
La vitamina B12 ocupa un lugar cada vez más relevante en el cuidado de la salud cerebral, especialmente para los adultos mayores. Investigaciones recientes indican que, incluso con niveles tradicionalmente considerados normales, podría no garantizarse la protección de la función cognitiva. Expertos citados por TIME resaltan la importancia de revisar los niveles de este micronutriente y evaluar la suplementación para determinados segmentos de la población.
La vitamina B12 resulta esencial para la formación de glóbulos rojos y el funcionamiento de las capacidades cerebrales. Michelle Routhenstein, dietista especializada en cardiología preventiva y educadora certificada en diabetes en Nueva York, señaló a TIME que esta vitamina contribuye a proteger las células nerviosas del cerebro, lo cual ayuda a mantener la memoria y las habilidades cognitivas. Aunque es soluble en agua y se almacena en el hígado, su consumo regular es imprescindible para conservar sus beneficios.
Fuentes alimenticias y recomendaciones de ingesta
Las autoridades federales en Estados Unidos recomiendan una ingesta diaria de 2,4 microgramos de vitamina B12 para los adultos. Entre las fuentes principales de B12 figuran los mariscos, como ostras, salmón y atún, carne de res y productos fortificados — incluyendo levadura nutricional, leches vegetales, algunos panes y cereales de desayuno—, según detalló Routhenstein.
Sin embargo, los estudios más recientes citados por TIME sugieren que ciertos individuos podrían necesitar cantidades mayores que las recomendadas oficialmente.

Dicho de otro modo, el estudio publicado en Annals of Neurology, mostró que las personas mayores con niveles más bajos de vitamina B12 —aunque dentro del rango considerado normal— tenían procesamiento cognitivo más lento, problemas en la velocidad visual y más lesiones en la sustancia blanca del cerebro. También encontraron que ciertos marcadores en sangre se relacionaban con señales de neurodegeneración.
En tanto, un análisis previo publicado en British Journal of Nutrition, con datos de la cohorte TILDA en Irlanda (3.781 adultos mayores), encontró que quienes presentaban niveles normales‑altos de vitamina B12 acompañados de alta concentración de folato mostraban un mejor desempeño cognitivo, en comparación con quienes tenían niveles bajos o combinaciones menos favorables.
El doctor Ari J. Green, profesor del departamento de neurología de la Universidad de California en San Francisco, advirtió que la deficiencia de vitamina B12 puede afectar el cerebro aunque los valores permanezcan dentro del rango normal. Una investigación dirigida por Green y su equipo reveló que las personas con valores bajos, pero normales, experimentaban deterioro cognitivo.
Alexandra Beaudry-Richard, residente en la Universidad McGill y coautora del estudio, explicó que detectaron deterioro neurológico en niveles aún aceptados como normales, independientemente de factores como los años de educación, principalmente en las personas mayores. Estos hallazgos reabren el debate sobre la cantidad óptima de esta vitamina para el rendimiento neurológico.

Diversos estudios han constatado que pacientes con enfermedad de Alzheimer y deterioro cognitivo leve suelen presentar niveles más bajos de B12, y que la suplementación puede ralentizar la atrofia cerebral.
No obstante, el doctor Ahmed Abdelhak, instructor clínico en neurología en la UCSF School of Medicine y coautor del estudio, advirtió a TIME que niveles excesivamente elevados de B12 en sangre podrían causar efectos adversos sobre el cerebro. “Esto subraya la necesidad de investigar cuáles son los niveles seguros a ambos extremos del espectro”, afirmó.
Grupos de riesgo y criterios para la suplementación
Ciertos grupos presentan mayor riesgo de deficiencia de vitamina B12. En particular, los adultos mayores suelen absorber menos debido a la reducción de la producción de ácido gástrico vinculada a la edad. Routhenstein aconseja vigilar los niveles de esta vitamina a partir de los 50 años o antes en caso de factores de riesgo, como llevar una dieta vegana o vegetariana, utilizar medicamentos que dificultan la absorción —como metformina o inhibidores de la bomba de protones—, o padecer problemas gastrointestinales como enfermedad de Crohn, celiaquía o gastritis atrófica.

Las mujeres embarazadas también requieren un aporte mayor para el desarrollo cerebral del feto, motivo por el cual deben consultar con el obstetra sobre los niveles recomendados.
La medición de la vitamina B12 puede realizarse durante los controles médicos anuales. Si se detecta un déficit, el profesional podría sugerir la suplementación. Los autores del estudio de la Universidad de California proponen comenzar a evaluar los niveles a partir de los 70 años, aunque cualquier persona puede solicitar la prueba a su médico de cabecera.
Ralph Green, profesor de patología y medicina de laboratorio en la Universidad de California, Davis, y coautor del estudio, explicó que la evaluación resulta de especial utilidad ante síntomas inexplicables relacionados con la deficiencia. En casos de baja función gástrica, la suplementación suele ser la alternativa más eficaz y la dosis óptima dependerá de la capacidad de absorción de cada persona.
En cuanto a suplementos, Routhenstein explicó a TIME que la vitamina B12 de suplementos y alimentos fortificados se absorbe más fácilmente que la natural, sobre todo en adultos mayores o personas con dificultades de absorción.

Ante la indicación médica de un suplemento, se recomienda solicitar orientación sobre dosis y marca. Routhenstein sugiere preferir productos con metilcobalamina, la forma más biodisponible y adecuada para el cerebro, el corazón y el sistema nervioso. Las presentaciones sublinguales o líquidas mejoran la absorción al ingresar directamente al torrente sanguíneo y no pasar por el sistema digestivo.
Importancia del estilo de vida integral
A pesar de los beneficios de la vitamina B12, los expertos coinciden en que ningún suplemento reemplaza un estilo de vida saludable. Una alimentación equilibrada y una rutina regular de ejercicio siguen siendo fundamentales para la salud cerebral.
Beaudry-Richard remarcó la importancia de actividades que involucren varias áreas cerebrales al mismo tiempo, como bailar, tocar un instrumento musical o aprender un idioma, que activan circuitos relacionados con la visión, la audición, el movimiento y las emociones.
La combinación de alimentación adecuada, actividad física y estimulación cognitiva forma una estrategia sólida para preservar la agudeza cerebral y el bienestar mental a cualquier edad.
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