
Lejos de la percepción tradicional que asocia a los videojuegos con efectos negativos en la salud mental, investigaciones recientes difundidas por The Washington Post revelaron que ciertos videojuegos pueden potenciar capacidades cognitivas como la atención, la memoria y la velocidad de aprendizaje.
Estos hallazgos, respaldados por estudios de universidades en Estados Unidos, Irlanda y Chile, sugirieron que, bajo condiciones adecuadas y con moderación, los videojuegos pueden convertirse en aliados inesperados para el bienestar cerebral.
¿Por qué los videojuegos pueden mejorar el cerebro?
Según Aaron Seitz, profesor de psicología y director del Brain Game Center for Mental Fitness and Well-being en la Northeastern University, la clave está en la complejidad de los entornos virtuales que proponen los videojuegos.
“Las personas practican habilidades complejas en entornos simulados”, explicó el investigador Seitz, diferenciando estos juegos de los tradicionales “juegos de entrenamiento cerebral”, que suelen ser mucho más simples. Esta complejidad obliga al cerebro a adaptarse y a desarrollar nuevas estrategias, lo que puede traducirse en mejoras cognitivas.

Evidencia científica con estudios recientes
La evidencia empírica respalda estas afirmaciones. Un estudio publicado en 2024 en la revista NeuroImage, liderado por Carlos Coronel, investigador de Trinity College Dublin y la Universidad Adolfo Ibáñez en Santiago de Chile, analizó la conectividad cerebral de 31 jugadores habituales de “StarCraft II”, un videojuego de estrategia en tiempo real.
Al comparar sus cerebros con los de 31 personas que no jugaban, los resultados mostraron que los jugadores presentaban una mayor eficiencia en el procesamiento de información y una conectividad superior en áreas relacionadas con la atención visual y la función ejecutiva.
En otra investigación publicada en 2025 en Nature Communications, Coronel y su equipo observaron que la experiencia en videojuegos se asociaba con un envejecimiento cerebral más lento, similar a lo que ocurre con actividades creativas como la música o el arte. Los cerebros de los jugadores experimentados parecían hasta 4 años más jóvenes.
Incluso quienes apenas se iniciaban en los videojuegos experimentaron beneficios: tras 30 horas de juego repartidas en 3 o 4 semanas, los participantes novatos mostraron una ralentización en el envejecimiento cerebral, especialmente en comparación con quienes practicaron juegos más lentos y basados en reglas, como “Hearthstone”. “Cuanto más practiques, más beneficios obtendrás, pero también puedes obtener beneficios sin ser un experto”, afirmó el profesor.

¿Qué tipo de videojuegos son más efectivos?
No todos los videojuegos ofrecen los mismos beneficios. Los juegos de acción, en particular los de disparos en primera y tercera persona, destacan por su capacidad para mejorar la atención visual, la percepción espacial y la rapidez en la toma de decisiones.
C. Shawn Green, profesor de psicología en la University of Wisconsin at Madison, señaló que estos juegos exigen a los jugadores tomar decisiones en fracciones de segundo en entornos visuales caóticos, lo que entrena habilidades transferibles a otras áreas cognitivas. Con respecto a esto, explicó: “Porque prestas atención en el lugar y momento adecuados, suprimes la información irrelevante y extraes más datos en cada intento, aprendes mucho más rápido”.
En contraste, los juegos de entrenamiento cerebral suelen mejorar solo habilidades muy específicas, un fenómeno conocido como la “maldición de la especificidad”. Un ejemplo clásico es el ajedrez: los jugadores expertos recuerdan mejor las posiciones reales de las piezas, pero pierden esa ventaja si las piezas se colocan al azar. Los videojuegos de acción parecen ser una excepción, ya que sus beneficios se extienden a dominios cognitivos más amplios.
Entre los títulos mencionados como efectivos se encuentran las series Call of Duty, Halo y Quake. Para quienes prefieren opciones menos violentas, existen alternativas como Fortnite, Overwatch y la serie Splatoon.

Moderación y advertencias
A pesar de los beneficios potenciales, los expertos insisten en la importancia de la moderación. Carlos Coronel advirtió: “No puedo decir que jugar durante horas y horas sea bueno para la salud cerebral. Hay que encontrar un equilibrio”.
La Organización Mundial de la Salud reconoce el trastorno por videojuegos como una adicción conductual, por lo que la diferencia entre un uso saludable y uno problemático radica en el impacto que tiene en la vida diaria. Green recomendó buscar una implicación apasionada, pero no patológica, y Seitz recordó que la mayoría de los estudios se basan en sesiones cortas de entre 30 minutos y una hora.
Consejos prácticos para aprovechar los beneficios
Para quienes desean incorporar los videojuegos como herramienta de estimulación cognitiva, los especialistas sugirieron probar juegos nuevos y variados, ya que el desafío y la novedad mantienen activos los sistemas cognitivos.
Green relató que anima a sus padres, de más de 70 años, a experimentar con juegos en línea, aunque a veces se resistan a abandonar los que ya dominan. “Cuando empiezas a ser bueno en un juego, deja de ser útil. Hay que buscar lo difícil y lo incómodo para mantener el cerebro fuerte”, comentó.

Seitz aconsejó medir los resultados y tener expectativas realistas, ya que aún no se sabe con certeza qué juegos funcionan mejor para cada persona.
Además, Coronel subrayó la importancia de combinar los videojuegos con otras actividades saludables, como el ejercicio físico, el descanso adecuado y la vida social. Los videojuegos pueden integrarse en un estilo de vida que favorezca la salud cerebral, siempre que se combinen con otras prácticas creativas y saludables.
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