minerales (por ejemplo, el exceso de zinc puede disminuir la absorción de cobre) o el aumento de la susceptibilidad a infecciones.
En el caso del hierro, la publicación advierte que la suplementación sin control puede incrementar la morbilidad en ciertas enfermedades infecciosas, ya que los patógenos también utilizan este mineral para proliferar. El selenio puede resultar tóxico en dosis elevadas, mientras que el cobre en exceso puede ser perjudicial para la salud.
“La evidencia para recomendar el uso de suplementos de vitaminas y minerales en una población sana y sin déficit demostrado no es concluyente”, remarcó el médico clínico del Hospital de Clínicas de Buenos Aires Ramiro Heredia.
Fuentes alimentarias principales y consejos prácticos

Tanto Wallace como Nutrients coinciden en que una dieta equilibrada es la mejor estrategia para asegurar el aporte adecuado de minerales. El magnesio se encuentra en frutas, verduras, nueces, semillas y productos integrales, aunque su absorción puede verse reducida por los procesos de cocción. El zinc abunda en carnes, lácteos, huevos, frutos secos y cereales integrales, mientras que el hierro está presente en carnes rojas, legumbres y vegetales de hoja verde.
El selenio se obtiene de alimentos como avena, trigo, arroz integral, semillas de girasol, nueces de Brasil, pescados y mariscos, aunque su contenido varía según el suelo de cultivo. El calcio se encuentra en productos lácteos, vegetales de hoja verde y frutos secos, y el potasio en plátanos, patatas y legumbres. El yodo se halla en pescados, mariscos y sal yodada, y el cobre en hígado, mariscos, frutos secos y cereales integrales.
La recomendación general es priorizar la variedad y la calidad de los alimentos, adaptando la dieta a las necesidades individuales y evitando la suplementación sin indicación profesional.
“Aunque sean de venta libre, no hay que tomar suplementos sin supervisión médica. Lo ideal es que un profesional evalúe necesidades, antecedentes y analíticas antes de indicar cualquier tipo de suplemento”, enfatizó Dotto.
Al final, los minerales actúan como una red interconectada que sostiene la salud en todos los niveles. Cuando uno de ellos falta o se encuentra en exceso, el equilibrio de varios sistemas puede verse alterado, lo que resalta la importancia de mantener una nutrición adecuada y consciente.
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