Qué alimentos debemos desechar tras el apagón en neveras y congeladores: “Algunos son muy vulnerables, otros aguantan bastante bien”

Si el apagón supuso que tu nevera no funcionase entre cuatro y seis horas, es recomendable deshacerse de determinados alimentos, aunque no todos los productos reaccionan igual

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Los alimentos guardados en el
Los alimentos guardados en el frigorífico suelen aguantar sin problema entre cuatro y seis horas (Adobe Stock)

El apagón eléctrico generalizado que España y Portugal han sufrido durante la jornada del lunes 28 de abril ha provocado que establecimientos, negocios y hogares queden a oscuras durante horas. Durante la pasada noche y a lo largo de la jornada del martes, se espera que ambos países vuelvan a la normalidad por completo, aunque aún hay preguntas en el aire que plantean posibles causas y variedad de incógnitas sobre lo sucedido.

Con los frigoríficos, congeladores y neveras apagados durante horas, la seguridad alimentaria se ha convertido en una de las grandes cuestiones del día. Ante la marea de dudas surgida en estas condiciones, son muchos los nutricionistas, dietistas y divulgadores que han utilizado sus redes sociales para iluminar a sus seguidores y ayudarles a gestionar sus alimentos afectados. Ha sido el caso de Miguel Ángel Lurueña (@gominolasdepetroleo), tecnólogo de alimentos, que compartía en su cuenta de Instagram sus consejos de experto para saber qué alimentos debemos desechar y cuáles son aún recuperables.

La fórmula es simple: los alimentos guardados en el frigorífico suelen aguantar sin problema entre cuatro y seis horas de apagado, mientras que, en el caso de los productos almacenados en el congelador, entre 24 y 48 horas. “En los lugares donde el suministro ha regresado en ese tiempo, no debería haber problema”, asegura el tecnólogo de alimentos.

Eso sí, siempre y cuando “no hayamos estado continuamente abriendo la puerta del frigo o del congelador”, aclara, algo que podría haber subido los grados de su interior y creado, así, un peligroso contraste de temperatura. En el caso de tener dudas sobre este tema, también nos recomienda comprobar si la nevera ha permanecido a 4 °C o menos, temperatura que se considera recomendable para mantener los alimentos en un estado aceptable.

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“Si el periodo sin suministro se prolonga más, hay que tener en cuenta algunos detalles, como la cantidad de comida que tengamos dentro (cuanta más comida, mejor se mantiene el frío), el número de veces que abramos la puerta, la temperatura exterior, las características del frigo (hermeticidad, aislamiento, etc.)...”, continúa escribiendo el experto.

No todos los alimentos son iguales

Ante todo y a pesar de las recomendaciones generales, advierte la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, debemos “evaluar cada alimento por separado”. “Nunca pruebe un alimento para valorar si es seguro, ni confíe en el aspecto o el olor de la comida”, explican desde la AESAN.

A la hora de comprobar el estado de nuestros productos, Lurueña nos avisa de que no todos los alimentos son iguales, pues el tipo de producto del que se trate dependerá de si debemos o no desecharlo automáticamente. En caso de ruptura de la cadena de frío, algunos alimentos concretos se consideran “muy vulnerables”, mientras que se puede decir que otros “aguantan” relativamente bien.

En la lista de alimentos “muy vulnerables” se encuentran la carne y el pescado crudos, huevo sin cáscara, alimentos listos para consumir que no son calentados antes de comer (salsas como guacamole, humus, platos de 5ª gama, fiambres, loncheados, ensaladas de bolsa, brotes, etc.), sobras (de guisos, pasta, arroz...), vegetales cortados (frutas, verduras, hortalizas), zumos abiertos, leche abierta, cremas (salsa bechamel, crema pastelera, nata, etc.), queso fresco y bebidas que necesitan frío (gazpacho, zumos frescos, etc.). En estos casos, “conviene desecharlos si han pasado más de esas 4-6 horas en el frigorífico apagado”.

Otros alimentos se mantienen aptos para el consumo durante más tiempo, por lo que “en principio no deberían suponer un problema”, asegura el experto. Es el caso, por ejemplo, de los productos muy ácidos, como los encurtidos; los muy salados, como el bacalao; o los muy azucarados, como la mermelada. También se mantienen en buen estado los que tienen baja actividad de agua, como queso curado o embutidos no loncheados.

Asimismo, explica el tecnólogo de alimentos, podemos salvar los vegetales enteros (frutas, verduras, hortalizas), siempre que veamos que no muestran defectos significativos, y también los huevos enteros aunque, avisa, “aquí es importante evitar los cambios bruscos de temperatura para evitar la condensación de agua sobre la cáscara”.