La postura del cocodrilo, el ejercicio de yoga que elimina las contracturas: cómo debes hacerla y cuáles son sus beneficios

El Makarasana es una de las posturas más beneficiosas por estas razones

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Un mujer haciendo el Makarasana,
Un mujer haciendo el Makarasana, popularmente conocida como la postura del cocodrilo

El yoga es una de las actividades más beneficiosas para la salud. Esta disciplina que nació en la India es capaz de estimular tu cuerpo y potenciar tu concentración mental.

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Los efectos de practicar esta son muy positivos y existen muchas posturas que son de gran ayuda en diferentes facetas de tu vida. Una de ellas es la Makarasana, conocida popularmente como la postura del cocodrilo.

Beneficios de la postura del cocodrilo

La postura del cocodrilo ofrece un conjunto amplio de beneficios, que abarca tanto aspectos físicos como mentales. Uno de los más importantes es que es un factor que induce a una relajación total. Las zonas que más destensa son la espalda, el cuello y los hombros.

Al favorecer la alineación de la columna y la liberación de la región lumbar, este ejercicio se convierte en una herramienta eficaz para quienes sufren molestias crónicas o episodios recurrentes de dolor en la zona baja de la espalda.

El alivio que se siente se debe a que se desactivan las contracturas musculares. También activa de manera leve la zona del abdomen y la musculatura del torso, que favorece al fortalecimiento del core y ayuda a tener una mejor postura a lo largo del día.

El yoga combina ejercicio físico y meditación para mejorar fuerza, postura y flexibilidad. Favorece la respiración consciente, reduce ansiedad, fortalece huesos y articulaciones, mejora el sueño, la inmunidad y la salud cardiovascular, aportando equilibrio emocional y bienestar integral.

Sobre el plano fisiológico, especialistas consultados sostienen que la postura estimula el sistema nervioso parasimpático, disminuyendo los niveles de estrés y ansiedad, al tiempo que incide en la calidad respiratoria. Al adoptar la posición prona, se facilita una mayor expansión del diafragma, optimizando la oxigenación y regulando el flujo sanguíneo. Además, es un ejercicio excepcional para las personas que tienen asma y otras dificultades respiratorias.

Cómo adoptar esta postura correctamente

La ejecución del Makarasana es muy sencilla. Para empezar a realizarla correctamente, tienes que ponerte boca abajo sobre una superficie estable, como puede ser el suelo. Las piernas se extienden completamente y se separan ligeramente, permitiendo que los pies apunten hacia afuera. Los brazos se doblan en el suelo, con los codos separados a una distancia cómoda, y las palmas mirando hacia adelante, mientras el pecho descansa suavemente entre ellos.

Se eleva el cuello y los hombros, generando espacio bajo la barbilla, donde se colocan las manos para ofrecer soporte a la cabeza. Una clave para la eficacia de esta postura reside en encontrar la relajación activa. Regular la respiración de forma lenta, buscar que abdomen y pecho se expandan al inhalar y desinflen al exhalar, y permitir que el peso corporal se distribuya de manera uniforme a lo largo del torso.

Variaciones del Makarasana

Hay otras variantes de la postura del cocodrilo que pueden hacer que se adapten aún más a tus necesidades. Por ejemplo, es posible ajustar el nivel de apoyo colocando los codos justo debajo de los hombros para facilitar la elevación del torso, la cabeza y hombros.

Para ello, es recomendable mantener la barbilla sobre las palmas o ampliar la distancia entre las piernas para relajar más la zona lumbar. Estas opciones modifican la intensidad del estiramiento y favorecen diferentes objetivos, como promover mayor relajación muscular, estirar la columna o fortalecer hombros y abdomen.