
Actividades simples, como observar un paisaje o percibir un aroma, pueden convertirse en herramientas para optimizar el funcionamiento cognitivo, advierten diversos estudios científicos. Es que prestar atención activa a los estímulos visuales, auditivos, olfativos, gustativos y táctiles no solo enriquece la experiencia cotidiana, sino que también fortalece los procesos de aprendizaje y recuerdo.
Por este motivo, la estimulación sensorial consciente se presenta como una estrategia eficaz para mejorar la memoria y promover la salud cerebral. En ese sentido, oler rosas, por ejemplo, podría ser más que un placer pasajero. Según investigaciones citadas por National Geographic, esta práctica puede mejorar tanto la formación como la recuperación de recuerdos.
Instituciones como la Northeastern University, la Universidad de Boston, la Universidad de California en Santa Bárbara, la Universidad de Brown, la Universidad de Columbia y el Monell Chemical Senses Center han documentado cómo los sentidos están vinculados con los mecanismos cerebrales encargados de almacenar experiencias.

Sentidos y memoria: una relación integrada
La memoria y los sentidos colaboran de forma estrecha en el cerebro. Según Andrew Budson, profesor de neurología de la Universidad de Boston, cuando una persona ve una imagen, escucha un sonido o huele algo, se activa la corteza cerebral, que transmite la información al hipocampo. Esta región combina los estímulos, pensamientos y emociones para formar un recuerdo coherente.
La amígdala cerebral añade carga emocional a la experiencia, y otra parte del hipocampo etiqueta la información para facilitar su recuperación. Budson señaló: “Una de las maneras en que un recuerdo puede considerarse importante es si se asocia a una sensación intensa, como un olor fuerte o una imagen impactante”.

Susanne Jaeggi, codirectora del Brain Game Center en la Northeastern University, explicó, en tanto, que los sentidos están en la intersección entre el entorno, las experiencias y el sistema de memoria. Cuando se activan de forma conjunta, generan un “engrama de memoria”: una huella física distribuida en diferentes áreas del cerebro.
Cómo cada sentido fortalece la memoria
1. Vista
La visión es uno de los sentidos más influyentes. El psicólogo Jonathan Schooler, de la Universidad de California en Santa Bárbara, afirmó que “estamos muy orientados a lo visual. Es fácil evocar una imagen en la mente”. Budson añadió que la vista ocupa una gran parte del cerebro, involucrando los lóbulos occipitales, parietales y temporales.
Un estudio publicado en Current Biology mostró que los recuerdos visuales evolucionan para adaptarse al comportamiento futuro. Observar detalles como colores o texturas puede mejorar significativamente la capacidad de recordar información visual.

2. Audición
Aunque menos dominante que la visión, la audición también contribuye a la memoria. Según National Geographic, un estudio publicado en Psychological Research reveló que los músicos tienen ventaja al recordar secuencias sonoras.
Momentos importantes suelen quedar ligados a sonidos específicos. Para Susanne M. Jaeggi, profesora de psicología y neurociencia cognitiva en la Universidad de California en Irvine, el componente emocional o subjetivo de lo que se escucha influye en su retención. Escuchar activamente e identificar sonidos en la música puede reforzar la memoria auditiva.
3. Olfato
El olfato destaca por su poder para evocar recuerdos vívidos y emocionales. Según Rachel Herz, neurocientífica de la Universidad de Brown, “ningún otro sistema sensorial está tan conectado al centro emocional y de memoria como el olfato”.

Estudios muestran que los aromas superan a las imágenes para recuperar recuerdos de la infancia. La corteza olfativa se ubica junto al hipocampo y la amígdala, lo que facilita esa conexión emocional.
El entrenamiento olfativo —oler conscientemente distintos aromas— puede mejorar la memoria y favorecer un envejecimiento cerebral saludable.
4. Gusto
La memoria gustativa permite registrar sabores de forma duradera. Según Pamela Dalton, científica experimental en psicología e investigadora principal en el Monell Chemical Senses Center, menciona que gran parte del sabor depende del olfato. La combinación de gusto y aroma contribuye a la riqueza de la experiencia sensorial.
Un estudio publicado en Nature mostró que quienes entrenaron para identificar sabores mejoraron su capacidad de evocarlos. Asimismo, disfrutar alimentos variados y describirlos en detalle puede fortalecer este tipo de memoria.

5. Tacto
El sentido del tacto, aunque menos explorado, también influye en la memoria. Andrew E. Budson es neurólogo, investigador y profesor de neurología en la Facultad de Medicina Chobanian & Avedisian de la Universidad de Boston y señaló que las sensaciones táctiles se procesan en los lóbulos parietales, en coordinación con las áreas de movimiento. Esto permite que la experiencia táctil se integre con otras sensaciones.
Actividades como manipular distintos materiales o trabajar con arcilla ayudan a reforzar la atención y la memoria táctil. Además, este tipo de memoria influye en decisiones cotidianas, como evitar prendas incómodas basándose en experiencias previas.
Estrategias sensoriales para fortalecer la memoria
Los especialistas recomiendan integrar ejercicios sensoriales en la rutina diaria. Schooler profesor de psicología y neurociencia en la Universidad de California en Santa Bárbara sugiere la meditación con foco en la respiración para anclar la atención en estímulos presentes.
Para Rachel Herz, neurocientífica cognitiva y experta en psicología del olfato, “cuanta más atención prestes a algo —y la atención es multisensorial—, más se refuerza la información que estás codificando”.

Además, también se despliegan algunas estrategias prácticas, que incluyen:
- Observar colores y texturas con atención.
- Escuchar música e identificar sus componentes.
- Oler objetos cotidianos y vincularlos con recuerdos.
- Probar alimentos nuevos y describir sus sabores.
- Tocar materiales variados, notando sus diferencias.
Estar presentes y conscientes de los sentidos puede ser una de las formas más accesibles y eficaces de entrenar la memoria.
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