La granada, la fruta de otoño que mejora la presión arterial, controla el colesterol y combate el envejecimiento

Esta joya nutricional es rica en antioxidantes y vitamina C que protegen frente a diversas enfermedades crónicas

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Granada (Imagen Ilustrativa Infobae)
Granada (Imagen Ilustrativa Infobae)

La granada no solo comparte nombre con una de las ciudades más bellas de España, sino que también es una de las frutas más exóticas del otoño gracias a su intenso color rubí y su sabor entre dulce y ácido. Tras su corteza dura, sus brillantes granos esconden todo un tesoro nutricional que ofrece múltiples beneficios para la salud.

Hoy, la ciencia confirma lo que ya intuían las civilizaciones de hace siglos: la granada es una aliada poderosa para el bienestar y la prevención de enfermedades. De acuerdo con los informes de la Fundación Española de Nutrición (FEN), aporta tan solo 34 kilocalorías por cada 100 gramos, lo que la convierte en una opción ideal para quienes buscan mantener una alimentación equilibrada sin renunciar al placer. Esta característica, unida a su alto contenido en agua y su poder saciante, la hace especialmente recomendable en dietas de control de peso o en momentos en los que se desea un snack saludable.

Entre sus minerales, destaca el potasio, un nutriente esencial que contribuye al buen funcionamiento del sistema nervioso y muscular, y ayuda a mantener una presión arterial normal. Este aporte resulta especialmente importante en personas que practican deporte o que requieren una correcta hidratación celular.

Aunque su contenido en vitamina C no es tan elevado como el de otras frutas cítricas, la granada compensa con la presencia de ácido cítrico, responsable de su sabor ligeramente agrio y de potenciar la acción antioxidante de dicha vitamina. Además, contiene vitaminas del grupo B, indispensables para el metabolismo energético y el correcto funcionamiento del sistema nervioso.

El Dr López Rosetti nos cuenta la importancia de consumir frutas y verduras.

Una fruta que protege contra enfermedades

Si algo distingue a la granada de otras frutas son sus compuestos bioactivos, en especial los polifenoles y flavonoides, sustancias que han despertado un gran interés en la comunidad científica por su papel en la prevención del envejecimiento celular y de diversas enfermedades crónicas. Los taninos, un tipo de polifenoles presentes principalmente en la corteza y las membranas internas, son responsables de la sensación áspera que deja la fruta en la lengua. Aunque no se consumen directamente en grandes cantidades, su presencia indica el potente carácter antioxidante de este fruto.

A estos se suman los flavonoides del tipo de las antocianinas, como la delfinidina, cianidina y pelargonidina, responsables de su color rojo intenso y de buena parte de sus propiedades protectoras, según la FEN. Estos pigmentos naturales ayudan a neutralizar los radicales libres, reduciendo el daño oxidativo que contribuye al envejecimiento y a enfermedades cardiovasculares o degenerativas. Además, se ha observado que el consumo habitual de granada podría favorecer la salud del corazón, mejorar la circulación y ayudar a controlar los niveles de colesterol LDL (el conocido popularmente como “malo”).

Más allá de su valor nutricional, la granada es una fruta versátil que puede disfrutarse de múltiples maneras. Sus semillas, llamadas arilos, se consumen frescas, en ensaladas, yogures o postres, aportando un toque crujiente y refrescante. También se emplean en la elaboración de zumos naturales, cócteles o salsas, especialmente en la gastronomía mediterránea y de Oriente Medio.