
Más de 55 millones de personas sufren demencia en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cada año se registran cerca de diez millones de nuevos casos. Las proyecciones indican que la cantidad de afectados podría triplicarse y llegar a 153 millones en 2050.
Ante este panorama, la búsqueda de tratamientos eficaces y estrategias preventivas se convirtió en una prioridad global. La Comisión Lancet 2024 estima que hasta el 45% de los casos podrían evitarse si se modifican 14 factores de riesgo a lo largo de la vida, entre ellos la actividad física en la mediana edad.
Un reciente estudio de la Universidad de Boston, dirigido por el doctor Phillip H. Hwang y publicado en Jama Network, aporta nueva evidencia sobre el papel del ejercicio en la reducción del riesgo de demencia, especialmente cuando se mantiene en la mediana y la tercera edad.
Los investigadores afirmaron: “Niveles más altos de actividad física en la mediana y la tercera edad se asociaron con reducciones similares en el riesgo de demencia por todas las causas y por enfermedad de Alzheimer. Estos hallazgos podrían orientar futuros esfuerzos para retrasar o prevenir la demencia mediante intervenciones oportunas durante las etapas más relevantes de la vida adulta".
Cómo se hizo el estudio que asocia actividad física y demencia

El análisis, basado en datos de 4.354 adultos descendientes de participantes del Estudio del Corazón de Framingham, permitió a los investigadores observar la evolución de tres grupos etarios:
- Juventud temprana: aproximadamente 1.526 personas con una edad promedio de 37 años
- Edad media: 1.943 personas con una edad media de 54 años
- Edad avanzada: 885 personas con una edad promedio de 71 años
Ninguno de los participantes presentaba demencia al inicio del seguimiento, que se extendió entre 14 y 37 años. Durante ese periodo, 577 personas desarrollaron demencia, de las cuales 369 recibieron diagnóstico de Alzheimer.
El doctor Hwang explicó: “Observamos que niveles más altos de actividad física en la mediana y la tercera edad se asociaron con una reducción similar en el riesgo de cualquier tipo de demencia y especialmente de Alzheimer”.

Esta afirmación se sustenta en los resultados del estudio, que muestran que quienes se ubicaron en el grupo de mayor actividad física (Q5) presentaron un riesgo un 41 % menor de demencia si hacían ejercicio regularmente en la mediana edad, y un 45 % menor si se mantenían activos en la vejez.
La investigación también determinó que la actividad física en la primera infancia no tuvo un impacto aparente en el riesgo de demencia, mientras que la práctica regular de ejercicio en etapas más avanzadas de la vida resultó decisiva.
Para medir la actividad física, los participantes informaron su nivel mediante el índice de actividad física (PAI), que considera desde actividades sedentarias hasta movimientos ligeros, moderados y pesados, permitiendo clasificarlos en cinco categorías, de los menos activos (Q1) a los más activos (Q5).

El doctor Hwang subrayó la relevancia de estos hallazgos para la salud pública: “Los resultados podrían ayudar a planificar campañas de salud pública y estrategias de prevención”.
No obstante, el estudio reconoce limitaciones, como la predominancia de participantes blancos, lo que podría restringir la aplicabilidad de los resultados a otros grupos étnicos, y el hecho de que los datos sobre actividad física fueron autodeclarados, lo que puede introducir imprecisiones.
El peligro de un estilo de vida sedentario ha sido advertido por expertos durante años, al asociarse con obesidad, diabetes tipo 2, cáncer y muerte prematura. Por ello, el NHS recomienda al menos ciento cincuenta minutos de actividad moderada por semana o setenta y cinco minutos de actividad vigorosa.
Recomendaciones para hacer ejercicio

De acuerdo al consenso, la fórmula óptima combina tres pilares: entrenamiento aeróbico; desarrollo de la fuerza y los ejercicios de equilibrio.
- Al menos 150-300 minutos semanales de ejercicio aeróbico moderado (30 minutos diarios) (caminar rápido, bicicleta, natación) o 75-150 minutos de actividad intensa (correr, HIIT —Entrenamiento de intervalos de alta intensidad—, deportes).
- Ejercicios de fuerza dos veces por semana para mejorar masa muscular y salud ósea.
El doctor Juan Carlos Palombo, médico especialista en Medicina del Deporte (MN 59659) del Hospital de Clínicas de la UBA explicó a Infobae en una nota reciente: “Las sociedades científicas aconsejan 150 minutos semanales de ejercicios aeróbicos. La forma más simple, práctica, efectiva y económica y que está al alcance de todos es el caminar. Recordar siempre la palabra FIT. F de frecuencia, I de intensidad y T de tiempo”.

- Frecuencia: debe ser todos los días, dijo el doctor.
- Tiempo: “Siempre comenzar de a poco, 5 a 10 minutos, al principio, de acuerdo a la capacidad física y a la adaptación cardiomuscular y esquelética. Se aumentarán de 3 a 5 minutos por semana hasta llegar al tiempo acordado”, añadió el doctor. Antes de empezar a hacer actividad física, hacer ejercicios de precalentamiento.
- Intensidad: depende de la frecuencia cardíaca máxima del individuo. “Existe una ecuación que es 220 menos la edad del paciente. Es decir, si tiene 60 años es 220-60 igual 160, que es la frecuencia cardíaca máxima de ese corazón de cada persona. Se debe comenzar a caminar a una intensidad del 50 a 55% de la frecuencia cardíaca máxima e ir aumentando 5% cada 21 días, de acuerdo a la mejoría de la capacidad cardiorrespiratoria, es decir, del metabolismo aeróbico”, dijo el especialista en Medicina del Deporte.
Luego sumó que hay que tratar de pasar de ese 50% hasta el 70% de la frecuencia cardíaca máxima con el tiempo establecido por cada uno.
Y concluyó: “Debemos caminar diariamente para obtener todos los beneficios que proporciona este ejercicio físico, no solo para la prevención de todo tipo de demencias, sino también para nuestra salud psicofísica y una mejor calidad de vida”.
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