Esto es lo que le pasa a tu cuerpo si duermes 5 horas diarias

Los expertos advierten que la falta de sueño actúa como una deuda que el cuerpo y el cerebro se cobran con el tiempo

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Un hombre con insomnio (Shutterstock)
Un hombre con insomnio (Shutterstock)

El descanso es uno de los tres pilares sobre los que descansa nuestro bienestar. Junto con la alimentación y el deporte, necesitamos de una buena rutina de sueño y dormir entre siete y nueve horas para que nuestro cuerpo funcione correctamente. Sin embargo, los españoles suspendemos en sueño.

Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), más del 60 % de los españoles duermen una media de seis horas al día entre semana. Esta deuda de sueño no es inocua para nuestra salud, pues se asocia a una menor esperanza de vida. Los problemas de insomnio, la procrastinación de irnos a la cama o la hiperproductividad son algunos de los responsables de que millones de personas duerman seis o cinco horas incluso.

Aunque una noche aislada de poco descanso puede parecer inofensiva, la falta de sueño repetida o convertida en un patrón actúa como una deuda que el cuerpo y el cerebro cobran con el tiempo. De acuerdo con la National Sleep Foundation, dormir solo cinco horas de forma habitual deteriora el funcionamiento diario y la sensación de bienestar.

Los efectos no aparecen de golpe, sino que se acumulan. Por eso, quienes mantienen este patrón suelen sentirse cada vez más cansados, irritables y menos eficientes. Algunas personas creen que “se acostumbran” a dormir poco, pero los expertos aclaran que esto no significa que el organismo deje de sufrir las consecuencias. Simplemente, el cerebro se adapta a funcionar en un estado de rendimiento reducido.

“Menos del 5 % de la población se podría catalogar dentro de lo que denominamos ‘dormidor corto’, es decir, personas a las que les basta dormir entre 5 y 6 horas para encontrarse bien y descansados”, expresa la doctora Celia García Malo, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología.

Problemas de memoria y más irritabilidad

Uno de los primeros ámbitos afectados es el funcionamiento cognitivo. La falta de sueño dificulta la concentración, ralentiza el tiempo de reacción y complica la toma de decisiones, especialmente en tareas complejas. En el trabajo o en la escuela, esto se traduce en menor productividad, más errores y mayor dificultad para resolver problemas.

Además, el sueño cumple un papel clave en el aprendizaje y la memoria. Durante el descanso nocturno, el cerebro consolida la información adquirida durante el día. Por eso, estudiar hasta la madrugada puede resultar contraproducente: sin dormir lo suficiente, el rendimiento académico suele empeorar.

El impacto también se refleja en el estado de ánimo y la salud mental. Dormir poco vuelve a las personas más irritables y menos capaces de manejar el estrés cotidiano. La falta de descanso se asocia con un aumento de la ansiedad, la tristeza y la dificultad para regular las emociones. A largo plazo, los investigadores han encontrado vínculos entre la privación crónica del sueño y trastornos como la depresión y los trastornos de ansiedad, lo que refuerza la idea de que el descanso es un pilar de la salud mental.

Otro riesgo importante es el aumento de accidentes, puesto que la somnolencia reduce la atención y el tiempo de respuesta, lo que incrementa la probabilidad de cometer errores. En algunos casos, estos fallos pueden ser leves, pero en otros resultan graves, como equivocaciones médicas o accidentes laborales. Conducir con sueño es especialmente peligroso: las personas privadas de descanso pueden experimentar “microsueños”, breves episodios en los que el cerebro se desconecta durante segundos, con consecuencias potencialmente fatales en la carretera.

Dr López Rosetti - Dormir Bien

Dormir poco aumenta la presión arterial

La salud física tampoco queda al margen. Dormir poco de manera persistente se asocia con un mayor riesgo de hipertensión, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo 2 y problemas renales. A corto plazo, además, el sistema inmunológico se debilita, lo que hace al organismo más vulnerable a infecciones.

Por todo ello, la calidad de vida se ve profundamente afectada. El cansancio constante reduce las ganas de participar en actividades placenteras, afecta el desempeño profesional y genera tensiones en las relaciones personales. Dormir solo cinco horas puede parecer una solución para “ganar tiempo”, pero a largo plazo, el coste para la salud y el bienestar es demasiado alto.