Ajoblanco de melón, la versión más refrescante de este clásico veraniego

Cuando el sol aprieta, se agradecen las comidas ligeras, frescas y llenas de sabor. Para encontrarlas, nada como echar un vistazo en el recetario del sur de España, provincias de veranos calurosos que cuentan con una gastronomía llena de elaboraciones frescas hechas con productos exquisitos. El ajoblanco es uno de ellos.

Típicamente elaborado con almendras, pan, ajo y aceite de oliva, este “gazpacho blanco” echa sus raíces en la cocina andaluza más tradicional. Pero hoy vamos a ir un paso más allá, dándole a esta receta un giro innovador añadiendo el veraniego melón. Esta fruta aporta al ajoblanco un dulzor natural y afrutado que equilibra maravillosamente la potencia del ajo y el cuerpo de la almendra, resultando en una sopa fría de exquisito sabor y frescura.

Esta receta ideal como primer plato en un almuerzo veraniego, como entrante en una comida con invitados o incluso como cena ligera. Esta sopa fría quedará ideal con un toque salado extra, lo que podemos conseguir añadiendo unas virutas de jamón ibérico, unas gotas de aceite de albahaca o incluso unas lascas de queso curado.

Este ajoblanco comienza como su pariente tradicional, hidratando el pan y triturando almendras crudas con ajo, pero incorpora melón cantalupo maduro o melón piel de sapo para dar una textura más suave y un matiz dulce muy refrescante. El resultado es una crema blanca pálida, delicada y equilibrada. La clave está en conseguir un emulsionado fino y en servirlo muy frío, acompañado de algún toque crocante o salado como contrapunto.

La receta es rápida y no requiere cocción.

• Hidratación del pan: 10 minutos
• Preparación y triturado: 10 minutos
• Reposo en frío: 1 hora (opcional, pero muy recomendable)

Tiempo total estimado: 1 hora y 20 minutos

• 500 g de melón maduro (cantalupo o piel de sapo)
• 100 g de almendras crudas peladas
• 100 g de miga de pan blanco del día anterior
• 1 diente de ajo sin germen
• 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
• 2 cucharadas de vinagre de Jerez o manzana
• 250 ml de agua fría (ajustar al gusto)
• Sal al gusto
• Opcional: virutas de jamón, brotes, uvas peladas o gotas de aceite de albahaca para decorar

1. Corta el melón, quítale la piel y las semillas y trocéalo.
2. Pon a remojo el pan en agua durante 10 minutos.
3. En el vaso de una batidora, añade las almendras, el ajo pelado, la miga de pan escurrida, el melón y la sal.
4. Tritura bien hasta conseguir una mezcla homogénea.
5. Incorpora el vinagre y el aceite de oliva virgen extra, batiendo de nuevo para emulsionar.
6. Añade el agua poco a poco hasta lograr la textura deseada (más espesa o más líquida).
7. Pasa por un colador fino o chino si deseas una textura aún más lisa.
8. Reserva en la nevera al menos una hora para que esté bien frío.
9. Sirve con toppings como virutas de jamón, gotas de aceite, brotes o uvas.

Esta receta rinde aproximadamente 4 porciones de tamaño entrante.

Cada porción de ajoblanco de melón contiene aproximadamente:

• Calorías: 230
• Grasas: 16 g
• Grasas saturadas: 2 g
• Carbohidratos: 14 g
• Azúcares: 7 g
• Proteínas: 4 g

Cabe señalar que estas son estimaciones, y los valores nutricionales precisos dependen de los ingredientes específicos utilizados en la preparación y las cantidades de cada porción.

El ajoblanco de melón se puede conservar en la nevera por hasta 3 días, bien cubierto y almacenado en un recipiente hermético para evitar que se oxide o pierda aroma.