
La salud prostática ocupa un lugar central al hablar de envejecimiento masculino saludable. En una entrevista en el podcast Aging Forward de Mayo Clinic, el Dr. Derek Lomas, urólogo de la institución en Rochester, Minnesota, analizó los principales riesgos, medidas de prevención, estrategias de diagnóstico y tratamientos de vanguardia relativos a la próstata, ofreciendo información clara y recomendaciones prácticas para hombres de todas las edades.
“La próstata es una pequeña glándula con el tamaño aproximado de una nuez, exclusiva de los hombres y cuya función es esencial en la reproducción”, explicó Lomas al inicio. Localizada debajo de la vejiga, la próstata produce parte del líquido seminal, contribuyendo al transporte de los espermatozoides. No obstante, esta ubicación la convierte en un órgano que puede impactar la función urinaria, sobre todo con el envejecimiento.
Con los años, la próstata suele incrementar su tamaño, aunque la velocidad de este crecimiento es variable. “El principal factor de riesgo es la edad. A mayor longevidad, más aumenta el tiempo para que la próstata crezca”, indicó el especialista de Mayo Clinic. Este aumento puede llevar a síntomas como flujo urinario débil, mayor frecuencia y urgencia para orinar, y la necesidad de levantarse de noche, lo que se denomina nocturia.

“Despertarse durante la noche resulta especialmente frustrante. Las causas pueden ser variadas; no todo se explica por la próstata. El consumo de líquidos antes de dormir o la apnea del sueño también pueden influir”, detalló Lomas.
Trastornos principales y factores de riesgo
El urólogo identificó tres trastornos principales vinculados a la próstata: hiperplasia prostática benigna (BPH), prostatitis y cáncer de próstata. “La BPH es un crecimiento no canceroso, muy habitual a medida que los hombres envejecen. La prostatitis suele originarse por infecciones o inflamación, generando molestias. El cáncer de próstata, uno de los tumores más comunes en hombres, incrementa su riesgo con la edad”, precisó.
Entre los principales factores de riesgo, Lomas destacó la edad, los antecedentes familiares y la genética. “Si el padre, hermano o tío sufrió cáncer de próstata, el riesgo aumenta. Ciertos genes, como los BRCA, también participan. Los afroamericanos poseen un riesgo más alto, de modo que en estos casos el cribado puede empezar antes”, afirmó. Además, mencionó que la exposición a pesticidas y productos industriales, como el Agente Naranja, se relaciona con mayor riesgo.
Prevención: dieta y estilo de vida
La dieta y el estilo de vida influyen significativamente. “La evidencia sugiere que una dieta mediterránea, rica en frutas y verduras y baja en carne roja, puede beneficiar la salud prostática. En un congreso reciente, se expuso que los hombres con cáncer prostático de bajo grado y una alimentación saludable mostraron menor progresión de la enfermedad”, compartió Lomas. Aunque el ejercicio no modifica directamente la evolución del cáncer de próstata, el urólogo recordó que “el corazón es lo primero; si la sangre no llega a la próstata, la próstata pierde importancia”.

En cuanto al diagnóstico, Lomas explicó que el examen fundamental es el PSA (antígeno prostático específico), un análisis de sangre útil para el cribado, aunque inespecífico. “PSA elevado no es sinónimo de cáncer. Inflamación o crecimiento benigno también pueden aumentarlo. Si el PSA sale alto, lo indicado es repetir la prueba pasadas algunas semanas”, aclaró. El tacto rectal, aunque tiene utilidad, ha perdido protagonismo y se considera una opción. “Si eso dificulta el cribado, se puede realizar solo el PSA”, añadió.
Diagnóstico y nuevas tecnologías
El proceso diagnóstico puede incorporar biomarcadores en sangre y orina, resonancia magnética y, en casos seleccionados, biopsia. “La resonancia prostática es eficaz para descartar cáncer. Si el resultado es negativo, la probabilidad de un tumor clínicamente relevante disminuye, evitando así la biopsia”, explicó el urólogo de Mayo Clinic. Cuando se requiere biopsia, la técnica transperineal, que atraviesa la piel detrás del escroto, ha reducido el riesgo de infecciones graves en comparación con la vía transrectal tradicional.
Sobre el tratamiento de la hiperplasia benigna, Lomas señaló que la intervención no siempre es necesaria. “Tener la próstata grande no implica usar medicación ni recurrir a cirugía. Si los síntomas son leves, se vigila y se realiza seguimiento”, afirmó. Solo cuando los síntomas afectan la calidad de vida o se presentan complicaciones, se recurre a fármacos como los bloqueadores alfa, que relajan los músculos de la próstata y la vejiga, o a procedimientos quirúrgicos.
Avances en tratamientos quirúrgicos
Entre las alternativas quirúrgicas, el especialista destacó la aquablación, una técnica mínimamente invasiva que usa un chorro de agua a presión guiado por imagen para eliminar el tejido prostático sobrante. “La aquablación facilita una recuperación rápida, baja incidencia de incontinencia y disfunción eréctil, y preserva la función eyaculatoria. Es apta para próstatas de distintos tamaños”, describió Lomas. Esta innovación acompaña a otras como la ablación con vapor y la prostatectomía robótica.

