Qué es el trauma transgeneracional y cómo frenarlo para que no siga afectando a futuras generaciones

Las experiencias traumáticas pueden ser transmitidas de padres a hijos y continuar siendo un problema con el paso de los años. Por ello, es crucial reconocerlas e intentar terminar con la cadena viciosa

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Maltrato Infantil, infancias, maternidad, niños, niñez, infancia, familia, traumas, niños, niñas u adolescentes, maltrato (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las heridas emocionales no siempre mueren con quienes las vivieron. En muchos casos, los traumas sufridos por generaciones pasadas pueden seguir latentes, afectando la vida emocional, mental e incluso física de sus descendientes. Este fenómeno es conocido como trauma transgeneracional, y cada vez más investigaciones confirman su existencia y su profundo impacto en la salud mental colectiva.

El trauma transgeneracional hace referencia a la transferencia de experiencias traumáticas de una generación a otra. Se manifiesta especialmente en contextos marcados por guerras, migraciones forzadas, pobreza extrema, abusos sistemáticos o conflictos familiares no resueltos. Aunque los descendientes no hayan vivido directamente estos acontecimientos, pueden cargar con sus consecuencias, a través de patrones de comportamiento, emociones heredadas e incluso cambios biológicos.

Uno de los aspectos más inquietantes del trauma transgeneracional es que no solo se transmite por la convivencia o la crianza. La epigenética, una rama de la biología que estudia cómo ciertos factores modifican la expresión genética sin alterar el ADN en sí, ha revelado que el estrés y el trauma pueden dejar marcas epigenéticas que se heredan. Estas alteraciones pueden afectar, por ejemplo, cómo se regula el estrés o cómo se responde emocionalmente ante situaciones difíciles.

Patrones y síntomas a tener en cuenta

Créditos: Freepik
Créditos: Freepik

Además de los aspectos biológicos, existen formas psicológicas y sociales en las que este trauma se perpetúa. Las familias que han vivido situaciones de gran sufrimiento pueden desarrollar dinámicas disfuncionales, repetir patrones de abandono, violencia o silencio emocional, o mostrar dificultades para establecer relaciones sanas. Todo esto puede generar una cadena de efectos negativos que perdura por generaciones, especialmente si no se identifican ni se abordan adecuadamente.

Entre los síntomas más comunes de este fenómeno están los trastornos de ansiedad, depresión, problemas de autoestima, dificultades para establecer vínculos afectivos y problemas de salud física relacionados con el estrés crónico. En muchos casos, los afectados no comprenden el origen de su malestar, lo que dificulta aún más su tratamiento.

Detectar la presencia de trauma transgeneracional requiere un análisis profundo de la historia familiar, acompañado muchas veces de la guía de profesionales especializados en trauma y genealogía. Según distintos estudios, cuando no se interviene, el trauma puede permanecer activo hasta siete generaciones, dejando una huella emocional persistente en los descendientes.

Cómo frenar el trauma transgeneracional

Amores reales, monjas enamoradas -
Amores reales, monjas enamoradas - VisualesIA (Imagen Ilustrativa Infobae)

Sin embargo, no todo está perdido. La buena noticia es que, si bien el trauma puede transmitirse, también puede interrumpirse. La clave está en tomar conciencia, hablar de los hechos traumáticos que se han vivido en la familia, romper el silencio y buscar acompañamiento terapéutico.

El tratamiento del trauma transgeneracional puede incluir terapia individual, terapia familiar, e incluso enfoques más especializados como la terapia de trauma. Estos métodos buscan no solo aliviar el sufrimiento actual, sino también romper el ciclo de repetición y evitar que el dolor siga afectando a las futuras generaciones.

También es fundamental tener en cuenta factores socioeconómicos. El acceso a tratamiento psicológico no es igual para todas las familias. Aquellas con mayores recursos tienen más posibilidades de acceder a terapias especializadas, mientras que las familias en situación de vulnerabilidad enfrentan mayores dificultades. Por eso, los especialistas insisten en la necesidad de políticas públicas que garanticen el acceso a la salud mental como un derecho básico.