Los consejos de una nutricionista para comprar jamón cocido de calidad en el supermercado: “Hay aditivos que debes evitar”

En el momento de comprar este embutido en carnicerías o supermercados, no solo basta con tener en cuenta su aspecto o sabor, sino que además es vital leer las etiquetas para tener en cuenta todos los detalles

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Lonchas de jamón cocido (Adobe
Lonchas de jamón cocido (Adobe Stock)

El embutido es un gran aliado en nuestro día a día, un ingrediente versátil y asequible que puede solucionarnos desayunos, meriendas y cenas. Dentro de las opciones que existen, el jamón cocido es una de las más comunes, un fiambre derivado de la carne de cerdo que se obtiene de los miembros posteriores de este animal. Aunque es cierto que esta es una de las alternativas más interesantes a nivel nutricional, no todos los productos que encontramos en carnicerías y supermercados son iguales.

Para ayudarnos a encontrar el mejor de todos ellos, la nutricionista Blanca García-Orea, conocida en redes sociales como Blanca Nutri (@blancanutri) ha compartido sus consejos a través de su perfil en Instagram, con un vídeo en el que revela algunos trucos para “comprar jamón de calidad sin que te engañen“. Fijándonos en estos detalles, explica la experta, podremos encontrar la opción más saludable de entre todos los productos disponibles en los lineales.

En el momento de comprar este embutido en carnicerías o supermercados, no solo basta con tener en cuenta su aspecto o sabor, sino que también es vital saber leer las etiquetas para tener en cuenta todos los detalles. Según las explicaciones de la experta en alimentación, es de vital importancia saber qué aditivos incluye cada uno de los productos de jamón cocido que encontramos en el mercado, para poder así conseguir un producto lo más saludable y de mayor calidad posible. “Hay aditivos que debes evitar a la hora de comprar jamones”, avisa la nutricionista, antes de comenzar una lista de algunos de los más peligrosos.

Los aditivos a evitar en los embutidos

En primer lugar, la experta nos recomienda evitar los nitritos. “A veces puedes encontrarlos con la palabra nitrito sódico o e249-e252, son unos aditivos que pueden aumentar la inflamación intestinal y que además son considerados como sustancias con potencial cancerígeno”, explica Blanca en su publicación. En segundo lugar, la experta menciona los E407 carragenanos, otro de los aditivos a evitar “porque pueden causar inflamación intestinal”. Por último, no recomienda consumir productos que contengan fosfatos de tipo E451, como el trifosfato sódico, ya que en grandes dosis podría causar problemas digestivos y de hiperactividad.

Lonchas de jamón cocido (Adobe
Lonchas de jamón cocido (Adobe Stock)

Cuando se trata de jamones, es fundamental examinar la lista de ingredientes detenidamente. Y es que la experta nos advierte de que, aunque muchos ofrecen un alto porcentaje de carne, esto no garantiza la ausencia de aditivos no deseados. En cuanto al azúcar, otra de las grandes preocupaciones a la hora de comprar embutidos, su presencia no debería ser siempre alarmarte: se utiliza principalmente como conservante y suele estar presente en menos de 1 gramo por cada 100 gramos del producto. Este nivel es tan bajo que realmente no representa un problema al considerar su consumo.

En última instancia, cabe señalar que los aditivos alimentarios consumidos con moderación, en las cantidades ajustadas que vienen añadidas de fábrica en los productos, en personas sin alergias o intolerancias a ellos, no suponen un riesgo o peligro para la salud por sí mismos. Siempre y cuando estos estén autorizados para su uso industrial.

Propiedades y perjuicios del jamón cocido

Incluir el jamón cocido como parte de la alimentación diaria implica obtener una serie de beneficios para la salud, pero también algunos aspectos más desfavorables. Tal y como recogen los informes del Ministerio de Sanidad, el jamón York contiene aproximadamente 18,4 gramos de proteínas por cada 100 gramos, lo que lo convierte en un alimento adecuado para mantener y reparar tejidos corporales. Además, su perfil graso, compuesto en mayor medida por ácidos grasos insaturados como el ácido oleico (monoinsaturado) y el ácido linoleico (poliinsaturado), es más saludable en comparación con otros productos cárnicos.

El jamón York es una buena fuente de minerales como hierro, zinc, fósforo y potasio. De hecho, su contenido en hierro y zinc es altamente biodisponible, lo que significa que el cuerpo los absorbe de manera eficiente y puede ser beneficioso para prevenir o tratar deficiencias nutricionales relacionadas con estos minerales, como la anemia. Además, la presencia de vitaminas del grupo B, especialmente tiamina, riboflavina y niacina, favorece el correcto funcionamiento del metabolismo energético y del sistema nervioso. Debido a su fácil digestibilidad y bajo contenido calórico, también se utiliza con frecuencia en dietas terapéuticas o en casos de malestar digestivo.

No obstante, consumir jamón cocido en grandes cantidades puede tener desventajas importantes, principalmente debido a su elevado contenido en sodio. Con aproximadamente 970 mg de sodio por cada 100 gramos, este alimento puede representar un riesgo para personas propensas a hipertensión, retención de líquidos o enfermedades renales. Así, superar los límites recomendados de sodio en la dieta puede contribuir al desarrollo de problemas cardiovasculares a largo plazo. Además, aunque su contenido graso no es excesivo, las grasas saturadas presentes (3,49 gramos por cada 100 gramos) pueden acumularse si el consumo no se modera, especialmente en dietas que incluyen otros alimentos grasos.