
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad más de 55 millones de personas en el mundo tienen demencia y, cada año, hay casi diez millones de casos nuevos. La demencia engloba varias enfermedades que afectan a la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas. El Alzheimer representa entre el 60 y el 70 por ciento de todos los casos de demencia.
Según la Sociedad de Alzheimer de Reino Unido, “las mujeres tienen un mayor riesgo de desarrollar demencia a lo largo de su vida. Se cree que la razón principal es que viven más que los hombres. La edad es el principal factor de riesgo para la demencia, por lo que vivir más implica un mayor riesgo de desarrollarla. Aproximadamente el doble de mujeres padecen Alzheimer (el tipo más común de demencia) que hombres“, afirmó la entidad.
Entre las hipótesis que ganan terreno en la marcada diferencia entre mujeres y varones en el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, se encuentran los cromosomas y el impacto de la menopausia, según explicaron investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard y el Hospital General Brigham de Massachusetts en The Harvard Gazette.
El doctor Matías Alet, especialista en neurología vascular y director de Neurología de la Fundación Iberoamericana de Salud Pública (FISP), explicó a Infobae:

“Si se comparan los casos nuevos de Alzheimer entre mujeres y varones, no hay una gran diferencia, aunque pueden ser levemente más frecuentes en mujeres. Pero lo importante aparece con el correr de los años: como las mujeres viven más, los casos de Alzheimer tienden a acumularse más entre ellas en comparación con los varones, y por eso es más común encontrar diagnósticos de Alzheimer en mujeres después de los 85 años".
El experto explicó que si se comparan varones y mujeres, hay una incidencia levemente mayor en las mujeres, pero la diferencia no es tan pronunciada. “Los factores que podrían asociarse a que las mujeres tengan una probabilidad levemente mayor de desarrollar Alzheimer son, por un lado, algunos factores biológicos que pueden contribuir a mayor susceptibilidad femenina: diferencias hormonales, el impacto de la menopausia, algunos factores genéticos y también otros asociados a diferencias en la reserva cognitiva a largo plazo", dijo el médico.
Y agregó que también es importante destacar lo que se conoce como la prevalencia de la enfermedad, los casos de Alzheimer que se van detectando año a año.
“Aquí la prevalencia sí es mayor, porque las mujeres comparativamente a los hombres, viven mucho más. Entonces, con el correr de los años, como son más longevas que los varones, se van acumulando muchos más casos de Alzheimer. Por eso la prevalencia, y especialmente después de los 85 años de edad de enfermedad de Alzheimer, es mayor en mujeres que en varones", concluyó el especialista.

También existen otras razones en estas mayores probabilidades de las mujeres de sufrir Alzheimer. En América Latina y el Caribe, donde hay más desigualdades de género y socioeconómicas, la prevalencia de demencia es mayor, especialmente en las mujeres. De este tema se trata un artículo de la doctora Lucía Crivelli, Jefa de Neuropsicología de Fleni, junto con dos expertas de la Universidad de Luxemburgo, Anja Leist y Fabiana Ribeiro. El trabajo fue publicado en la revista The Lancet Healthy Longevity.
El estudio se enfocó especialmente en la relación entre el género y la enfermedad de Alzheimer, ya que se sabe que es una patología más prevalente en ellas. De hecho, 2 de cada 3 pacientes son mujeres.
Según explicó la doctora Crivelli en Infobae, la demencia es más frecuente en mujeres por una combinación de factores biológicos y sociales. Entre ellos se encuentran los roles tradicionales que limitan el acceso a la educación y al empleo, el mayor impacto de factores de riesgo como la obesidad y la malnutrición, y la exposición crónica a la violencia. También influyen las desigualdades en salud y el menor acceso a condiciones de vida favorables. Además, las mujeres viven más tiempo, lo que las expone por más años al principal factor de riesgo: la edad.

Las hipótesis de los cromosomas y las hormonas
Anna Bonkhoff, residente e investigadora en neurología en la Facultad de Medicina de Harvard y el Hospital General Brigham de Massachusetts, se centró junto a su equipo en analizar estas dos líneas de investigación: cromosomas y hormonas.
Las mujeres cuentan con dos cromosomas X, mientras que los varones poseen uno X y uno Y. Según los investigadores, las particularidades genéticas que porta el cromosoma X podrían contribuir a una mayor vulnerabilidad femenina frente al Alzheimer.
La otra variable relevante es la menopausia. Durante ese proceso, se reduce significativamente la producción de estrógeno y progesterona. Aunque estas hormonas están tradicionalmente asociadas al aparato reproductor, el estrógeno también cumple funciones en el cerebro, lo que lleva a los científicos a explorar su posible vínculo con el desarrollo de la enfermedad.

