Cómo hacer tomate frito casero: ingredientes, paso a paso y trucos para bordar este básico

Es una de las indiscutibles esencias de la cocina española, una receta que sabe a infancia, a casa de la abuela, a los sabores de siempre. El tomate frito es una salsa versátil, fácil de preparar y deliciosa, un condimento que han disfrutado muchas generaciones en los platos más tradicionales de nuestra gastronomía. Desde guisos hasta elaboraciones de carne y pescado, pastas, rellenos de empanada... Es todo un omnipresente y, como tal, todos deberíamos saber cómo hacerlo en casa.

Aunque comprar uno de esos tan típicos tomates fritos de supermercado sea la opción más sencilla -y muchas de las alternativas cumplan de lejos con las expectativas-, nada se compara a un tomate frito casero de los de siempre, siguiendo la receta que ya preparaban nuestras abuelas. Tomates de calidad, un buen aceite de oliva y tiempo son las tres principales claves para ello.

Para esta salsa de tomate, comenzaremos con un sencillo sofrito que dará mucho sabor al resultado final, uno a base de cebolla y pimiento rojo. Tendremos que cocinar muy bien las verduras, hasta conseguir que casi se deshagan, aunque aportando igualmente todo su sabor. Una vez listo, añadiremos el tomate, que puede ser fresco y maduro o ya triturado. Lo cocinaremos a fuego muy bajo durante el máximo tiempo posible, consiguiendo así que concentre al máximo su sabor. Como este proceso puede potenciar el carácter ácido propio de este fruto, corregiremos el sabor con una pizca de azúcar, siempre que este dulzor sea necesario.

La técnica para preparar un buen tomate frito es comenzar la elaboración con un sofrito a fuego lento de cebolla y pimiento verde, seguido de una cocción prolongada del tomate triturado hasta obtener una salsa densa y brillante.

• Preparación: 10 minutos
• Cocción: 45 a 60 minutos (dependiendo de la cantidad de agua en los tomates y la textura deseada)
• Tiempo total: 55 a 70 minutos

• 1 kg de tomates frescos maduros o un bote de tomate natural triturado (aprox. 800 g)
• 1 cebolla grande
• 1 pimiento verde
• Aceite de oliva virgen extra (aprox. 4 cucharadas)
• Sal al gusto
• 1 pizca de azúcar (para corregir la acidez, opcional)

1. Lavar y, si se usan frescos, pelar los tomates. Triturarlos con ayuda de una batidora o pasapurés.
2. Picar la cebolla y el pimiento verde en trozos pequeños y uniformes.
3. Calentar una sartén amplia a fuego medio y añadir el aceite de oliva.
4. Incorporar la cebolla y el pimiento. Sofreír hasta que ambas verduras estén bien doradas, removiendo para evitar que se quemen.
5. Agregar el tomate triturado y remover bien. Cocinar a fuego bajo.
6. Salar y, si los tomates son muy ácidos, añadir una pizca de azúcar.
7. Cocinar lentamente, removiendo ocasionalmente, hasta que el tomate haya reducido su agua y la salsa quede brillante y espesa (unos 45 minutos).
8. Para un acabado extra suave, pasar el tomate frito por el pasapurés o batidora antes de servir.

Esta receta rinde aproximadamente 4 a 6 porciones, dependiendo del tipo de uso (como base de guiso, salsa para pasta o acompañamiento).

• Calorías: 70-90 kcal
• Grasas: 4-5 g
• Carbohidratos: 7-9 g
• Azúcares: 6-7 g
• Proteínas: 1-2 g
• Fibra: 2-3 g

Cabe señalar que estas son estimaciones, y los valores nutricionales precisos dependen de los ingredientes específicos utilizados en la preparación y las cantidades de cada porción.

El tomate frito casero puede conservarse, bien tapado y refrigerado, durante 4 a 5 días. También admite congelación, manteniéndose en perfectas condiciones hasta tres meses.