
El tamarindo, fruta cuya pulpa marrón y sabor agridulce la ha convertido en un ingrediente popular en la gastronomía mexicana, posee un destacado perfil nutricional y es ampliamente valorada por sus propiedades curativas.
Originaria de la India, el tamarindo arribó a México durante la Colonia, y rápidamente se arraigó en las regiones tropicales, tornándose parte fundamental de la cocina como de la medicina tradicional.
De acuerdo con información de El poder del consumidor, las virtudes del tamarindo van más allá de su particular sabor. Este fruto es una fuente sobresaliente de fibra, aportando 20 gramos por cada 100 gramos de pulpa, lo que lo posiciona como un aliado eficaz en la regulación del tránsito intestinal.

Además, el tamarindo contiene un notable espectro vitamínico, donde destacan las vitaminas de los grupos B, C y E, esenciales para el metabolismo energético, la protección antioxidante y el fortalecimiento del sistema inmunológico. Su perfil mineral es igualmente atractivo, ya que posee calcio, hierro, potasio, magnesio, zinc y fósforo, nutrientes clave para la salud ósea, la producción de energía y la función cardiovascular.
La relevancia medicinal del tamarindo ha sido reconocida durante siglos. Su pulpa, así como sus ramas, raíces, hojas y semillas, se utilizan en la elaboración de remedios naturales destinados a distintos padecimientos.
Entre las aplicaciones más conocidas del tamarindo sobresalen las propiedades laxantes, que lo convierten en un recurso tradicional en el tratamiento del estreñimiento. Al mismo tiempo, sus efectos diuréticos apoyan la eliminación de líquidos y toxinas del organismo, favoreciendo la salud renal.

El tamarindo también es apreciado por sus efectos astringentes, antipiréticos y antisépticos, lo que lo vuelve útil en el manejo de fiebre, infecciones leves y molestias digestivas, también se le dan propiedades para atender afecciones del hígado, cuadros febriles, ataques de asma, intoxicaciones alcohólicas
No solo su riqueza en nutrientes y sus atributos sanadores justifican su apreciación. El tamarindo ha alcanzado también una notable importancia económica para los agricultores, pues un árbol maduro —de alrededor de dos décadas de edad— puede rendir entre 100 y 500 kilogramos de fruto por año. La producción de este fruto en el país ronda las 48.000 toneladas anualmente, con Jalisco, Colima y Guerrero protagonizando este rubro.
La versatilidad culinaria del tamarindo contribuye a su popularidad. En México, se acostumbra consumir principalmente en forma de dulces a base de pulpa mezclada con azúcar, sal y chile, aunque también se aprovecha para preparar aguas frescas, nieves y salsas.
El acceso al tamarindo es también accesible, ya que su precio por kilogramo oscila entre 15 y 50 pesos, variando según el punto de venta y la zona geográfica. Así, el fruto destaca no solo como un componente clave de la comida mexicana, sino también como una alternativa natural para la prevención y el tratamiento de diversos malestares. Recuerda consultar a un profesional de la salud antes de hacer algún cambio en tu dieta.
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