La metáfora que enseña una psicóloga para explicar la ansiedad: “La diferencia está en el hecho y sobre todo en la perspectiva y la consciencia”

Ainhoa explica cómo actúa nuestro cerebro cuando comienza a desarrollar pensamientos rumiativos e intrusivos que no podemos frenar

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Ansiedad
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¿Cómo se manifiestan la ansiedad y los pensamientos rumiativos e intrusivos? Ainhoa, una conocida psicóloga en TikTok, lo ha explicado a través de una metáfora para que todo el mundo pueda llegar a entenderlo. Su intervención, grabada mientras se desplazaba al trabajo, se centra en describir de manera sencilla los mecanismos que intervienen en este estado emocional y las razones por las que se activa de forma tan intensa.

Ainhoa inicia el vídeo con una escena cotidiana: “Imagínate que vas en un coche, ¿vale? A unos ciento veinte, lo máximo, por hora, en teoría, con la música superalta y tranquilo cantándola en voz alta". A partir de ahí, desarrolla la metáfora que utiliza para explicar cómo la mente empieza a reaccionar ante posibles amenazas, aunque estas no sean reales.

En su relato, detalla que el punto de inflexión se produce cuando uno comienza a prestar más atención de la habitual a su entorno: “La cuestión es que empiezas a ir en el coche modo... vamos, no automático, ¿vale?, no automático, pero empiezas a fijarte en los retrovisores, algo aparentemente normal”. Sin embargo, según describe, la situación se complica cuando el conductor percibe cambios a su alrededor que le generan inquietud: “La cosa es que el coche de detrás se te empieza a arrimar un poco y ves que los coches te van adelantando por la derecha de una forma masiva, ¿vale?”.

Las malas jugadas de la cabeza

Una persona que ha dormido
Una persona que ha dormido mal. (Freepik)

Ainhoa utiliza este escenario para ejemplificar cómo aparecen los pensamientos rumiativos. Explica que en ese momento la persona puede empezar a evaluarse de manera negativa: “A lo que tú empiezas a pensar: ‘Jolín, estaré yendo muy lento. Esta persona pensará que soy un tonto, que no sé conducir, que no se me da bien. Jolín, me estoy sintiendo supernervioso, me siento superobservado...’”. Esta cadena de pensamientos, señala, hace que la sensación de agobio aumente: “Empiezas a agobiar más, obviamente”. Incluso un estímulo menor, como un sonido, puede reforzar esa tensión: “Ya para el colmo, escuchas un pitido, que no tiene por qué ir continuo, pero lo escuchas. Eso es la ansiedad y los pensamientos rumiativos e intrusivos”.

La psicóloga subraya que la razón por la que la mente no detiene ese flujo constante de ideas es la creencia de que puede resultar útil. “Se trata de no saber parar el murmullo porque consideras que es útil. Tú a tu cabeza le estás diciendo: ‘Oye, pensar esto es útil porque en algún momento fue funcional. En algún momento, rumiar tanto me sirvió’. Por lo tanto, ahora que estás en el coche, aparecen los mismos pensamientos”.

“La amígdala se pone a chillar ‘Alerta’”

El malestar es lo que
El malestar es lo que impulsa al cerebro a modificar dinámicas. (Freepik)

Ainhoa continúa describiendo la base neurobiológica de estas reacciones, refiriéndose a la activación de estructuras clave del cerebro. “¿Y esto por qué se produce? Pues porque una estructura que literalmente es una avellanita así que se llama amígdala pone a chillar avisando: ‘¡Alerta!’, ¿vale?, ‘¡Alarma!, aquí hay peligro’”. Añade que, tras esta señal, el organismo se prepara para responder: “Entonces, el hipotálamo, que está por aquí, coge y dice: ‘Oye, oye, yo me tengo que activar: lucha, huida, respuesta por parálisis o congelamiento’”.

Finalmente, incorpora el papel de la corteza prefrontal en este proceso: “Y luego se encuentra la corteza prefrontal. La corteza prefrontal, chicos, es esto: es vuestra toma de decisiones, ¿vale?, y también es vuestro razonamiento. O sea, es superpotente, supergrande. Pero cuando la avellanita le está gritando, la corteza prefrontal se apaga. Es como si se desconectara”. Según explica, esa desconexión es coherente con la intensidad del estado emocional: “Pero porque, a ver, ¿vosotros creéis que en un momento de ansiedad, de pensamientos rumiativos e intrusivos, donde la amígdala literalmente está chillando peligro, la corteza prefrontal va a decir: ‘Bueno, mantengamos la calma, vamos a ver cuál es la decisión más razonable para esto’? Obviamente, no”.