Desde insomnio a dolor de estómago: por qué nuestro cuerpo somatiza emociones como el estrés o la ansiedad

Las personas perfeccionistas o con tendencia a reprimir las emociones son más propensas a la somatización

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Un hombre con dolor de
Un hombre con dolor de barriga (AdobeStock)

Cuando sentimos ansiedad, tristeza o miedo, nuestro cuerpo lo refleja no solo con una sensación, sino también con síntomas físicos que pueden ir desde dolor de estómago, dolores o cansancio. De hecho, muchas personas no son conscientes de que el origen de sus síntomas puede estar vinculado al estrés, la ansiedad o las preocupaciones diarias, lo que complica tanto el diagnóstico como el tratamiento adecuado.

Según AGS Psicólogos, este fenómeno se conoce como somatización y es especialmente frecuente en situaciones de mucha presión o tras eventos traumáticos, aunque la intensidad y frecuencia de los síntomas varían según la persona y el contexto emocional. Distinguir entre síntomas con base médica y aquellos que surgen por causas emocionales resulta esencial para evitar tratamientos innecesarios y centrar la atención en el manejo psicológico.

Los trastornos de ansiedad y depresión incrementan la probabilidad de experimentar síntomas físicos inexplicables. En el caso de la ansiedad, las preocupaciones excesivas pueden provocar palpitaciones, insomnio o molestias gastrointestinales, mientras que la depresión suele asociarse a agotamiento físico, dolores corporales y una mayor sensibilidad al dolor. Cuando los síntomas físicos predominan sobre los emocionales, el diagnóstico de estos trastornos puede retrasarse, lo que dificulta el acceso a un tratamiento adecuado, según detallan los psicólogos.

Ciertos rasgos de personalidad, como el perfeccionismo o la tendencia a reprimir emociones, también se vinculan a una mayor predisposición a la somatización. Las personas con baja tolerancia a la frustración o dificultades para afrontar situaciones adversas también presentan con mayor frecuencia síntomas físicos. Además, ciertos acontecimientos vitales estresantes (como pérdidas, separaciones, cambios laborales o enfermedades graves en el entorno cercano) pueden actuar como desencadenantes.

Los niños también somatizan

“Me duele la tripita”, es una expresión típica de los más pequeños cuando no quieren ir al colegio. Sin embargo, esto puede significar que somaticen algunos síntomas ante cualquier malestar emocional que sientan.

“Están descritos inicios en la infancia y en la adolescencia y puede tener que ver con el sistema de apego y de relación con los progenitores y la importancia qué se les dé a estos síntomas una vez que se han estudiado y se ha descartado que no haya un problema físico detrás. Son relativamente frecuentes, los pediatras son muy conocedores de esto”, explica la psiquiatra Virginia Soria, vocal del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), en declaraciones a EFE.

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Cómo se trata la somatización

Los primeros especialistas que pueden detectar un posible trastorno de síntomas somáticos son los médicos de Atención Primaria que, posteriormente, derivan al paciente al hospital. “El abordaje psicológico suele ser un puntal y también hay casos que necesitan tratamientos psicofarmacológicos, como ansiolíticos a corto plazo e incluso determinados antidepresivos”, explica la psiquiatra de la SEPSM.

Por su parte, Eva Vallés, de la Sección de Interconsulta y Psiquiatría de Enlace del Servicio de Psiquiatría del Hospital Vall d’Hebrón, destaca la importancia de “psicoeducar” al paciente para hacerle entender que “aunque haya algún síntoma y un malestar, el problema es cómo lo vive él”.

Aunque el trastorno de síntomas somáticos es poco frecuente, la psicóloga considera que ha podido aumentar la incidencia como ha ocurrido con otras enfermedades mentales y advierte de que se trata de una alteración que puede pasar desapercibida o confundirse con otra, concluye. 

*Con información de EFE