La profesora Bonkhoff afirmó: “Epidemiológicamente, observamos que, en casi todas las enfermedades neurológicas, existen diferencias en el número de mujeres y hombres afectados biológicamente. Por ejemplo, existe una tendencia a que las mujeres se vean más afectadas por la esclerosis múltiple y la migraña, mientras que ocurre lo contrario en el caso de los tumores cerebrales y el Parkinson. Con solo estas cifras, se intuye que algo debe subyacer a estas diferencias biológicas”.
“Sabemos que los hombres y las mujeres difieren en el número de cromosomas X“, dijo Bonkhoff, autora de un artículo de revisión en la revista Science Advances que examinó las diferencias relacionadas con el sexo entre el Alzheimer y los accidentes cerebrovasculares.
Muchos genes del sistema inmunitario y de la regulación de la estructura cerebral se encuentran en el cromosoma X, lo que parece tener un efecto, según los investigadores.

La otra diferencia central entre hombres y mujeres está vinculada al perfil hormonal. Las tres principales hormonas sexuales —estrógeno, progesterona y testosterona— están presentes en todas las personas, pero en proporciones distintas. En las mujeres predominan el estrógeno y la progesterona, mientras que en los hombres, la testosterona es la hormona dominante. En el análisis de los cambios hormonales asociados al envejecimiento, la menopausia representa un hito relevante en la trayectoria biológica femenina.
“La menopausia es parte del rompecabezas, probablemente uno de los más importantes”, dijo Bonkhoff. “No digo que sea el único; el envejecimiento es relevante en sí mismo, y hay mucha investigación interesante que analiza los efectos del envejecimiento en el sistema inmunitario, lo cual parece tener implicaciones en los cambios cognitivos”.
Las mujeres atraviesan la menopausia, en general, entre los 40 y los 50 años. En esa etapa, los ovarios dejan de producir estrógeno y progesterona, lo que desencadena una serie de síntomas característicos, como sofocos, alteraciones en el estado de ánimo, interrupción del ciclo menstrual y trastornos del sueño, entre otros.

Rachel Buckley, profesora asociada de neurología en la Facultad de Medicina de Harvard, lideró un estudio publicado en la revista Science Advances centrado en el vínculo entre las hormonas y el Alzheimer. La investigación analizó cómo la terapia de reemplazo hormonal se relaciona con la acumulación de proteína tau en el cerebro, una de las marcas distintivas de la enfermedad.
Dos proteínas, beta-amiloide y tau, están asociadas con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. La beta-amiloide produce placas en el cerebro y tau causa ovillos. Las primeras producen muerte celular. Los ovillos evitan que los nutrientes y los mensajes lleguen a donde se necesitan en el cerebro. El resultado es un deterioro en el funcionamiento de este órgano.
El estudio mostró que las mujeres que iniciaron la terapia de reemplazo hormonal, después de los 70 años, presentaban una acumulación significativamente mayor de tau y un deterioro cognitivo más pronunciado.

Según Buckley, estos hallazgos respaldan la llamada hipótesis del “momento oportuno”, que plantea que la terapia hormonal puede ser útil para tratar los síntomas de la menopausia, pero no debería extenderse hacia etapas avanzadas de la vida.
“Trabajamos con muchos datos secundarios ya existentes, lo cual es excelente, pero existen limitaciones en cuanto a lo que podemos hacer con ellos”, dijo Buckley sobre la investigación. “Estamos tratando de ver si podemos establecer un nuevo diseño de estudio que nos permita observar realmente el momento de la menopausia, qué está cambiando en la sangre, qué está cambiando en el cerebro, qué está cambiando en la cognición, y cómo esto podría asociarse con el riesgo en la edad adulta”.
“Es un objetivo importante en medicina, comprender e innovar en la prevención o el tratamiento”, afirmó Bonkhoff. “Buscamos incorporar las diferencias de género para optimizar el tratamiento individual, tanto para hombres como para mujeres, ese es el objetivo principal”, concluyó la investigadora.
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