10 mitos sobre la salud intestinal develados por expertos

La salud intestinal es un tema que rara vez ocupa el centro de las conversaciones diarias, aunque tiene un impacto directo en el bienestar general. En ese sentido, las ideas equivocadas sobre el funcionamiento del intestino y su relación con nuestra salud permanecen vigentes.

A lo largo de los años, se han propagado muchos mitos que, lejos de mejorar nuestro bienestar, pueden llevarnos por el camino equivocado. Para aclarar estas dudas, varios expertos en gastroenterología y microbioma compartieron con The New York Times sus conocimientos, al tiempo que desmintieron las creencias erróneas más comunes.

Una de las creencias más extendidas es debe hacerse a diario. Sin embargo, según la doctora Folasade P. May, gastroenteróloga en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), este no es un requisito universal. La frecuencia varía considerablemente entre las personas, y es perfectamente normal evacuar desde tres veces al día hasta tres veces por semana.

Lo importante es la regularidad y la consistencia. Si las evacuaciones son dolorosas, difíciles o acompañadas de sangre, es crucial consultar con un especialista, ya que estos pueden ser signos de afecciones graves, tales como la enfermedad inflamatoria intestinal o el cáncer colorrectal.

Otro mito común es que eliminar ciertos grupos alimenticios —como los lácteos, los cereales o las legumbres— puede curar los problemas intestinales. La dietista Tamara Duker Freuman aclara que no hay nada inherentemente inflamatorio en estos alimentos, y eliminarlos de forma indiscriminada puede incluso empeorar la salud intestinal.

Las dietas restrictivas pueden conducir a deficiencias nutricionales y trastornos alimentarios. En lugar de cortar alimentos de forma unilateral, lo mejor es consultar con un profesional de la salud para determinar la causa de los síntomas y alcanzar un enfoque más equilibrado.

A pesar de la proliferación de pruebas caseras para diagnosticar sensibilidades alimentarias, los expertos advierten que no son una herramienta confiable. En ese tono, la dietista Kate Mintz, de UCLA Health, explica que los resultados de estos análisis son, en su mayoría, engañosos y pueden llevar a evitar alimentos que nunca habían causado problemas, es por eso que lo más efectivo es consultar con un experto para identificar los alimentos problemáticos de manera precisa y menos restrictiva.

Antiguamente, se pensaba que las úlceras gástricas eran causadas por el estrés, pero este mito fue refutado en los años 80, cuando se descubrió que la bacteria Helicobacter pylori es la principal responsable. Según el Dr. William D. Chey, jefe de gastroenterología en Michigan Medicine, el uso excesivo de medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs) también puede ser un factor desencadenante.

Las úlceras deben ser tratadas de acuerdo con su causa subyacente, ya sea con antibióticos o reduciendo el consumo de AINEs, para evitar complicaciones graves como el sangrado o la perforación del estómago. Por lo cual, la consulta con un profesional de la salud es esencial.

El auge de los jugos detox y las dietas de ayuno ha llevado a muchos a creer que estas prácticas son una forma efectiva de “limpiar” el intestino. Sin embargo, la doctora Morgan Sendzischew Shane, gastroenteróloga en la Universidad de Miami, señala que aunque los jugos pueden ser una opción saludable con moderación, no tienen propiedades curativas.

Además, los jugos eliminan la fibra de las frutas y verduras, lo que es esencial para la salud intestinal. Lo mejor es consumir estos alimentos en su forma completa, en batidos o en ensaladas.

Aunque el cáncer colorrectal ha sido tradicionalmente asociado con personas mayores, las tasas de incidencia en adultos jóvenes han aumentado notablemente. La doctora May comenta que esta patología es ahora la principal causa de muerte por cáncer en hombres menores de 50 años, y la segunda en mujeres de ese grupo de edad.

La recomendación es realizarse una prueba de detección, como una colonoscopia, a partir de los 45 años, o antes si se tienen antecedentes familiares de la enfermedad.

Durante años, se pensó que las personas con diverticulitis debían evitar las nueces, semillas y palomitas de maíz, ya que se creía que estos alimentos podían quedar atrapados en los divertículos del colon y causar inflamación. Sin embargo, el doctor Nitin K. Ahuja, gastroenterólogo en la Universidad de Pensilvania, refuta este mito y señala que algunos estudios sugieren que estos alimentos, ricos en fibra, en realidad pueden reducir el riesgo de desarrollar la patología.

Algunas personas creen que los alimentos ricos en lectinas, como los frijoles, los granos y ciertos vegetales, pueden causar inflamación y hacer que el intestino se vuelva permeable. El doctor Justin Sonnenburg, experto en microbiología en la Universidad de Stanford, aclara que, si bien las lectinas pueden causar molestias si se consumen en alimentos crudos o mal cocidos, los frijoles cocidos y otros alimentos vegetales no representan un peligro. Evitar estos alimentos puede dañar la salud intestinal, ya que les priva de fibra esencial para la microbiota intestinal.

El SII ha sido estigmatizado como una enfermedad psicosomática (NdeR: “que afecta al cuerpo y tiene su origen en la mente, o viceversa", según la RAE), pero la doctora Baha Moshiree, gastroenteróloga en Atrium Health Wake Forest, asegura que el SII es un trastorno real que involucra una interacción disfuncional entre el cerebro y el intestino. Aunque factores emocionales como la ansiedad y la depresión pueden empeorar los síntomas, esta condición debe ser tratada de manera integral, reconociendo tanto los aspectos físicos como los emocionales.

Aunque los probióticos pueden ser beneficiosos para algunas personas, el doctor Brian Lacy, gastroenterólogo en la Clínica Mayo, explica que no todos necesitan suplementos probióticos. De hecho, en algunos casos, pueden empeorar los síntomas, especialmente en personas con estreñimiento.

En lugar de recurrir a suplementos, es más recomendable consumir alimentos fermentados como el yogur, el kéfir, el kimchi o el chucrut, que contienen bacterias beneficiosas para el intestino.