
La hiperconectividad, el frenético ritmo de vida y la amplia oferta de actividades de ocio han propiciado en los últimos años la aparición del FOMO, un fenómeno por el que muchas personas temen perderse los planes o quedarse atrás en las actividades sociales. Como su propio nombre indica, se trata del “miedo a perderse algo” (Fear Of Missing Out, en inglés).
Sin embargo, cada vez son más las personas que, frente al FOMO, optan por quedarse en casa, disfrutar de una película, seguir con el libro que les apasiona o simplemente pasar el rato en el sofá entreteniéndose con el teléfono móvil. Hay quienes puedan pensar que estas actividades hogareñas son pérdidas de tiempo, pero realmente responden a un nuevo fenómeno: el JOMO.
El JOMO (Joy Of Missing Out) significa la “alegría de perderse algo”, una filosofía que propone un enfoque completamente distinto. En lugar de sentir angustia por no estar en todos los planes, promueve la satisfacción de disfrutar el presente sin preocuparse por lo que hacen los demás. El JOMO invita a dejar de lado la presión social y a reconectar con lo que verdaderamente nos hace sentir bien.
Actividades tan sencillas como salir a caminar con música, leer un libro, tocar un instrumento o compartir una tarde tranquila con amigos son ejemplos de experiencias valiosas que, aunque no suelen exhibirse en redes, aportan bienestar genuino. El JOMO no significa aislarse, sino liberarse del impulso constante de mostrar todo, de compararse y de necesitar apuntarse a todos los planes.
De acuerdo con la psicóloga Chiara Fabian, esta forma de vida resulta especialmente útil para quienes sienten una dependencia emocional de las redes sociales y de las imágenes idealizadas que allí se comparten. Seguir la filosofía JOMO permite tomar distancia de esas realidades filtradas, reduce la necesidad de validación externa y nos ayuda a decir “no” a planes que realmente no deseamos hacer.
Los beneficios de practicar el JOMO
El JOMO también puede tener efectos positivos sobre la salud mental. Al reducir la exposición a redes sociales, disminuye la ansiedad, el estrés y el agotamiento mental que provoca la constante estimulación digital. De esta manera, nos permite reconectar con nuestros gustos, descansar de verdad y recuperar la paz interior.
Otro pilar fundamental de esta filosofía es el agradecimiento. Vivimos en una cultura donde se valora más lo nuevo y lo espectacular, lo que nos lleva a dejar de apreciar lo cotidiano. El JOMO nos recuerda la importancia de valorar lo que tenemos, lo sencillo de la vida: una charla sincera, un día sin prisas o simplemente un momento a solas. Al desconectarnos un poco de lo externo, recuperamos la capacidad de agradecer y disfrutar plenamente de nuestro presente.
En un mundo hiperconectado, adoptar el JOMO puede ser un acto de rebeldía saludable. Como explica la psicóloga, no se trata de rechazar la tecnología, sino de aprender a usarla de forma consciente, sin que determine nuestra autoestima ni nuestras decisiones. Así, vivir desconectados por momentos puede ayudarnos a estar más conectados con nosotros mismos.
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