Rafael Rodríguez, psiquiatra, sobre las personas altamente sensibles: “Es un rasgo del cerebro que hace sentir y procesar mucho más rápido”

El 20% de la población padece esta condición, que según los expertos, es un rasgo de personalidad hereditario

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Un psiquiatra habla sobre las personas altamente sensibles (Pexels)

Lejos de ser un trastorno o una enfermedad, la alta sensibilidad es un rasgo de personalidad que marca aproximadamente al 20% de la población, según los datos de la Asociación Alta Sensibilidad España. El término, acuñado por la Dra. Elaine Aron, de Personas Altamente Sensibles (PAS), o personas con una Sensibilidad al Procesamiento Sensorial (SPS), corresponde a aquellos que poseen un sistema nervioso que percibe y procesa un mayor volumen de información sensorial.

Además, según las autoridades sanitarias, se ha comprobado que esta condición es hereditaria. Un regalo, que aunque a primera vista parece un castigo, en realidad tiene una función protectora y evolutiva de la especie. En su caso, el psiquiatra Rafael Rodríguez ha querido esclarecer siete datos que hay que conocer sobre este rasgo para comprenderla mucho mejor.

Según ha corroborado en un video publicado en su cuenta de Tiktok (@nosolopastillas), el fenómeno PAS no constituye un diagnóstico clínico, sino que “es un rasgo del cerebro que hace sentir y procesar mucho más rápido”. De esta forma, esta condición, frecuentemente confundida con diagnósticos como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o el autismo, involucra una combinación de factores que impactan diversas áreas de la vida cotidiana.

Un psiquiatra habla sobre las
Un psiquiatra habla sobre las personas altamente sensibles (@nosolopastillas)

“Es una cajita donde caben muchas cosas”

De acuerdo con la información transmitida por el psiquiatra, las personas altamente sensibles describen un conjunto de comportamientos y reacciones que trascienden los síntomas de distintos cuadros diagnósticos. “No es un diagnóstico. De hecho, es una cajita donde caben muchas cosas", asegura. Y es que, como especifica, realmente se habla de “un poquito de TDAH, un poquito de autismo y un poquito de altas capacidades”.

Además, este fenómeno suele estar marcado por una intolerancia a estímulos sensoriales que afectan al día a día. Las PAS “odian los ruidos, odian las luces intensas, las texturas insoportables y salir del súper con una sobrecarga”, sostiene. Este rasgo plantea el interrogante sobre si se trata de una hiperestesia propia de la alta sensibilidad o de una falla en el filtro sensorial, como ocurre en el TDAH y el trastorno del espectro autista (TEA).

El especialista responde que en realidad estas personas “suelen tener hiperempatía”. De este modo, “pueden llorar incluso con la música. Conectan de una forma brutal con la naturaleza, con el arte y con la creatividad", asegura. Este factor les hace “personas muy intuitivas, porque saben leer muy bien los patrones”. Por lo que perciben una mayor profundidad tanto en el plano emocional como en el estético, lo que conlleva una reacción más intensa frente a los cambios en el entorno.

Aunque en este punto, la alta sensibilidad puede parecer un superpoder, también conlleva sentimientos de aislación social. “Hay una historia de sentirse raro o rara, sentirte fuera de lugar o que necesitas tiempo para recuperarte”, expresa el experto. Un hecho que comparten con las personas de altas capacidades y el TEA, “porque también es una forma diferente de comunicar, de procesar y de pensar”, agrega el experto.

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Las PAS tienen un mayor agotamiento mental

Las similitudes con otros perfiles de neurodivergencia, hace que cueste identificarlos. Además, “en muchos de los estudios científicos, las personas PAS tienen TDAH”, señala Rodríguez. Por lo que las PAS tienen “un cerebro que lo va a registrar todo, que se distrae con facilidad, más intenso, pero además también más agotamiento”. Para el psiquiatra, esto implica una dificultad adicional: “No es solo que sientas mucho, sino que en realidad no sabes bajar el volumen”.

Asimismo, entre los comportamientos frecuentes, el análisis excesivo y la sobreestimulación sobresalen: “Pensar en bucle, analizarlo todo, vivir las decepciones a lo grande, cuestionar las cosas malas y cuestionar también la competitividad", enumera el experto. De este modo, se habla de “una sobreexcitación tanto intelectual como emocional”, describió Rodríguez.

Debido a estos motivos, el impacto de este rasgo puede influir directamente en las relaciones sociales y la vida laboral. “Si esto te afecta tanto en la pareja como en la vida laboral o en tu vida diaria, no puedes decir solo ‘es que soy sensible’, sino que lo que estás obligada u obligado es a explorar tus neurodivergencias”, subrayaba el psiquiatra.