Cómo conservar correctamente los frutos secos para que no pierdan sus propiedades y se mantengan crujientes

La humedad, la luz y las altas temperaturas son los tres grandes enemigos de los frutos secos, factores que pueden provocar que estos pierdan sus propiedades nutricionales y organolépticas

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Cómo conservar los frutos secos
Cómo conservar los frutos secos para que no pierdan sus propiedades organolépticas (Adobe Stock)

Los frutos secos forman parte fundamental de la dieta de muchos españoles, especialmente aquellos que buscan incluir en su día a día alimentos saludables que aporten energía y nutrientes. De hecho, el consumo de este tipo de alimentos no deja de crecer: según los datos del último Informe de Consumo Alimentario, en 2023 los españoles ingerimos 3,41 kilogramos de frutos secos por persona, un 5,3 % más que en 2022.

La versatilidad de estos alimentos, sus propiedades nutricionales, sus beneficios para la salud y la facilidad de su consumo hacen de ellos un básico en nuestra despensa. Además, en términos generales, las nueces, almendras, anacardos y otros frutos secos son fáciles de conservar y muy duraderos, siempre que se traten correctamente. Para lograrlo, y así conservar intactas sus propiedades nutricionales y organolépticas, hay una serie de consejos que debemos tener en cuenta.

Primero de todo, debemos tener en cuenta que, técnicamente, los frutos secos no caducan, tal como explica la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios). La ingesta de frutos secos pasado el período de consumo preferente que nos marca el envase no supone ningún riesgo para nuestra salud. Sin embargo, con el paso del tiempo sí que van perdiendo propiedades organolépticas, corriendo así el riesgo de que nuestras almendras, pistachos y avellanas se acaben reblandecido o adquiriendo un regusto rancio.

Aléjalos de la humedad

La humedad es uno de los principales enemigos de los frutos secos, ya que puede alterar su textura y sabor en cuestión de horas. Si estos alimentos no se almacenan adecuadamente, en menos de 24 horas pueden perder su característica textura crujiente y volverse blandos. Este problema, además de afectar su calidad, puede reducir su tiempo de conservación.

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El envase original en el que se adquieren estos productos no siempre cumple con las condiciones necesarias para su conservación, por lo que cambiarlos a un lugar más adecuado es una medida esencial. Un recipiente hermético será la opción ideal para preservar los frutos secos, ya sea con un bote de cristal o una bolsa de plástico con cierre hermético. Si prefieres conservarlo en su bolsa, puedes utilizar pinzas de la ropa, gomas elásticas o bolsas de autocierre para asegurar que nuestros frutos secos se mantengan lo más aislados posible de la humedad ambiental.

La temperatura, un factor determinante

Otro aspecto crucial para mantener los frutos secos en buen estado es la temperatura. Lo ideal es conservarlos a menos de 20 °C. Las altas temperaturas pueden acelerar su deterioro, especialmente durante los meses más cálidos. En este contexto, si las condiciones climáticas no permiten mantener una temperatura adecuada, existe la opción de guardarlos en el frigorífico, lo que garantizará que mantengan su sabor y textura sin volverse rancios.

Para quienes compran grandes cantidades de frutos secos y no planean consumirlos en un corto plazo, otra opción muy eficaz y desconocida para muchos es congelarlos. Para ello, es recomendable dividirlos en pequeños paquetes de aproximadamente 50 gramos, cerrarlos herméticamente y etiquetarlos con la fecha de almacenamiento. Los frutos secos bien congelados pueden conservar su calidad hasta por un año o más, aunque se recomienda consumirlos dentro de los primeros seis meses para garantizar una mejor experiencia sensorial.

La luz, otro enemigo silencioso

Además de la humedad y las altas temperaturas, la luz también puede afectar negativamente a los frutos secos, especialmente a aquellos que se venden sin cáscara, como las avellanas o anacardos. La exposición a la luz puede acelerar el proceso de oxidación y generar un sabor desagradable en estos alimentos. Para evitar este problema, se recomienda almacenar los frutos secos en un lugar oscuro, como una despensa, o utilizar recipientes opacos que bloqueen la entrada de luz.