El truco del agua caliente para que cortar la calabaza sea extremadamente fácil

La cultura anglosajona nos ha traído Halloween, una fecha llena de tradiciones que ha disparado drásticamente el interés hacia un producto en concreto: la calabaza. Más allá de su simbolismo, las propiedades nutricionales y la versatilidad culinaria de la calabaza convierten a esta hortaliza en uno de los imprescindibles del otoño. Baja en calorías, rica en vitaminas y con un sabor dulce inconfundible, es la estrella de platos de todo tipo desde postres como buñuelos o bizcochos hasta recetas saladas riquísimas como cremas, pastas o acompañamientos vegetales.

No obstante, manipular este sabroso y nutritivo alimento puede resultar trabajoso, lo que provoca que muchos decidan no incorporarlo a sus platos con regularidad o, incluso, acaben comprando esta hortaliza ya pelada y cortada en un envase, favoreciendo el desperdicio de residuos y perdiendo en frescura y sabor. Pero lo cierto es que la calabaza puede ser muy sencilla de pelar y cortar, siempre que se conozcan los trucos adecuados para ello.

Así lo ha demostrado la nutricionista francesa Noémie Combremont (@noemienutrition_), divulgadora y creadora de contenido sobre alimentación saludable. A través de una de sus últimas publicaciones en Instagram, la nutricionista ha compartido un truco muy sencillo para cortar más fácilmente cualquier calabaza, sea de la dureza que sea, en solo unos minutos.

En primer lugar, Noémie coloca la calabaza en una fuente para gratinar, apta para soportar altas temperaturas. A continuación, vierte agua hirviendo por encima, solo lo suficiente para cubrir ligeramente la base pero con cuidado de que empape toda la superficie de la corteza de la calabaza. Tras esto, la experta deja la calabaza reposar durante un minuto, el tiempo justo pero necesario para que la piel empiece a ablandarse. Después de este baño, cortar la calabaza será mucho más fácil, ya que tanto la corteza como la pulpa estarán más tiernas gracias al agua y serán más fáciles de manipular.

Ya tendríamos lista nuestra calabaza. Si queremos asarla, una de las formas más fáciles y ricas de cocinarla, solo quedará cortar la calabaza en rodajas o en cubos, sazonarla con sal, pimienta, especias o hierbas, y luego hornearla a 175 °C durante unos 35 minutos, hasta que la pulpa esté tierna y ligeramente dorada.

La calabaza es un alimento de bajo aporte en grasas y de un bajo contenido calórico —aporta unas 15 kilocalorías por cada 100 gramos—, lo que la hace ideal para personas que buscan perder peso o mantener una dieta equilibrada. Su composición es principalmente agua (más del 90%), lo que la convierte en una verdura muy hidratante y de fácil digestión.

El aporte vitamínico más significativo de esta cucurbitácea es el de la vitamina C, que se suma a los carotenoides para convertirla en una aliada ideal para la salud nutricional. Gracias a su elevado contenido en estos carotenoides, especialmente en betacaroteno, la calabaza es fuente de salud ocular, pues estos compuestos ayudan a prevenir enfermedades degenerativas de la vista, como la degeneración macular y las cataratas, sobre todo en personas mayores.

La combinación de vitamina C y carotenoides refuerza además las defensas naturales del cuerpo. Esto ocurre porque el betacaroteno se convierte en vitamina A, un nutriente clave para el correcto funcionamiento de las mucosas, la piel y las barreras inmunitarias. Su acción antioxidante también ayuda a proteger la piel del daño solar y del envejecimiento prematuro. El consumo de esta hortaliza puede favorecer una piel más luminosa y saludable, gracias también a su contenido en agua y fibra, que impulsan la hidratación y la eliminación de toxinas.