
Comprender el papel del magnesio en el organismo permite optimizar la salud cotidiana y anticipar molestias frecuentes.
Este mineral esencial, que el cuerpo no produce por sí mismo y solo se obtiene a través de la alimentación o suplementos, participa en más de 300 procesos fisiológicos, entre los que destacan la producción de energía, la salud ósea, la función muscular y nerviosa, y la regulación de la presión arterial y el azúcar en sangre.
Sin embargo, muchas personas no alcanzan la ingesta recomendada, aumentando el riesgo de hipertensión, osteoporosis, migrañas y problemas digestivos, según especialistas y estudios citados por Verywell Health.
La ingesta diaria de magnesio dentro de los valores recomendados contribuye al funcionamiento normal del sistema muscular y nervioso, la regulación del ritmo cardíaco, el fortalecimiento óseo y el mantenimiento del sistema inmunitario. El organismo elimina el exceso obtenido a través de los alimentos y, en individuos con función renal adecuada, no se reportan efectos adversos por un consumo habitual dentro de los límites establecidos, según Medline, la base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Sin embargo, las complicaciones asociadas a la ingesta diaria ocurren principalmente ante el uso excesivo de suplementos o laxantes con magnesio, particularmente en personas con insuficiencia renal.
Impacto en la salud metabólica y cardiovascular

El magnesio interviene en la secreción de insulina, la hormona responsable de controlar los niveles de glucosa en sangre. Las personas con diabetes suelen perder más magnesio por la orina, lo que puede afectar la eficacia de la insulina en el cuerpo.
Aunque algunos estudios sugieren que la suplementación puede mejorar el control glucémico, la evidencia no es concluyente y algunas investigaciones no observaron diferencias frente al placebo. Por ello, los expertos citados por Verywell Health indican que el vínculo entre magnesio y diabetes sigue siendo incierto.
En cuanto a la salud cardiovascular, el magnesio favorece el control de la presión arterial y se ha vinculado a un menor riesgo de enfermedades cardíacas. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) permite una declaración de salud calificada en productos con suficiente magnesio, aunque reconoce que la evidencia aún no es definitiva.

Un alimento debe aportar al menos 84 miligramos de magnesio por porción para ser considerado beneficioso, y los suplementos no deben superar los 350 miligramos diarios. Si bien investigaciones observacionales muestran una relación positiva, los efectos de los suplementos en la prevención primaria resultan modestos, y se necesitan más estudios clínicos amplios.
Magnesio para huesos, músculos y sistema nervioso
Mantener niveles adecuados de magnesio contribuye a la fortaleza ósea y muscular. Quienes presentan niveles óptimos suelen tener mayor densidad mineral en los huesos, mientras que las mujeres con osteoporosis frecuentemente muestran concentraciones más bajas.
Un estudio a corto plazo citado por Verywell Health comprobó que la suplementación puede reducir el recambio óseo, aunque falta una mayor investigación para determinar su contribución en la prevención de la osteoporosis. De todas maneras, los especialistas recomiendan una dieta equilibrada rica en magnesio para impulsar la salud ósea.

A nivel muscular y nervioso, este mineral regula la contracción y relajación muscular, y facilita la transmisión de impulsos eléctricos en los nervios. En tanto, la deficiencia de magnesio ocasiona calambres musculares y alteraciones neurológicas.
En relación con las migrañas, las personas que las padecen suelen tener niveles bajos de magnesio. Investigaciones recientes señalan que la suplementación puede ayudar a reducir la frecuencia e intensidad de estos episodios.
La Academia Estadounidense de Neurología lo considera “probablemente eficaz” para la prevención, aunque advierte que en algunos ensayos se han utilizado dosis superiores al límite seguro, por lo que aún no existen recomendaciones clínicas definitivas.
Salud digestiva, fuentes y precauciones

El sistema digestivo también se beneficia del magnesio, que facilita la absorción de agua en el intestino delgado y favorece el tránsito intestinal. Por ello, el óxido de magnesio figura entre las opciones recomendadas por la Asociación Estadounidense de Gastroenterología para el estreñimiento crónico.
Las semillas, frutos secos, legumbres, cereales integrales, verduras de hoja verde y algunos productos lácteos constituyen las principales fuentes alimenticias de magnesio.
Las dietas basadas en plantas suelen aportar más magnesio que las centradas en carnes. Entre los suplementos disponibles, se recomienda revisar el etiquetado para conocer la cantidad de magnesio elemental y optar por productos certificados.

El exceso de magnesio proveniente de los alimentos no suele representar un problema, ya que el organismo elimina el sobrante. Sin embargo, las dosis elevadas de suplementos pueden causar cólicos abdominales y diarreas.
El límite superior tolerable para adultos es de 350 miligramos diarios en forma de suplementos. Siempre se recomienda consultar primero con un especialista y elegir preparaciones seguras y confiables.
Mantener una dieta balanceada garantiza un aporte adecuado de magnesio y contribuye al bienestar general. Frente a deficiencias, el acompañamiento profesional resulta clave para suplementar de forma segura, como destacan los expertos citados por Verywell Health.
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