
Hannah Lemanski, una joven paramédica de 24 años, fue enviada a casa hasta en cinco ocasiones por los médicos que le atribuían sus síntomas a estrés o fatiga, antes de recibir un diagnóstico mucho peor, un tumor cerebral. El caso ha provocado mucha indignación en el Reino Unido y cuestiona realmente el funcionamiento del sistema público de salud, según confirma el medio FQ Magazine.
Todo comenzó con dolores de cabeza frecuentes, que Lemanski relacionó inicialmente con el agotamiento de sus turnos de trabajo en emergencias. Sin embargo, los síntomas se fueron aumentando con el tiempo. Poco a poco empezó a sufrir dolencias como visión doble, vómitos y un progresivo deterioro de su bienestar físico. Alarmada, acudió a su médico de cabecera, quien la vio en tres ocasiones.
Según relató a FQ Magazine, en cada consulta el diagnóstico fue el mismo, estrés. Sin embargo, la situación empeoraba después de cada visita. “Volvía a casa cada vez peor, pero me decían que era solo ansiedad”, contó Lemanski, quien nunca imaginó que detrás de todo estaba creciendo un tumor cerebral.
Diagnóstico erróneo y búsqueda desesperada
Ante la falta de respuestas en el sistema de sanidad pública, Lemanski recurrió al sector privado. En una primera clínica oftalmológica, donde pagó un reconocimiento muy costoso, que no cubre el NHS (Servicio Nacional de Salud británico), le diagnosticaron “ojo vago”, una condición leve que en teoría explicaba su visión borrosa.
“Al principio me sentí aliviada de que no fuera algo grave”, confesó a FQ Magazine, “pero los síntomas no desaparecieron, y algo dentro de mí sabía que esto era más serio”. Desesperada, decidió buscar una segunda opinión, nuevamente de pago. Fue entonces cuando le realizaron una resonancia magnética, que reveló que la verdadera causa de sus síntomas y su malestar era un neurocitoma central, un raro tumor cerebral de crecimiento lento ubicado en los ventrículos cerebrales.

Cirugía parcial y nueva operación fuera del sistema público
Tras el diagnóstico, la mujer fue sometida a una cirugía en la que lograron extirpar el 80% del tumor. Sin embargo, con el paso del tiempo, la masa volvió a crecer. Ahora necesita una segunda operación, pero el tratamiento, al igual que el anterior, no está cubierto por el sistema de salud británico.
Su familia ha iniciado una campaña para recaudar fondos con el fin de cubrir los costes de la intervención. Además, exigen que se reconozca la negligencia médica que permitió que el tumor pasara desapercibido durante tanto tiempo. “No solo luchamos por la salud de Hannah, sino por la responsabilidad de un sistema que la dejó sola”, afirmó un familiar.
La respuesta del Departamento de Salud
Tras la difusión del caso, el Departamento de Salud británico emitió un comunicado oficial.“Entendemos la importancia de tomar decisiones rápidas para evitar inconvenientes innecesarios y, cuando el tratamiento no se financia de forma rutinaria, los médicos pueden presentar una solicitud individual de financiación si existen razones clínicas excepcionales”.
A pesar de estas explicaciones, tanto la familia como la paciente siguen sufriendo las consecuencias de la tardanza de un diagnóstico claro.
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