Ainhoa Vila, psicóloga, explica cómo reconstruir tu autoestima: “Le estás enseñando a tu mente que tus necesidades no son importantes”

La experta destaca que en este proceso es importante cambiar nuestro diálogo interno, así como la concepción que tenemos del error

Guardar
La manera en la que
La manera en la que nos hablamos a nosotros mismos puede influir en la autoestima. (Freepik)

La autoestima se construye con el tiempo y con pequeñas acciones puede verse destruida. Es por ello por lo que esto se convierte en un proceso de toda una vida: cuidar nuestros límites y nuestras necesidades es una tarea sostenida en el tiempo que, si se abandona, puede llevarnos a la pérdida de la autoestima.

Esta es la que nos permite enfrentarnos a las situaciones del día a día con confianza, la que nos moviliza a realizar ciertas acciones que necesitamos o que tenemos que hacer. Así, cuando una persona cuenta con una autoestima baja, es frecuente que ante circunstancias novedosas sienta un temor que en muchas ocasiones le paraliza; por el contrario, una autoestima sana permitirá al individuo hacer esos procesos, aunque sea con nerviosismo.

Ainhoa Vila, una psicóloga que publica contenidos sobre salud mental en sus redes sociales (@ainhowins en TikTok), ha explicado en un reciente vídeo que uno de los motivos por los que la autoestima puede verse seriamente afectada es la manera en la que nos hablamos a nosotros mismos.

Esta “no se rompe de golpe”, sino que “se va desgastando cada vez que te abandonas a ti misma”, señala Vila. Y es que nuestro cerebro aprende “a través del refuerzo”, por lo que lo que se repite muchas veces acaba calando en nuestra personalidad y confianza. “Cada vez que te hablas mal, que te ignoras o que aguantas donde sabes que no debes estar, le enseñas a tu mente que tus necesidades no son importantes y entonces tu cerebro deja de defenderte y empieza a machacarte, a atacarte constantemente”.

Cuando el error se percibe
Cuando el error se percibe como fracaso, puede derivar en una rumiación mental negativa. (Freepik)

Por tanto, en este proceso interviene el diálogo interno, que está compuesto de reflexiones y de pensamientos automáticos. Esta voz que nos acompaña a todos lados, cuando emite mensajes negativos de forma frecuente, puede derivar en rumiaciones mentales en las que se pone el foco sobre errores propios, actitudes de los demás que se interpretan (muchas veces sin evidencias) o escenarios catastróficos en los que se imagina el futuro.

El error se convierte entonces en sinónimo de fracaso. “Es como si dentro de ti hubiese un niño pequeño. Cada vez que fallas y te equivocas constantemente, tú mismo le estás castigando con palabras que no le dirías a nadie nunca, que no serías capaz de verbalizarles”. Esto provoca que el cerebro asocie “el error con la vergüenza y la vergüenza con no ser merecedor ni digno de amor”.

Abandonar el castigo para fomentar un diálogo interno más amable

Entra en juego, por tanto, la idea de que no debemos hablarnos a nosotros mismos con discursos que no emplearíamos con otras personas. A un amigo, conocido o desconocido no le diríamos que “nunca va a mejorar”, que “es un fracaso” o que “su error es imperdonable”. Entonces, ¿por qué empleamos esas palabras cuando nos dirigimos a nosotros mismos?

Algunas actitudes que tenemos, pueden ser señales de lo que somos según los psicólogos

La clave no se encuentra en agasajarnos continuamente, sino en potenciar la empatía y la asertividad, así como fomentar una cierta motivación a continuar intentándolo pese a los fallos. Esta técnica se conoce como “autocompasión conductual”: “No se trata de decirte cosas bonitas, sino de empezar a tratarte como tratarías a alguien a quien tú quieres”.

De esta manera, es importante establecer límites, “pero con mucho respecto”. “Eso es lo que realmente acaba reparando las heridas de autodesprecio”, explica la psicóloga Ainhoa Vila. “Al principio cuesta muchísimo porque llevas años hablándote desde el castigo y no desde el refuerzo, pero poco a poco tu cerebro va confiando en ti y esa es la base real de la autoestima: la coherencia entre cómo piensas, cómo estás tú y cómo te tratas”.