
La evidencia científica consolida una verdad cada vez más aceptada: la longevidad saludable depende en gran medida de las elecciones cotidianas. Donald Lloyd-Jones—epidemiólogo y profesor de la Boston University y uno de los autores del histórico Estudio Framingham del Corazón— aporta el fundamento de una serie de recomendaciones respaldadas por entidades internacionales como la American Heart Association (AHA).
El Estudio Framingham del Corazón, iniciado en 1948 en Massachusetts, ha sido fuente de los principales hallazgos sobre los factores de riesgo cardiovascular. Esta iniciativa “se ha convertido en un estudio longitudinal en curso que recopila datos prospectivos sobre una amplia variedad de factores de riesgo biológicos y de estilo de vida y sobre los resultados de enfermedades cardiovasculares, neurológicas y de otro tipo en 3 generaciones de participantes”, según Boston Medical Center.
A partir del análisis de miles de personas durante décadas, Lloyd-Jones identifica diez consejos esenciales para quienes desean proteger su corazón y, además, maximizar sus años de vida activa. El resultado: un enfoque integral, accesible y probado, aplicable en cualquier etapa adulta.

1. Alimentarse de forma saludable y equilibrada
Una dieta saludable es la clave fundamental del bienestar. Lloyd-Jones afirmó: “La alimentación rica en vegetales, baja en azúcares y grasas procesadas, es la piedra angular para el control del peso y la prevención de enfermedades”.
Fomentar el consumo de frutas, verduras, granos enteros y limitar los alimentos ultraprocesados contribuye a la prevención efectiva de patologías cardiovasculares.

2. Realizar actividad física de manera regular
Sobre la importancia de la actividad física, el especialista indica que “realizar al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana disminuye el riesgo de patologías cardiovasculares y mantiene la masa muscular en la edad adulta”. El movimiento cotidiano es un factor determinante en la protección del corazón y el bienestar general.
3. Evitar el consumo de tabaco y nicotina bajo cualquier forma
Para Lloyd-Jones: “El consumo de tabaco y la exposición a la nicotina elevan el riesgo de infarto, cáncer y enfermedades vasculares”. El mensaje es claro: ningún producto que contenga nicotina resulta seguro para el sistema cardiovascular.
4. Dormir entre siete y nueve horas cada noche, con horarios regulares
El descanso tiene un peso decisivo. “Dormir bien todas las noches es vital para la salud cardiovascular. Los adultos deberían apuntar a un promedio de 7 a 9 horas”, destacó Lloyd-Jones. La regularidad y calidad del sueño inciden en múltiples aspectos metabólicos, anímicos y cognitivos.

Para mejorar la calidad del sueño, Lloyd-Jones recomienda rutinas regulares antes de dormir, evitar la exposición a pantallas electrónicas en la última hora del día y buscar un ambiente oscuro y tranquilo. Respecto al manejo del estrés, aconseja pequeñas pausas diarias para relajación, técnicas de respiración consciente y priorizar actividades gratificantes fuera del ámbito laboral.
5. Mantener un peso saludable y estable a lo largo de la vida
Según explicó el experto, cuidar el peso corporal equivale a proteger el corazón, los vasos sanguíneos y el metabolismo en general. Mantener el peso en rangos saludables ayuda a reducir la probabilidad de sufrir infartos y otros trastornos crónicos.
6. Controlar la presión arterial mediante chequeos
Lloyd-Jones enfatizó, con base en el seguimiento del Estudio del Corazón de Framingham, que la presión arterial es crucial: quienes no la controlan, tienen más riesgo de desarrollar enfermedades del corazón. Monitorearla de manera regular es una acción preventiva que reduce complicaciones graves a futuro.

7. Controlar el colesterol y los lípidos en sangre
“Ya en los años sesenta, teníamos señales claras de que los niveles de colesterol estaban ligados de manera estrecha al riesgo de enfermedad cardiovascular”, recordó Lloyd-Jones respecto a los hallazgos iniciales del estudio de Framingham. Medir y corregir los lípidos es imprescindible para frenar la formación de placas en las arterias.
8. Mantener la glucosa en sangre bajo control
Lloyd-Jones insistió: “El punto principal es que debemos detenernos y cuidarnos mejor a una edad más temprana al abordar nuestros hábitos de sueño, actividad física, IMC y nuestros lípidos en ese rango de 18 a 30 años y no esperar hasta los 45”. Parte de este autocuidado sostenido es mantener la glucemia bajo control para evitar daños metabólicos y cardiovasculares.
9. Gestionar el estrés y cuidar el bienestar emocional
La salud mental, el manejo del estrés y el descanso adecuado son determinantes para sostener hábitos saludables y evitar el impacto negativo de la vida moderna en el corazón, según explicó el experto.

10. Realizar controles médicos periódicos, comenzando desde joven
Lloyd-Jones destacó la importancia de los controles preventivos en la juventud para lograr el mayor beneficio a largo plazo. Cuidar el corazón antes de que aparezcan síntomas permite reducir “hasta diez veces el riesgo de infarto, accidente cerebrovascular o enfermedad cardíaca”.
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