
Perder peso no exige sacrificios extremos ni renunciar al placer de comer. Según Eatingwell y la Universidad de Harvard, existen cinco cambios sencillos y respaldados por nutricionistas que permiten lograrlo de manera sostenible y sin pasar hambre. Estas recomendaciones, lejos de promover dietas restrictivas, plantean sustituciones prácticas enfocadas en la saciedad, el bienestar y la integración en la rutina diaria.
El enfoque de Eatingwell y Harvard Health parte de una premisa clara: las dietas muy restrictivas y la drástica reducción de calorías suelen ser contraproducentes, ya que generan el conocido “efecto rebote” y aumentan el riesgo de recuperar el peso perdido a largo plazo.
Los expertos insisten en que la clave está en elegir alimentos ricos en proteínas, fibra y grasas saludables para mantener la saciedad y facilitar un descenso gradual de calorías sin sensación de privación. Estos cambios pueden aplicarse desde el desayuno hasta la merienda, conservando el placer y la variedad en la alimentación:
1. Reemplazar cereales azucarados por yogur griego
El primer cambio consiste en dejar de lado los cereales azucarados de desayuno y elegir yogur griego natural colado. Ana Reisdorf, nutricionista citada por Eatingwell, señaló que estos cereales suelen aportar poca proteína y provocan hambre poco después.

El yogur griego, por su alto contenido proteico, estimula la liberación de hormonas asociadas a la saciedad. Reisdorf sugiere acompañarlo con frutas y frutos secos para sumar carbohidratos y grasas saludables, ayudando a controlar el apetito. Para quienes buscan un toque dulce, aconseja yogur bajo en grasa con un poco de miel o sirope de arce, porque la grasa digestiva lenta aumenta la saciedad.
Harvard Health coincide en que optar por un desayuno con alto contenido proteico mejora la regulación del apetito y ayuda a evitar tentaciones durante la jornada.
2. Elegir snacks saludables y saciantes
Otra recomendación para quienes buscan snacks prácticos es cambiar las papas fritas por una mezcla de garbanzos tostados o frutos secos. Sharp advierte que las papas fritas, por su alto contenido en grasas saturadas, carbohidratos refinados y sal, favorecen el consumo excesivo. En cambio, la mezcla sugerida proporciona proteínas, fibra y grasas monoinsaturadas, nutrientes que mejoran la saciedad, benefician la salud intestinal y cardiovascular y evitan el hambre prematuro.
3. Sustituir refrescos por agua
Respecto a las bebidas, el cuarto cambio se centra en suprimir los refrescos azucarados y elegir agua o soda acompañada de cítricos o frutos rojos. Reisdorf recuerda que estas bebidas carecen de nutrientes saciantes y favorecen el consumo excesivo de calorías y azúcares, lo que eleva el riesgo de sobrepeso y diabetes tipo 2.

El agua con gas logra mantener la sensación refrescante y efervescente, mientras favorece la hidratación, un elemento fundamental, ya que muchas veces la sed se confunde con hambre. Harvard Health subraya que reducir el consumo de bebidas azucaradas es fundamental para adoptar hábitos saludables duraderos.
4. Sustituir pan blanco por wraps integrales ricos en fibra
El sexto consejo es simple: sustituir el pan blanco tradicional por wraps integrales que contengan entre cinco y diez gramos de fibra y menos de 80 calorías por unidad. Melissa Mitri, nutricionista citada por Eatingwell, destaca que la fibra prolonga la saciedad –aunque esta suele estar por debajo de lo recomendado en la dieta promedio– y ayuda a cumplir los requerimientos diarios, al tiempo que estimula la liberación de hormonas que aumentan la saciedad.
Esta medida, alineada con las directrices de Harvard Health, contribuye a mejorar el tránsito intestinal y reduce el riesgo de exceso de peso.
5. Cambiar dulces procesados por almendras con cacao
Como última sugerencia, Mitri recomienda reemplazar los dulces procesados, como caramelos o galletas, por almendras espolvoreadas con cacao o chocolate negro. Estos frutos secos ofrecen proteínas y grasas saludables, favoreciendo la saciedad y ayudando a controlar el consumo total de energía.

Ensayos clínicos citados han asociado el consumo de almendras con menor peso corporal y de grasa, debido en parte a su efecto en la reducción del apetito. Tanto Eatingwell como Harvard Health comparten que los frutos secos son aliados del control del peso y la salud cardiovascular.
Los expertos coinciden: adoptar estos siete cambios permite conservar el placer de comer y evita restricciones severas. Al escoger alimentos sabrosos y nutritivos, es posible perder peso de forma natural y disfrutar cada paso del proceso. Así, cada sustitución representa una oportunidad para transformar la alimentación diaria en una experiencia más saludable y satisfactoria.
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