La fruta del verano que evita el estreñimiento, cuida la piel y es rica en colágeno

La llegada del verano trae consigo la temporada de las ciruelas, una fruta que gracias a su sabor y a sus propiedades nutricionales son protagonistas en la alimentación cotidiana de muchas personas. Las ciruelas son frutas con un alto contenido de agua, llegando a constituir aproximadamente el 87 % de su peso. Es por ello que son una de las frutas más refrescantes del verano.

Una característica clave de las ciruelas es su contenido de fibra, que alcanza 1,4 gramos por 100 gramos de fruta, según la Fundación Española de Nutrición (FEN). Tanto la fibra soluble como la insoluble intervienen en la regulación digestiva. En cuanto a micronutrientes, contienen vitamina C (importante para el sistema inmunitario), vitamina K (fundamental para la coagulación sanguínea), pequeñas cantidades de provitamina A y minerales como potasio y hierro. La presencia de antioxidantes naturales como los polifenoles añade un valor diferencial a este alimento.

De acuerdo con la FEN, el consumo de ciruelas está vinculado a una mejoría en el funcionamiento digestivo, sobre todo en lo relativo al tránsito intestinal. La fibra soluble que contienen ayuda a captar agua en el tracto digestivo formando un gel suave, lo que suaviza las heces y hace que su evacuación sea más sencilla y regular. Por su parte, la fibra insoluble estimula la motilidad intestinal y contribuye a evitar el estreñimiento, problema frecuente en la vida moderna, debido a los hábitos sedentarios y dietas pobres en fibra.

Según la Base de Datos Española de Composición de Alimentos (BEDCA), las ciruelas son fuente de vitamina C y polifenoles, compuestos que favorecen la defensa del organismo frente a la acción dañina de los radicales libres. Al actuar como “escudos protectores”, estos antioxidantes contribuyen a proteger las células y evitar procesos de inflamación crónica, considerada un factor predisponente en patologías como enfermedades cardiovasculares, metabólicas y degenerativas.

Estudios han identificado que el consumo regular de frutas antioxidantes, incluido la ciruela, se asocia con menor riesgo de hipertensión, mejora en el perfil lipídico y menor incidencia de arteriosclerosis. Estos mismos antioxidantes pueden colaborar en el mantenimiento de la elasticidad de la piel y la regeneración de tejidos, haciendo que este alimento también sea valorado en el ámbito cosmético y del envejecimiento saludable.

El potasio, presente en las ciruelas según lo documentado por BEDCA, cumple un papel esencial en la regulación de los líquidos corporales y el equilibrio ácido-base. Esto repercute en la prevención de calambres musculares, el control de la tensión arterial y la adecuada transmisión de impulsos nerviosos. El bajo contenido de sodio y lípidos convierte a las ciruelas en una opción útil para quienes desean prevenir la hipertensión, el sobrepeso o enfermedades metabólicas.

Por otro lado, la vitamina C contenida en la fruta participa en la formación de colágeno; esto es fundamental para la salud de piel, vasos sanguíneos, huesos y cartílagos. Asimismo, la presencia de hierro apoya el transporte de oxígeno en la sangre, previniendo la fatiga y colaborando en mantener la vitalidad en períodos de mayor demanda física.