La relación entre las pesadillas frecuentes y la salud cerebral despertó el interés de la comunidad científica tras la publicación de estudios que sugieren una asociación entre los sueños angustiosos y un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia.
Investigaciones recientes, como las difundidas por Science Focus, analizaron a miles de adultos en Estados Unidos para determinar si la recurrencia de pesadillas podría servir como un indicador temprano de problemas neurológicos. Aunque los resultados muestran una correlación significativa, los expertos advierten que aún no se demostró una relación causal directa.
¿Qué revelan las pesadillas sobre la salud cerebral?
Según Science Focus, la mayoría de los adultos experimenta ocasionalmente sueños desagradables, pero quienes sufren pesadillas de manera regular pueden preguntarse si esto refleja algo más que estrés cotidiano.
La inquietud ha crecido a raíz de estudios que vinculan la frecuencia de estos episodios nocturnos con un mayor riesgo de desarrollar demencia. The Lancet añadió que los sueños angustiosos, definidos como pesadillas o sueños perturbadores, son comunes en la población adulta y su relevancia clínica fuera de enfermedades como el Parkinson había sido poco explorada hasta ahora.

Detalles de los estudios científicos recientes
La investigación publicada en The Lancet se basó en el seguimiento de tres cohortes estadounidenses: MIDUS, MrOS y SOF. En total, participaron 605 adultos de mediana edad (media de 50 años) y 2.600 adultos mayores (media de 83 años), todos sin deterioro cognitivo ni enfermedad de Parkinson al inicio del estudio.
Estos participantes informaron la frecuencia de sus sueños angustiosos entre 2002 y 2012, y fueron evaluados durante un máximo de 13 años en el caso de los adultos de mediana edad y hasta 7 años en los mayores.
Los resultados mostraron que quienes reportaron pesadillas semanales presentaron un riesgo cuatro veces mayor de deterioro cognitivo en la mediana edad (con un intervalo de confianza del 95%) y un riesgo 2,2 veces mayor de desarrollar demencia en la vejez, en comparación con quienes no tenían sueños angustiosos. The Lancet destacó que estas asociaciones fueron estadísticamente significativas solo en hombres.

¿Causalidad o simple correlación?
A pesar de la contundencia de los datos, Science Focus subrayó que la relación observada es de correlación, no de causalidad. No está claro si las pesadillas son un síntoma temprano de cambios cerebrales que ya se están produciendo, o si el sueño alterado contribuye de alguna manera al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
La revisión publicada por The Lancet coincidió en que, aunque los sueños angustiosos predicen el deterioro cognitivo y la demencia, no se puede afirmar que sean la causa directa de estos trastornos.
Asimismo, Nish Manek, doctora y profesora en la Oxford Medical School, advirtió: “Las pesadillas regulares por sí solas no son un signo de advertencia temprano fiable del Alzheimer”. La incertidumbre persiste sobre si estos episodios nocturnos son una señal de alerta o una consecuencia de otros factores subyacentes.
Factores alternativos y explicaciones posibles
Existen otras explicaciones plausibles para la asociación entre pesadillas y deterioro cognitivo. Las personas con ansiedad, depresión o mala calidad del sueño —condiciones que ya se vincularon a un mayor riesgo de demencia— también tienden a experimentar más sueños angustiosos.
Además, la frecuencia de estos episodios aumenta con la edad, lo que podría reflejar la influencia de múltiples factores de riesgo acumulados a lo largo de la vida.

Recomendaciones para la higiene del sueño y detección de la demencia
Ante la falta de pruebas concluyentes sobre la causalidad, la especialista Manek recomendó en Science Focus que centrarse en la higiene del sueño como medida preventiva general es fundamental.
Entre las sugerencias destacan mantener horarios regulares para acostarse, reducir el consumo de cafeína y alcohol, y limitar el uso de pantallas antes de dormir. Estas prácticas no solo favorecen un descanso reparador, sino que también contribuyen al bienestar cerebral a largo plazo.
Los hallazgos de The Lancet sugirieron que el cribado de sueños angustiosos podría ayudar a identificar a personas con mayor riesgo de demencia, especialmente entre los hombres. Esta estrategia podría facilitar la implementación de medidas preventivas en etapas tempranas, cuando las intervenciones pueden ser más efectivas.

De igual manera, los autores del análisis publicado en The Lancet insistieron en la necesidad de realizar más investigaciones para comprender el papel exacto de las pesadillas en el proceso de deterioro cognitivo.
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