
Una secreción nasal persistente puede parecer una molestia menor, pero quienes la padecen saben que sus efectos no son triviales. Afecta el descanso, el rendimiento diario y puede convertirse en una fuente constante de incomodidad. Los especialistas advierten que no debe subestimarse. En muchos casos, se trata de un problema médico que merece atención.
“El goteo nasal es una de esas condiciones que la gente no suele mencionar porque, aunque les molesta mucho, les parece algo insignificante”, explica a Time, el doctor William Reisacher, otorrinolaringólogo especializado en alergias. “Vienen a la consulta casi pidiendo disculpas por molestarme con un ‘fastidio’, cuando en realidad esto es exactamente lo que yo trato”.
¿Cuándo deja de ser normal?
Desde el punto de vista clínico, una nariz que gotea durante más de 12 semanas sin interrupción entra en la categoría de rinitis crónica o rinorrea crónica. La doctora Natalie Earl, del centro médico Centers for Advanced ENT Care, aclara que se trata de “una secreción nasal persistente que suele necesitar medicación para controlarse”.
El aspecto del moco puede variar. “Ser claro, acuoso, espeso y hasta colorido”, detalla Earl. Esta presentación prolongada se diferencia claramente de una rinitis aguda, como la causada por un resfriado común, que por lo general “se resuelve sola en unos pocos días o antes de las cuatro semanas”.
Aunque no se trata de una afección grave, los médicos coinciden en que puede afectar seriamente el bienestar cotidiano.

Alergias: el desencadenante más común
Entre las causas más frecuentes se encuentran las alergias respiratorias, que además del goteo nasal incluyen otros síntomas. “Lo típico en estos casos es que el paciente también presente estornudos, picazón en la nariz y congestión”, indica la Dra. Earl. “Algunas personas también experimentan ardor, lagrimeo y/o picazón en los ojos”.
Estos síntomas suelen manifestarse de forma estacional o tras la exposición a alérgenos como el polvo, los ácaros, el polen o el pelo de animales. Si bien es posible aliviar los síntomas con antihistamínicos, los cuadros más complejos requieren diagnóstico especializado.
Cambios en el clima o el entorno
Las variaciones del clima, la humedad o la presión atmosférica también pueden provocar secreción nasal. “La nariz funciona como un termómetro, un higrómetro y un barómetro a la vez”, explica el Dr. Reisacher. “Reacciona de una manera que sin duda capta nuestra atención”.
Incluso cambios en el ambiente inmediato, como una obra en construcción o el polvo que circula en una zona urbana, pueden agravar el cuadro. La hipersensibilidad de la mucosa nasal frente a estímulos externos es una causa común que muchos pacientes pasan por alto.

Medicamentos con efectos inesperados
Determinados fármacos tienen como efecto secundario la aparición de secreción nasal. “Algunos medicamentos, como los betabloqueadores utilizados para tratar la hipertensión, son conocidos por causar goteo nasal”, explica el Dr. Reisacher. Además, menciona que “los anticonceptivos hormonales pueden producir síntomas similares”, según registros del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología (ACAAI).
Los médicos recomiendan revisar cualquier cambio reciente en el tipo o dosis de la medicación. “Es importante hablar con tu doctor sobre cualquier cambio en los medicamentos que estás tomando”, insiste el especialista.
Problemas estructurales en la nariz
En otros casos, la causa no es una reacción del sistema inmunológico, sino un problema anatómico. Los más frecuentes son los pólipos nasales —pequeños crecimientos benignos en la mucosa— y el tabique desviado, es decir, un desplazamiento del cartílago que separa las fosas nasales.
“Como otorrinolaringólogo, estoy entrenado para detectar anomalías estructurales dentro y alrededor de la nariz que pueden explicar los síntomas”, precisa el Dr. Reisacher. Estos casos suelen requerir tratamiento quirúrgico o terapias más específicas.
Embarazo: cambios hormonales y secreción nasal

Durante la gestación también puede producirse un goteo nasal persistente, aun en mujeres sin antecedentes alérgicos. “Durante el embarazo, las hormonas dilatan los vasos sanguíneos para facilitar el transporte de nutrientes al bebé”, explica el Dr. Reisacher, “pero ese efecto también alcanza a los tejidos nasales, que empiezan a filtrar más fluido”.
Este fenómeno suele aparecer en el segundo trimestre y puede confundirse con una alergia repentina. “Muchas pacientes sienten como si hubieran desarrollado alergias de un día para el otro, o como si estuvieran siempre congestionadas”, añade el especialista.
¿Qué se puede hacer?
El primer paso es no normalizar el síntoma si se prolonga en el tiempo. “No hay que esperar semanas de congestión antes de hablar con alguien”, recomienda Reisacher. “Deberías llamar o escribir a tu médico en cuanto te preocupe”.
En una primera etapa, se pueden probar tratamientos disponibles sin receta: aerosoles nasales salinos o con corticoides, y antihistamínicos orales. “Si sospechás que se trata de una alergia, estos productos pueden ser útiles”, indica la Dra. Earl. Sin embargo, si tras dos semanas no se obtiene alivio, se recomienda acudir a un profesional.
Una evaluación clínica debe considerar múltiples factores: antecedentes médicos, medicamentos actuales, cambios en el entorno. “Es fundamental revisar todos los posibles desencadenantes, porque no existe un análisis de sangre que nos dé la respuesta”, concluye el Dr. Reisacher.
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