Así es como tienes que cocinar la pasta sin preocuparte por el azúcar en sangre o problemas en el metabolismo, según una bioquímica

El sencillo truco para poder consumir pasta sin preocuparse por el azúcar en sangre

Guardar
Freepik
Freepik

La pasta es uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo, pero también suele generar dudas en torno a sus efectos sobre la salud. Aunque es deliciosa y nutritiva, su composición a base de almidón puede provocar picos de glucosa en sangre, algo poco recomendable para quienes quieren mantener un metabolismo estable o sufren diabetes.

La bioquímica francesa Jessie Inchauspé, conocida como la “Diosa de la Glucosa” y autora de varios bestsellers del New York Times, ha compartido un truco sencillo para disfrutar de la pasta sin comprometer los niveles de azúcar en sangre.

Para entenderlo, primero conviene recordar qué ocurre en el cuerpo cuando comemos pasta. Su ingrediente principal es el almidón, que está compuesto por cadenas de moléculas de glucosa. Durante la digestión, esos almidones se descomponen y liberan glucosa al torrente sanguíneo.

En condiciones normales, el organismo responde liberando insulina desde el páncreas para equilibrar los niveles de azúcar. Sin embargo, cuando los picos de glucosa son muy bruscos o frecuentes, se genera estrés metabólico, lo que puede derivar en fatiga, inflamación e incluso mayor riesgo de desarrollar resistencia a la insulina.

Al dente: la mejor forma de cocción

El primer truco que recomienda Inchauspé tiene que ver con el tiempo de cocción. “La pasta al dente se digiere más lentamente, lo que evita que la glucosa entre de golpe en el organismo”, explica la especialista.

Cuando la pasta se cocina demasiado tiempo, los almidones se deshacen más y el cuerpo los absorbe más rápido, provocando un pico brusco de azúcar en sangre. Esto no solo desencadena una mayor liberación de insulina, sino que también puede generar altibajos de energía a lo largo del día.

En cambio, la pasta al dente conserva su estructura, lo que retrasa la digestión del almidón y permite un aumento más suave y constante de la glucosa. De esta manera, los niveles se mantienen estables y se evitan las temidas subidas y bajadas de energía.

El truco del frío y el recalentado

Pero este no es el único consejo de la experta. Inchauspé recomienda un truco adicional: cocinar la pasta, dejarla enfriar en la nevera y, más tarde, recalentarla antes de consumirla.

Este sencillo proceso transforma parte del almidón en almidón resistente, un tipo de fibra que no se descompone tan fácilmente en glucosa. El resultado es que el organismo absorbe menos azúcar y los picos glucémicos tras la comida se reducen de forma notable.

Aunque estas recomendaciones son especialmente relevantes para personas con diabetes o prediabetes, Inchauspé asegura que cualquier persona puede beneficiarse de aplicarlas en su día a día. Mantener niveles de glucosa estables no solo ayuda a controlar el peso, sino que también mejora la energía y la salud metabólica a largo plazo.

La especialista insiste en que pequeños gestos, como controlar la cocción de la pasta o recurrir al truco del frío, pueden marcar una gran diferencia.

La conclusión es clara: no hace falta renunciar a la pasta para cuidar la salud. Cocinarla al dente y, siempre que sea posible, aplicar el truco de enfriarla y recalentarla, permite disfrutar de este plato tan popular sin miedo a los efectos negativos sobre el azúcar en sangre.

La ciencia, de la mano de divulgadoras como Jessie Inchauspé, muestra que la clave no está en prohibirse alimentos, sino en aprender a prepararlos de la forma más beneficiosa para el organismo.