Respecto al cáncer de próstata, el urólogo subrayó que la mayoría de los tumores se identifican de forma localizada, lo cual mejora el pronóstico. “El cáncer prostático inicial suele ser asintomático. Por eso el cribado es clave. En los tumores de bajo riesgo, muchas veces aplicamos vigilancia activa, evitando los efectos secundarios de tratamientos innecesarios”, explicó. La vigilancia activa combina controles periódicos de PSA, estudios por imágenes y, en algunos casos, biopsias de seguimiento.
Si se requiere tratamiento, las opciones incluyen la prostatectomía radical —actualmente con abordaje mínimamente invasivo y asistencia robótica— y la radioterapia, que ha evolucionado hacia técnicas más precisas y seguras. “Los hombres que temen el tratamiento por historias negativas deben saber que los procedimientos han evolucionado y mejorado notablemente”, aseguró Lomas. Ante efectos secundarios como la incontinencia o la disfunción sexual, existen soluciones, desde ejercicios para el suelo pélvico hasta dispositivos y medicamentos.
La entrevista con Mayo Clinic también incluyó novedades en terapias focales, que permiten tratar únicamente la parte de la próstata afectada por el cáncer, preservando el resto del órgano. “La terapia focal emplea tecnologías como el ultrasonido focalizado de alta intensidad (HIFU) o la electroporación irreversible, que destruyen el tumor sin dañar el tejido sano adyacente. No todos los pacientes son candidatos y sigue siendo considerada experimental, pero ofrece una recuperación más rápida y menor incidencia de efectos secundarios”, detalló Lomas.
Suplementos, hábitos y atención temprana
Acerca de los suplementos de venta libre, el urólogo fue prudente: “Pueden ofrecer un alivio leve, pero la evidencia es limitada y los estudios no son concluyentes. Es esencial obtenerlos de fuentes confiables y consultar al médico antes de utilizarlos, ya que podrían interactuar con otros medicamentos”.
Para los hombres jóvenes, el especialista fomentó hábitos saludables: “Las medidas que favorecen la salud general también benefician a la próstata: buena alimentación, actividad física regular, no fumar y manejo del estrés. Incluso existen estudios que vinculan la actividad sexual frecuente a un menor riesgo de cáncer prostático”.

A pesar de los avances, persisten obstáculos para una consulta médica oportuna. “Muchos hombres sienten vergüenza o consideran que no tienen tiempo para ir al médico. Si los síntomas afectan la vida diaria, es el momento de buscar ayuda. Es más frecuente de lo que se piensa”, reflexionó Lomas. La Dra. Christina Chen, geriatra de Mayo Clinic, agregó que la atención precoz puede mejorar la calidad de vida, evitando que los problemas urinarios limiten la rutina.
Enfoque integral en adultos mayores
En la parte final, el Dr. Danny Sanchez-Pellecer, también de Mayo Clinic, resaltó las ventajas de la prevención y el diagnóstico temprano en adultos mayores: “Veo tasas más bajas de hospitalización, menores costes en salud y más posibilidades de curación al detectar el cáncer a tiempo. En muchos casos logramos remisión completa con intervenciones tempranas”.
El objetivo último, según los especialistas de Mayo Clinic, no radica solo en prolongar la vida, sino en que cada etapa se disfrute con plenitud y bienestar, aprovechando al máximo las oportunidades de un envejecimiento saludable.
Últimas Noticias
Teté Coustarot: “La única forma de ser libre es ser independiente económicamente”
En un repaso íntimo, la conductora, periodista y modelo revisita las decisiones que moldearon su vida: la convicción de defender su autonomía, el impulso que la llevó a animarse siempre y la libertad conquistada sin representantes ni culpas

Cine: cuando el amor en parejas maduras se muestra capaz de realizar sacrificios últimos
Hay filmes que reflejan magistralmente situaciones en las que la enfermedad y otras circunstancias extremas ponen a prueba los vínculos y nos hacen reflexionar acerca de lo que significa el enfrentar de a dos algunos de los inevitables deterioros del tiempo

De la mano de una eminencia, un recorrido por los diez aportes más impactantes de la cardiología a la nueva longevidad
El doctor Marcelo Elizari es un referente mundialmente reconocido en electrofisiología y arritmias. Aquí enumera los principales hitos en materia de tratamiento de las disfunciones y patologías cardíacas que han contribuido superlativamente al aumento de la esperanza de vida, y la participación de la Argentina en esos avances

Los seis ejercicios imprescindibles para mantenerse activa en la menopausia
Una rutina sencilla de fuerza, equilibrio y movilidad, respaldada por especialistas y recomendada en medios como Women’s Health y la Organización Mundial de la Salud, ayuda a prevenir lesiones, preservar la autonomía y mejorar la calidad de vida en esta etapa

La fragilidad social aumenta un 50% el riesgo de demencia en adultos mayores
La investigación, desarrollada a lo largo de más de una década, señaló que la reducción de vínculos personales y la falta de interacción frecuente se convierten en un factor decisivo para el deterioro mental en la vejez


