
El síndrome del intestino irritable (SII) es una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo y, sorprendentemente, las mujeres son las más afectadas.
De hecho, se estima que dos de cada tres personas que padecen SII son mujeres, lo que ha llevado a los investigadores a profundizar en las razones detrás de esta disparidad.
Aunque el SII no es una enfermedad en sí, sino un trastorno funcional, su prevalencia y severidad en las mujeres ha sido un tema de interés creciente entre los científicos.
¿Qué es el Síndrome del Intestino Irritable?
El SII es un trastorno del sistema digestivo que se caracteriza por síntomas como dolor abdominal crónico, diarrea, estreñimiento, hinchazón, y cambios en los hábitos intestinales.
Aunque no existe una prueba específica para diagnosticar el SII, los médicos emplean un proceso de exclusión, descartando otras posibles condiciones como la enfermedad celíaca o el cáncer de colon antes de llegar a este diagnóstico.

Además, el SII no tiene una causa única identificable, pero su diagnóstico está asociado con una combinación de factores genéticos, emocionales y de estilo de vida.
A pesar de que los científicos aún investigan las causas exactas de por qué el SII afecta más a las mujeres, existen varios factores que podrían explicar esta disparidad. Uno de los factores más mencionados es la influencia hormonal.
Hormonas y el ciclo menstrual
Los cambios hormonales durante el ciclo menstrual parecen tener un impacto significativo en los síntomas del SII.
Según la gastroenteróloga Georgia Close, los síntomas del SII tienden a ser más agudos durante la menstruación, y algunas mujeres reportan un empeoramiento de los síntomas después de la menopausia, lo que sugiere una posible relación entre las fluctuaciones hormonales y la función intestinal.
El estrógeno y la progesterona son hormonas clave en este proceso. Las fluctuaciones en estos niveles pueden influir en la motilidad intestinal, lo que provoca mayor hinchazón, dolor abdominal y cambios en los hábitos intestinales.
De hecho, algunas investigaciones han demostrado que el hipotiroidismo, más común en las mujeres, también puede estar relacionado con el SII, debido a su impacto en la microbiota intestinal.
Un estudio descubrió que el sistema inmunológico también juega un papel importante en el desarrollo del SII, y dado que las mujeres son más susceptibles a las enfermedades autoinmunes, este factor podría contribuir a la mayor prevalencia de SII entre ellas.
Otro factor crucial que influye en la prevalencia del SII entre las mujeres es el estrés crónico. Las mujeres son más propensas que los hombres a experimentar estrés, y este estrés afecta su salud intestinal de manera más pronunciada.
El “eje intestino-cerebro” es un sistema de comunicación que conecta el cerebro con el sistema digestivo, y cuando una persona experimenta estrés, este sistema puede desencadenar síntomas como estreñimiento, hinchazón y reflujo ácido, exacerbando los problemas intestinales.

Tratamientos y manejo del SII
Debido a la naturaleza individualizada del SII, no existe un tratamiento único para todos los pacientes. Sin embargo, varios enfoques pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta afección.
Uno de los tratamientos más recomendados es mantener un estilo de vida saludable. Dormir bien y controlar los niveles de estrés son esenciales para la salud intestinal. Técnicas como la meditación, la terapia cognitivo-conductual y el ejercicio regular pueden ayudar a reducir el estrés y mejorar el bienestar general.
Además, mantener una dieta equilibrada es clave. Los expertos sugieren una dieta baja en FODMAP, que implica eliminar ciertos carbohidratos que se absorben mal en el intestino delgado y que las bacterias intestinales fermentan rápidamente, lo que puede desencadenar los síntomas del SII.

Los medicamentos como los antidepresivos, administrados en dosis bajas, también han demostrado ser eficaces en el tratamiento de los trastornos intestinales, ya que los mismos neurotransmisores que afectan la depresión también están involucrados en la función intestinal.
Con el tiempo, se espera que las investigaciones continúen arrojando más luz sobre los factores hormonales, emocionales y genéticos que influyen en esta afección, lo que podría abrir nuevas puertas para tratamientos más efectivos y personalizados
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