
Los pasteles, los churros, la pizza, la carne roja, las salchichas... Seguro que te has planteado aquello de que la comida más sabrosa es la peor para la salud. Si es así, aquí hay una buena noticia: ahora hay una excusa para tomar chocolate y, además, beneficiar al organismo. ¿El problema? Tiene que ser en un contexto muy concreto.
Afortunadamente, ese contexto tan concreto es cada vez más común: el sedentarismo excesivo. Datos recientes del Termómetro del sedentarismo en España de la Fundación España Activa señalan que el país “lidera la Unión Europea en porcentaje de la población que pasa gran tiempo sentado en un día normal (franja de 2 horas y media a 6 horas y media), con casi dos de cada tres españoles en este bloque temporal”. “Según las Encuestas Nacionales y la última Encuesta Europea de Salud, uno de cada tres españoles declara estar ‘sentado o sentada la mayor parte de la jornada’ como actividad fundamental del día, ya sea estudiar, trabajar, etc. Estas cifras no han dejado de crecer en los últimos años”, añade el documento.
Y el sedentarismo, como afirman múltiples investigaciones, se vincula no solo a un incremento en la mortalidad por todas las causas, sino al desarrollo progresivo de enfermedades crónicas, principalmente cardiovasculares. Por ello, las políticas de salud pública han insistido durante años en la necesidad de incrementar la actividad física. No obstante, existen situaciones donde interrumpir el sedentarismo con caminatas o ejercicios no siempre resulta viable, porque existen limitaciones a la movilidad o porque simplemente toca trabajar. Por tanto, hay que buscar otras soluciones, y aquí es donde aparece el cacao.
Flavonoides y cacao: aliados potenciales para la salud vascular
Dentro del universo de los componentes vegetales, los flavonoides —un amplio grupo de más de 1.000 compuestos antioxidantes y antiinflamatorios— han demostrado capacidades protectoras significativas. La evidencia científica apunta a que una alimentación rica en flavonoides favorece la prevención de cánceres y enfermedades cardiovasculares. Estas moléculas se encuentran en abundancia en frutas y verduras, pero también en productos de consumo cotidiano como cacao, té verde y negro, manzanas y bayas.
En el caso del cacao, destaca la alta concentración de un flavonoide específico: la epicatequina. Al ingerirlo en forma de polvo puro, el cacao aporta una dosis relevante de estos compuestos bioactivos, superando en ocasiones a lo que puede brindarse a través de otras fuentes vegetales. Por ejemplo, una taza estándar de cacao en polvo sin procesar proporciona cerca de 150 miligramos de epicatequina, equivalente a lo utilizado en ensayos clínicos para lograr efectos vasculares apreciables.

Un equipo de científicos de la Universidad de Birmingham ha realizado un ensayo para evaluar si la ingestión de cacao antes de un periodo de sedentarismo podía preservar la función vascular. Los participantes, 40 hombres jóvenes y sanos —20 con alta condición física y 20 con baja condición física—, fueron invitados a dos sesiones distintas, separadas por al menos una semana. En cada sesión, los voluntarios consumieron al azar una bebida de cacao: una rica en flavonoides o una con muy baja concentración. Tras la ingesta, los participantes permanecieron sentados por dos horas sin mover las piernas, solo permitiendo movimientos menores de brazos para actividades discretas. A lo largo de la intervención se midieron indicadores clave de la salud vascular: elasticidad y flexibilidad arterial mediante dilatación mediada por flujo, presión arterial, flujo sanguíneo y oxigenación muscular del muslo.
Los resultados fueron consistentes e inesperados en un punto crucial. Tanto en el grupo de mejor condición física como entre los de menor entrenamiento, consumir cacao con bajo contenido de flavonoides resultó en una disminución de la elasticidad arterial, reducción del flujo sanguíneo en los brazos y piernas, y descenso en la oxigenación muscular. Por el contrario, aquellas sesiones en que se ingirió cacao rico en flavonoides permitieron mantener la función arterial a niveles similares a los medidos antes del periodo de sedentarismo. La elasticidad no solo se preservó, sino que en algunos casos mejoró ligeramente.
Dos tazas de chocolate caliente
En palabras del doctor William Li, quien ha dedicado parte de su carrera a analizar los efectos alimentarios sobre la salud cardiometabólica, “tan solo dos tazas de chocolate caliente pueden duplicar el número de células madre en circulación y multiplicar por dos la resistencia de los vasos sanguíneos en un mes”.
Sin embargo, todo esto depende de la calidad y pureza del cacao. Además, la investigación incluyó exclusivamente varones jóvenes y sanos, por lo que se desconoce si los efectos se replican en otros grupos de población. La mejor recomendación para quienes deban permanecer sentados por periodos prolongados sigue siendo, desgraciadamente: haz más ejercicio.
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