Cómo la acuicultura pasó de ser una práctica ancestral a una fuente clave de proteína en el mundo actual

El desarrollo histórico de la crianza de organismos acuáticos transformó antiguas técnicas en soluciones modernas que garantizan alimentos esenciales, impulsando innovación, sostenibilidad y seguridad alimentaria para poblaciones cada vez más numerosas

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La evolución de la acuicultura
La evolución de la acuicultura transformó la manera en que la humanidad produce y consume proteína de origen marino (Augusto Famulari)

La acuicultura, con más de cuatro mil años de historia, pasó de ser una práctica de subsistencia a convertirse en un motor de innovación para la alimentación y la sostenibilidad global. En la actualidad, más de la mitad del pescado consumido mundialmente se produce en sistemas acuícolas, lo que evidencia su importancia estratégica para la seguridad alimentaria y el desarrollo económico, según National Geographic.

Sus orígenes se remontan a los valles fluviales de civilizaciones como Egipto, Mesopotamia y China, donde la gestión del agua resultaba fundamental para la supervivencia. En el Antiguo Egipto, hace más de cuatro milenios, se utilizaban estanques junto al Nilo, cuyas aguas se renovaban de manera natural gracias a las crecidas, lo que permitía mantener una fuente estable de proteínas durante todo el año. Para los egipcios, controlar estos viveros era tan crucial como trabajar la tierra.

En la China imperial, la acuicultura se perfeccionó desde el siglo XI a. C. con la crianza de carpas en estanques de tierra integrados a campos de arroz, creando un sistema eficiente en el cual los desechos de los peces fertilizaban los cultivos. Los textos antiguos describen métodos para seleccionar especies, controlar la calidad del agua y mantener el equilibrio ecológico, sentando las bases para el desarrollo asiático de la acuicultura.

En el mundo grecorromano, la acuicultura era símbolo de estatus y refinamiento. Las élites romanas construían piscinae, sofisticadas piscinas marinas conectadas al mar, donde criaban especies de alto valor, como doradas, lubinas y ostras. Estas instalaciones requerían conocimientos de arquitectura e ingeniería hidráulica, reflejando el avance de la acuicultura como herramienta de abastecimiento y prestigio.

Técnicas ancestrales y saberes hidráulicos
Técnicas ancestrales y saberes hidráulicos sentaron las bases de los sistemas acuícolas que perduran hasta hoy (Imagen Ilustrativa Infobae)

De la tradición a la ciencia: hitos históricos

Durante la Edad Media, las comunidades monásticas europeas adaptaron la acuicultura a las restricciones religiosas sobre el consumo de carne, desarrollando redes de estanques interconectados que aseguraban el suministro de pescado.

Estos sistemas, alimentados por arroyos cercanos que mantenían el agua limpia, combinaban saberes tradicionales con una organización comunitaria eficiente.

El Renacimiento aportó un enfoque científico, con experimentación y selección de ejemplares para mejorar el crecimiento y la resistencia de las especies, sentando las bases de la acuicultura moderna. El avance definitivo llegó en el siglo XIX gracias al desarrollo de la biología y la química; se comprendió la importancia de la calidad del agua y la nutrición de los organismos.

En Europa, surgieron los primeros viveros especializados para salmones y truchas, con métodos para oxigenar el agua, demostrando que la intervención humana se volvía central en el ciclo productivo.

Del conocimiento empírico a los
Del conocimiento empírico a los avances científicos, la acuicultura ha sido un reflejo de la creatividad y el aprendizaje humano continuo (Freepik)

Innovación y sostenibilidad en la acuicultura contemporánea

La segunda mitad del siglo XX impulsó una transformación tecnológica: la invención de sistemas para controlar temperatura, salinidad, oxígeno disuelto e iluminación, junto a la creación de dietas específicas para cada especie, incrementó la eficiencia y permitió cultivar una mayor variedad, como crustáceos, moluscos y algas de alto valor comercial y ecológico.

El sector incorporó sistemas para reducir el impacto ambiental, como recirculación de agua y viveros flotantes en mar abierto. Estas innovaciones posicionaron a la acuicultura entre las actividades alimentarias más sostenibles e innovadoras, según subraya National Geographic.

En la actualidad, la acuicultura proporciona más de la mitad de la proteína animal marina a nivel mundial. Persiste el principio fundamental de manejar los recursos de manera planificada y segura: desde sencillos estanques de barro hasta granjas automatizadas, el objetivo sigue siendo garantizar condiciones óptimas para los organismos acuáticos.

Entre las innovaciones recientes se destacan sistemas que reutilizan más del 90% del agua, alimentación ajustada a las necesidades de cada especie y sensores que monitorean la calidad del agua en tiempo real, junto a piensos más sostenibles y nutritivos.

Nuevas tecnologías y prácticas responsables
Nuevas tecnologías y prácticas responsables permiten desarrollar una producción más eficiente con menor impacto ambiental (Sanipes)

España como referente acuícola: tradición y liderazgo

España se consolidó como referente en la integración de tradición, innovación y sostenibilidad acuícolas en Europa. Su historia pesquera facilitó el desarrollo de una acuicultura que combina el conocimiento ancestral con la investigación científica avanzada.

El sector español resalta por el uso responsable de recursos hídricos y energéticos y por su liderazgo en investigación orientada a mejorar la alimentación, el bienestar animal y la trazabilidad de la producción.

La acuicultura española abarca desde el cultivo de rodaballo en Galicia hasta las instalaciones de trucha en Sierra Nevada, fomentando empleo en zonas costeras y rurales y asegurando un abastecimiento constante de pescado fresco y de proximidad. La colaboración entre empresas, universidades y centros de investigación impulsó al país hacia una posición líder en innovación acuícola, como resalta National Geographic.

El país combina herencia pesquera
El país combina herencia pesquera y vanguardia investigadora para fomentar una acuicultura competitiva y responsable (APROMAR)

A futuro, la acuicultura se perfila como un sector estratégico para la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible.

Su capacidad de adaptación a los desafíos ambientales y tecnológicos la convierte en un aliado esencial para garantizar dietas equilibradas, preservar ecosistemas y dinamizar las economías locales.

Así, la acuicultura se afianza como un recurso imprescindible para responder a las necesidades alimentarias de las presentes y futuras generaciones, integrando tradición, innovación y sostenibilidad en un horizonte común.