Frank Caprio, el juez más compasivo de EEUU, reveló su lucha contra el cáncer: “Nunca me rendí en la vida y no lo haré ahora”

La imagen de Frank Caprio, conocido como “el juez más amable de Estados Unidos”, ha desafiado el estereotipo de severidad que suele asociarse con la figura judicial. A sus ochenta y ocho años, Caprio no solo dejó una marca en la justicia de Providence, Rhode Island, sino que se convirtió en un fenómeno global por su enfoque humano.

En el episodio más reciente del pódcast de Mel Robbins, el magistrado habló sobre su trayectoria, su filosofía de vida y su diagnóstico de cáncer de páncreas. Su mensaje de empatía y esperanza sigue inspirando a millones en todo el mundo.

Frank Caprio nació en Providence en el seno de una familia inmigrante italiana. Creció en un apartamento sin calefacción central, donde el calor provenía del horno de la cocina. Su padre, Antonio Caprio Jr., trabajaba como lechero y fue clave en la formación de su carácter. “Mi padre era uno de diez hermanos. Aunque era el más inteligente, no pudo ir a la universidad”, recordó Caprio en el pódcast con Mel Robbins.

De niño, acompañaba a su padre a repartir leche. Aprendió de él la importancia de la dignidad y el trato justo. Su padre tenía una regla: nunca dejaba sin leche a las familias con niños, aunque no pudieran pagar. “Aprendí cómo tratar a las personas por el ejemplo de mi padre”, afirmó.

Caprio estudió ciencias políticas en Providence College, convencido por su padre de que la educación era el camino para progresar. Más tarde cursó derecho en la Suffolk University Law School, trabajando como profesor y entrenador para costear sus estudios. Su carrera comenzó como abogado generalista, hasta que fue elegido para el consejo municipal de Providence. Luego, asumió como juez municipal, cargo que compatibilizó con su práctica legal. “Nunca habría podido mantener a cinco hijos solo con el salario de juez municipal”, explicó.

La filosofía judicial de Caprio se basa en la empatía. “Siempre me coloco en los zapatos de la persona que tengo delante”, afirmó. Uno de los momentos clave de su carrera ocurrió el primer día que ocupó el estrado.

Una mujer con cuatro hijos no podía pagar las multas acumuladas. Él mantuvo la sanción, pero su padre, presente en la sala, lo reprendió: “Si paga las multas, ¿cómo va a alimentar a sus hijos?”. Desde entonces, Caprio comenzó a considerar siempre el contexto de cada persona antes de dictar sentencia.

Su despacho de abogados tampoco ha cobrado nunca a una familia pobre. “La verdadera justicia implica entender las circunstancias y ofrecer segundas oportunidades”, sostuvo. “¿Quién no necesita una segunda oportunidad en la vida?”, añadió en la conversación con Robbins.

El estilo humano de Frank Caprio trascendió los tribunales gracias al programa Caught in Providence, transmitido durante veinticinco años en la televisión pública de Rhode Island. El espacio fue sindicado en 200 estaciones, recibió cuatro nominaciones a los premios Emmy y acumuló más de 10.000 millones de visualizaciones.

Durante el pódcast, Caprio explicó que cuenta con 2,9 millones de seguidores en Instagram, 1,4 millones en TikTok, 2 millones en Facebook y más de 500.000 suscriptores en YouTube. “Estoy asombrado del impacto que mis acciones han tenido. Recibo mensajes de todo el mundo cada día”, expresó. Atribuye ese éxito a valores universales como la decencia y la compasión.

Uno de los sellos del programa fue la participación de niños en los juicios. A menudo, Caprio les pedía que lo ayudaran a decidir sobre casos menores, lo que reflejaba su interés por inspirar a los jóvenes. “El poder de saber que alguien espera grandeza de ti es inconmensurable”, escribió en su libro Compassion in the Court.

Recientemente, Frank Caprio fue diagnosticado con cáncer de páncreas. En el diálogo con Mel Robbins, relató que está en tratamiento en el Dana-Farber Institute y en un centro médico de Miami. “Te hace valorar a quienes amas. Te lleva a la oración y a revisar tu vida”, dijo.

Aunque reconoce la gravedad del diagnóstico, mantiene una actitud positiva. “No me he rendido en la vida y no lo haré ahora”, afirmó. Su consejo para enfrentar situaciones difíciles es claro: seguir las indicaciones médicas, mantener la fe y ser honesto con uno mismo.

La enfermedad ha reforzado su aprecio por la familia. “Mi objetivo es mantener a mi familia unida. Soy muy afortunado”, dijo. Está casado con Joyce desde hace más de sesenta años, y considera el apoyo de sus hijos fundamental en este proceso.

Para Frank Caprio, el propósito de la vida está en cómo se trata a los demás. “Un buen juez es aquel que es honorable. Siempre pedía a las personas que dijeran la verdad. Ser honorable da frutos”, explicó. Cree que el servicio a los demás es esencial, especialmente tras la jubilación: “Sé útil a los demás tanto como puedas”.

En sus palabras finales, Caprio resumió su visión: “No estamos solos en este mundo. Tenemos que apoyarnos y mostrar comprensión y compasión hacia los demás en su momento de necesidad”. Su mensaje sigue tocando vidas en todo el mundo, y su legado refuerza la idea de que la empatía puede transformar la justicia y la sociedad.