Bacaladilla: propiedades, beneficios y contraindicaciones

Este pescado blanco es muy bajo en grasa, rico en ácidos grasos omega-3 y vitaminas del grupo B

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Bacaladillas para cocinar (AdobeStock)
Bacaladillas para cocinar (AdobeStock)

De entre la amplia variedad de pescados que conforman la dieta mediterránea, la bacaladilla es una especie que muchas veces pasa desapercibida frente a opciones más conocidas como la merluza o el bacalao. Sin embargo, este pescado blanco se presenta como una alternativa saludable, ligera y muy nutritiva que merece un mayor protagonismo en la mesa.

Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), la bacaladilla combina las propiedades características de los pescados magros: un contenido muy bajo en grasa y un aporte elevado de proteínas de alto valor biológico, fundamentales para el mantenimiento de los tejidos y la recuperación muscular.

Una de sus principales cualidades es su carácter hipocalórico, ya que apenas contiene 0,7 gramos de grasa por cada 100 gramos de porción comestible. Esto la convierte en una excelente opción para quienes buscan reducir el consumo de lípidos sin renunciar a una fuente rica en nutrientes. A pesar de ser un pescado muy magro, sorprende por su aporte de ácidos grasos omega-3, un tipo de grasa esencial que contribuye al buen funcionamiento del sistema cardiovascular y al equilibrio del sistema nervioso.

La bacaladilla es también una fuente relevante de minerales que cumplen funciones esenciales en el organismo. El selenio es uno de los más destacados, pues actúa como antioxidante natural y protege las células frente al daño oxidativo, lo que resulta clave en la prevención de enfermedades crónicas y en el retraso del envejecimiento celular. El fósforo, por su parte, contribuye a la salud ósea y dental, al tiempo que participa en procesos de producción de energía, indispensables para la actividad diaria. El yodo, otro de los minerales presentes en este pescado, interviene en la función normal de la glándula tiroides y en la síntesis de hormonas tiroideas, reguladoras del metabolismo. El potasio completa este perfil mineral al favorecer el buen funcionamiento del sistema nervioso y ayudar en la regulación de la presión arterial.

La bacaladilla también aporta un conjunto importante de vitaminas, en especial aquellas pertenecientes al grupo B. Su contenido en vitamina B12 resulta clave para la formación de glóbulos rojos y para el proceso de división celular, lo que la convierte en un alimento valioso para la prevención de anemias. La vitamina B6 interviene en el metabolismo de las proteínas y del glucógeno, además de desempeñar un papel esencial en el equilibrio del sistema nervioso.

Su bajo contenido en grasa la hace especialmente indicada en dietas de control de peso, mientras que su aporte de omega-3 respalda la protección cardiovascular. El refuerzo mineral favorece la fortaleza de huesos y dientes, mientras que las vitaminas del grupo B ayudan a mantener un metabolismo activo y equilibrado. Además, al ser un pescado de carne suave y fácil de digerir, resulta adecuado para todas las edades, desde niños hasta personas mayores.

Uno de los pescados más sanos y completos es también el más barato: “Una ración casi cubre el 100% de los objetivos nutricionales del día”.

Contraindicaciones de la bacaladilla

En cuanto a las precauciones, la bacaladilla es, en general, un pescado seguro y bien tolerado, aunque conviene consumirla en el marco de una dieta variada. Como ocurre con otros pescados, se recomienda atender a las pautas oficiales sobre frecuencia de consumo para evitar una exposición excesiva a contaminantes ambientales, aunque en esta especie los niveles suelen ser bajos.