
Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Basilea, Suiza, encontró un vínculo entre los trastornos del sueño y la MASLD (siglas en inglés de Enfermedad Hepática Esteatósica Asociada a Disfunción Metabólica). El hallazgo aporta evidencia para comprender cómo los problemas asociados al descanso nocturno pueden exacerbar la condición hepática y generar complicaciones adicionales.
Los investigadores encontraron que los pacientes con MASLD no sólo presentan un sueño fragmentado, sino que también sufren alteraciones en su ciclo sueño-vigilia, lo que podría influir en la progresión de la enfermedad hepática.
Este descubrimiento abre nuevas puertas para abordar el tratamiento de la MASLD, que podría incluir una mejor gestión del sueño como estrategia clave para frenar su avance.
¿Qué es la MASLD?

La MASLD es una enfermedad hepática que se caracteriza por la acumulación de grasa en el hígado en personas que no consumen grandes cantidades de alcohol. Anteriormente conocida como NAFLD (Enfermedad Hepática Grasa No Alcohólica), la MASLD refleja un cambio en la nomenclatura para reconocer su relación más directa con los trastornos metabólicos, como la obesidad, la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico.
Los factores que aumentan el riesgo de desarrollar MASLD son principalmente aquellos relacionados con el estilo de vida y condiciones metabólicas. Entre ellos se encuentran:
- Obesidad, especialmente el exceso de grasa abdominal.
- Sedentarismo o falta de actividad física regular.
- Resistencia a la insulina, que puede desencadenar la diabetes tipo 2.
- Dieta poco saludable, rica en azúcares refinados y grasas saturadas.
Si no se maneja adecuadamente, MASLD puede progresar a esteatohepatitis (inflamación del hígado debido a la grasa acumulada), lo que a su vez puede derivar en cirrosis hepática y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de hígado. Además, las personas con MASLD tienen un riesgo elevado de sufrir enfermedades cardiovasculares, ya que la inflamación hepática puede generar una cadena de efectos que afecta tanto al hígado como al sistema cardiovascular.
De qué manera el sueño influye en la MASLD

El sueño y la salud hepática están más interrelacionados de lo que se pensaba. El estudio de la Universidad de Basilea arrojó resultados relevantes sobre cómo los trastornos del sueño pueden afectar a los pacientes con MASLD. En particular, los investigadores identifican que el sueño fragmentado está fuertemente asociado con un mayor riesgo de progresión de la enfermedad hepática.
El análisis mostró que los pacientes con MASLD experimentan interrupciones frecuentes en el sueño, lo que impide que estos lleguen a las fases más profundas y reparadoras del mismo. A diferencia de los individuos sanos, los que padecen esta enfermedad hepática parecen sufrir despertares nocturnos más frecuentes, lo que impacta directamente en la calidad del sueño y en los procesos metabólicos. Este fenómeno puede ser un factor contribuyente a la resistencia a la insulina, un factor clave en la progresión de la MASLD.
Los trastornos en el ciclo sueño-vigilia, o desregulación del ritmo circadiano, también fueron una constante en los pacientes de MASLD. Este desajuste no solo afecta la calidad del sueño, sino que puede interferir en las funciones del metabolismo hepático. Cuando el reloj biológico está alterado, el cuerpo tiene más dificultades para procesar correctamente las grasas, lo que favorece la acumulación en el hígado.
En comparación con un grupo de individuos sanos, los pacientes con MASLD presentaron patrones de sueño más irregulares y de menor calidad. Además de las interrupciones frecuentes, los pacientes con MASLD reportaron sentirse menos descansados al despertar, lo que puede agravar la fatiga y el malestar general, factores que también afectan el bienestar metabólico.
Cómo mejorar el sueño en pacientes con MASLD

Mejorar la calidad del sueño en personas con MASLD no solo contribuye al bienestar general, sino que también podría tener efectos positivos sobre la progresión de la enfermedad hepática. Existen varias estrategias que podrían ser útiles para contrarrestar los efectos del sueño fragmentado en estos pacientes.
Educación sobre higiene del sueño
Uno de los enfoques más efectivos podría ser la educación sobre higiene del sueño, que incluye una serie de hábitos saludables como mantener una rutina regular para acostarse, evitar el consumo de cafeína y alcohol antes de dormir, y asegurarse de que el ambiente del dormitorio esté libre de distracciones. Estas recomendaciones pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño, favoreciendo su continuidad y aumentando la probabilidad de que los pacientes lleguen a las fases más profundas y reparadoras del descanso.

Terapias adicionales
En algunos casos, el uso de terapias como fototerapia (exposición a luz en momentos específicos del día) podría ayudar a regular el ritmo circadiano y mejorar la sincronización del ciclo sueño-vigilia. Además, el asesoramiento psicológico para manejar el estrés y la ansiedad, que a menudo agravan los trastornos del sueño, también podría ser beneficioso.
Monitorización y tratamiento continuo
Es importante que los pacientes con MASLD reciban un seguimiento regular de su salud hepática y de los trastornos del sueño. Tecnologías como la actigrafía, que mide los patrones de sueño y actividad, pueden ser útiles para monitorear las mejoras y ajustar los tratamientos cuando sea necesario.
La implementación de estas estrategias, junto con un enfoque multidisciplinario, podría representar un paso significativo en el manejo integral de MASLD, mejorando la calidad de vida de los pacientes y ayudando a prevenir la progresión hacia etapas más graves de la enfermedad.
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