Por qué a los pacientes de cáncer se les recomienda comer helado

Consumir estos alimentos puede mejorar la calidad de vida de los pacientes oncológicos al aliviar los efectos secundarios de los tratamientos

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Conos de helados (iStock)
Conos de helados (iStock)

El helado es uno de los grandes placeres del verano, pero también uno de los aliados más eficaces para mejorar la calidad de vida de los pacientes oncológicos. Mantener una alimentación adecuada durante el tratamiento del cáncer no siempre es una tarea sencilla.

La pérdida de apetito, las alteraciones en el gusto, las náuseas, la fatiga y la mucositis son solo algunos de los efectos secundarios comunes del tratamiento del cáncer que dificultan la ingesta de alimentos. Para hacer frente a ello, el helado puede ser muy útil, apuntan los profesionales de la Clínica Universidad de Navarra.

Una de las razones por las que el helado se recomienda a ciertos pacientes oncológicos es su capacidad para estimular el apetito en personas que lo han perdido parcial o totalmente. La textura cremosa, el sabor agradable y la facilidad para tragarlo lo convierten en un alimento atractivo y bien tolerado.

Además, su densidad calórica puede resultar útil. En pacientes con cáncer que experimentan pérdida de peso involuntaria o dificultades para mantener su masa corporal, este alimento puede ser una forma práctica de aportar energía sin necesidad de consumir grandes volúmenes de comida. Cuando se eligen variedades enriquecidas con proteínas o se combinan con ingredientes como frutas, frutos secos o yogur, también pueden contribuir a mejorar el perfil nutricional general de la dieta.

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Imagen de archivo de una heladería. (AdobeStock)

Otra indicación habitual del helado en oncología es en los casos de xerostomía, una condición común en pacientes que reciben quimioterapia o radioterapia, especialmente cuando los tratamientos afectan la cabeza y el cuello. La xerostomía, o sequedad bucal, no solo es incómoda, sino que también puede dificultar la masticación, la deglución y el habla.

El helado, al ser frío y suave, puede aliviar momentáneamente esa sensación de sequedad, estimular la salivación y facilitar la ingesta de otros alimentos. Asimismo, su temperatura baja puede resultar útil para reducir el dolor y la inflamación en casos de mucositis, una afección inflamatoria de la mucosa bucal muy frecuente entre quienes están en tratamiento oncológico.

Precauciones a tener en cuenta

Pese a sus beneficios, el consumo de helado en pacientes oncológicos no está exento de precauciones. En primer lugar, se debe prestar atención a la temperatura. Cuando el helado se ingiere muy frío, puede desencadenar efectos adversos como cefaleas o incluso síntomas similares a un corte de digestión, debido a su impacto sobre la circulación intestinal.

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Este riesgo aumenta cuando se consume de manera compulsiva o en grandes cantidades, algo que puede suceder en personas que encuentran en el helado uno de los pocos alimentos agradables durante el tratamiento. Por eso, los especialistas recomiendan comerlo con moderación, dejar que se atempere unos minutos antes de ingerirlo y, de ser posible, integrarlo dentro de un plan alimentario supervisado por un profesional de la nutrición.

También es importante tener en cuenta el estado inmunológico del paciente. En personas con neutropenia, una disminución de los glóbulos blancos que reduce las defensas, algunos centros desaconsejan alimentos no pasteurizados o con riesgos microbiológicos. En ese caso, se recomienda elegir helados industriales seguros desde el punto de vista sanitario y evitar los de elaboración casera o artesanal si no se garantiza su correcta conservación.